En la Ciudad de Buenos Aires, nos une el amor y el espanto
Cambiemos entre la libertad de mercado y las minorías en el marco de la meritocracia
Cambiemos viene ganando las elecciones en CABA desde hace 14 años, también cuenta con mayoría en la legislatura porteña y en los 13 de los 15 consejos comunales. Con estos datos podríamos sacar dos conclusiones, la primera es que el “Pro” logra interpretar con eficiencia las demandas de los porteños, y la segunda es que esta fuerza política consigue estar al frente de las peticiones y deseos de los habitantes de la ciudad, durante mucho tiempo. Es evidente que “Cambiemos en la ciudad” no es una isla política, es parte de un bloque ideológico bien definido, con actores, recursos, historia, objetivos y de orientación Neoliberal. Como ya mencionamos antes, “la alianza Pro -UCR” viene ganado en la ciudad desde hace 14 años; a partir de esto sería pertinente entender cómo funcionan ciertos mecanismos subjetivos a la hora de acumular poder político mediante el voto. Para el Pro en general, el mercado es el ámbito ideal para que las personas puedan satisfacer sus necesidades y realizar sus aspiraciones.
A su vez, el estado moderno, entre otras funciones, fue articulando algún tipo de regulación del mercado, atento a las asimetrías existentes. Este trabajo lo hace con mucho esfuerzo y no de forma lineal, hay avances y retrocesos. O sea, es un ámbito de conflictos. En el punto de “la regulación del estado”, surge la crítica del rezo liberal antes y neoliberal ahora, que se pregunta y nos pregunta: ¿y por qué habría que regular la interdependencia? ¿No es acaso el Ser humano capaz de administrar estas relaciones por sí mismo? ¿No son reales entonces las consignas de libertad, igualdad y fraternidad? ¿Necesitamos un carcelero que nos controle y nos vigile? Y peor aún, parece que ese político mandamás es corrupto y solo piensa en mantener sus privilegios, lo hace dominando con dadivas a los más débiles. Todos estos interrogantes para algunos sectores políticos tienen solución y es: “El Mercado sin regulaciones”. Este parecer sería el territorio para la realización de las potencialidades humanas, el ámbito de la libertad infinita y justa.
Y el protagonista es el individuo que se desarrolla a voluntad y que aprovecha las oportunidades que genera el mercado. Queda claro que el primer objetivo de este cuerpo ideológico es omitir la potencia que tiene la asociación entre las personas (sindicatos, organizaciones sociales, partidos políticos, cooperativas escolares etc.). Ciertamente, la vieja y eficiente consigna “divide y reinaras”.
¿Qué mecanismos utilizan estos bloques ideológicos para potenciar al individuo? En este caso hablaremos de la Meritocracia. A esta la podríamos definir como, una mezcla alquímica de tres componentes mágicos. En primera es estimular la idea que consumir nos pone a salvo de todas las carencias, ya sea material, afectiva, social etc. La consigna sería algo así como…”consumiendo, serás todo lo que quieras ser”. A este tipo de acto la llamamos “consumo esencialista”. El segundo componente es un mercado totalmente libre, en donde se asume que éste es el lugar donde se trabaja y con el fruto de tu esfuerzo e ingenio, y que se puede comprar todo lo que te hace falta para “ser”. Pero el requisito principal es que ese encuentro con el “otro” sea de forma individual, en un ámbito de sana competencia, en constante adaptación, sin regulaciones, intervenciones y tampoco con grupos de intereses colectivos. “En el Mercado si te esforzás, podés lograr todo lo que querés.” Y el tercer elemento, se puede resumir como la necesidad de que se respeten ciertos valores “naturales”, ya que justamente ellos son los que sostienen este orden y permiten que la flexibilidad del ámbito económico funcione, la premisa sería “respetar el orden moral que sostiene al mercado”. Todo ámbito de libertad, necesita un marco que lo contenga. “no confundir libertad con libertinaje.”
Este alquimista en la Argentina del siglo 21 es y fue “Cambiemos”. El territorio donde mejor concretó su derrotero es la ciudad de Buenos Aires. Lo sorprendente y complejo es que durante 7 elecciones los porteños votaron por esta rara mezcla de consumo esencialista, libertad de mercado con conservadurismo moral.
La supremacía electoral de “Cambiemos” es multi causal. Por un lado, sabemos que los medios influyen, pero no tanto. También, es verdad que gobernar un distrito sub nacional muy rico no es lo mismo que un país, la prueba esta que cuando “el Pro -UCR” gobernó a nivel nacional solo ganó la elección legislativa de 2017, en el 2019 perdió.
Enumerados estos dos aspectos, empecemos a analizar su ideología. Primero nos preguntamos ¿si este dispositivo de sentido es tan malo para las personas o grupos?, ¿por qué lo eligen?, ¿lo hacen porque se lo imponen? O acaso ¿sus votantes son ignorantes, tontos, malas personas o ingenuos? No creo que estas sean respuestas adecuadas.
Es aquí donde entendemos que “la meritocracia” fue eficaz para regular la vida cotidiana de las personas. ¿Pero cómo se internaliza este mecanismo? La respuesta es, a través de la idealización e identificación. Entonces, ¿cómo se convierte en un “Ideal” el consumo esencialista, la libertad de mercado con conservadurismo mora? Por un lado, este sistema de valores llega a la sociedad a través de muchos canales, publicidades, testimonios de éxito etc. Y lo reafirman distintos actores como empresas, medios de difusión etc. Por otro, hay una predisposición de ciertos colectivos sociales a tomar estos objetivos y formas de alcanzarlos como propios, a partir de su historia personal, familiar o social.
Por eso entre la difusión masiva, los poderosos actores que apoyan esta ideología y los recorridos históricos de los diferentes colectivos sociales, este dispositivo va tomando un lugar como verdad ideal para un amplio sector de la población y así pasan a formar parte de su “propio ideal”, esto se verifica cuando vemos que algunos individuos o sectores cambian de convicciones, hay personas que llegan a ponerse en ridículo y otros inclusive ponen en riesgo su propia vida de forma heroica con tal de defender “este modelo” [consumo, mercado y republica]. Por otro lado, una amplia mayoría aceptan “estas verdades” sin críticas, no pueden ver el tipo de relaciones de poder que existen detrás de este andamiaje de sentido.
Además, se identifican con aquellos que ven a este “ideal” [consumo, libre mercado, republica] con admiración. Esta forma de pertenencia ideológica, refuerza una identidad cerrada. Así mismo, estos grupos políticos irradian la creencia que tienen la posibilidad de organizar con éxito las expectativas de toda la sociedad. Por lo tanto, se puede concluir que la adscripción a esta ideología se resume en “nos unimos entre nosotros por amor al ideal”: consumo, libre mercado y republica. Y vemos al “otro” con espanto.
Ahora, ¿por qué le asignamos a los votantes de “Cambiemos” una especie de razonamiento que podríamos resumir como “elijo lo que no me conviene” y los votantes de otros partidos políticos no? La respuesta es simple, la realidad material que produce esta ideología es perjudicial para las mayorías. La prueba es que el neoliberalismo estuvo al mando del Estado nacional de manera directa e indirecta el 70% de los últimos 45 años, donde las condiciones de vida del país, fueron desmejorando permanentemente.
*Licenciado en Sociología. Coordinador Del Observatorio de pensamiento Neoliberal. Centro de Estudios Nacionales Arturo Jauretche. https://cenjauretche.wixsite.com/eljauretche