El pasado 23 de agosto un centenar de productores frutihortícolas protestaron regalando fruta en Plaza de Mayo. La difícil situación que atraviesa la producción de frutas de pepita en el Alto Valle de Rio Negro confronta directamente con las promesas de reactivación que se efectuaron a fines de 2015. Vale la pena un pequeño análisis de la situación.

Exportaciones. Lejos de experimentar una recuperación, volvieron a exponer una retracción explicada por la inelasticidad al tipo de cambio en un contexto de demanda internacional contractiva. Las manzanas exportaron 65.103 toneladas en el primer semestre de 2016 contra 72.996 del año pasado, mientras que en las peras fueron 242.864 contra 261.118 del año anterior. Este año, tanto Brasil (principal comprador de manzana) como Rusia (pera) siguen mostrando debilidad al igual que en 2015 cayeron 15,76% y 54,80% respectivamente en comparación del primer semestre 2016-2015. Es importante destacar que, la manzana y la pera dedican un 20% y un 60% para la exportación respectivamente y el resto al  mercado interno y la industria.

El problema de la concentración. La alta concentración en pocos productores y empresas, tanto en materia de exportación como en producción y empaque, inciden en una asimétrica distribución de la renta que afecta al eslabón más débil, el productor. Expresión paradigmática de esta situación es la pérdida del seguimiento y destino de la fruta por parte del pequeño productor una vez que entrega su producción, quedando sujeto a la decisión de los eslabones más importantes de la cadena.

Los productores de frutas de pepita que poseen hasta 50 hectáreas representan 95,2% de la cantidad total de productores, pero sólo concentran 55,9% de la superficie declarada. Mientras que los productores de más de 50 ha representan 4,8% en cantidad y concentran 44,1% de la superficie declarada. Asimismo, las primeras 5 empresas exportadoras concentran más de 75% del volumen exportado. Finalmente, se manifiesta también una importante concentración en los empacadores de fruta en fresco, donde los que reciben más de 10.000 tns representan el 23% del total de los empacadores.

Precios de góndola y al productor una evolución diferencial. La radiografía de la concentración sectorial en sus distintas etapas- determina una desigual distribución de la renta, dado que se traduce en diferentes capacidades de acumulación y de fijación de precios a lo largo de la cadena.

Desde diciembre de 2015 se manifiesta un marcado aumento de los precios de la fruta al mercado interno mientras que se evidencia un virtual estancamiento de los precios al productor. Hacia julio 2016 el precio de la manzana en góndola era 2,56 veces el precio al productor, brecha levemente más baja que en marzo (2,82 veces), pero sin dudas más elevada que la existente en noviembre de 2015 de 1,76 veces. Similar situación se refleja en el caso de los productores de pera. Si la brecha era de 2,62 veces en noviembre 2015, ascendió a 2,8 en marzo, se agudizó a 4,61 veces en mayo, para finalizar el periodo en 2,69 veces en el mes de julio.

En definitiva, vemos que las asimetrías entre grandes y pequeños actores en la cadena nuevamente se imponen como variables sobredeterminantes en el análisis del complejo regional. Es imprescindible la participación activa del Estado para resolver estas problemáticas. Este era el sentido de la ley de Regulaciones de las Relaciones de la Producción y el Consumo, votada a mediados de 2014, que, entre otras cosas, establecía la conformación de un Observatorio de Precios y Costos para discutir márgenes de la cadena productiva y de comercialización. La decisión de Cambiemos de reducir cualquier debate a las leyes del mercado no hace más que perjudicar a los pequeños productores y beneficiar a un puñado de empresarios concentrados.