Hace unas semanas se conoció el tercer reporte técnico del staff del FMI. Como otras veces, el FMI realiza estimaciones sobre el perfil de sustentabilidad de deuda, es decir, la capacidad de repago de su deudor. Al observar el detalle de la estimación, el FMI considera que en 2020 no solo no habrá fuga de capitales (FAE) sino que habrá un ingreso neto de dólares por USD 11.019 M. Para tener una idea,  esto equivaldría a que no se fuguen divisas en todo el año e ingresen dólares equivalentes a un blanqueo como el llevado adelante en 2016. Poco probable. Pero eso no es todo, incluso bajo este supuesto el mismo FMI considera que la  deuda argentina resulta “sustentable, pero no con una alta probabilidad”. [1] 

En este sentido, y desde el CESO, realizamos estimaciones sobre escenarios futuros de saldos del sector externo en tres situaciones: tranquilidad, corrida cambiaria y bancaria. En nuestras estimaciones, y corrigiendo excesivo optimismo, en cualquiera de estos casos la economía argentina necesitaría una inyección adicional de dólares de USD 11.000M y USD 46.000M. Y todavía no se empezó a devolver la que nos prestaron.

Entre 2022 y 2023 Argentina deberá devolver un total de USD 43.777 millones, el equivalente a 20% de nuestras exportaciones cada año. Este monto es impagable y deberá renegociarse ya sea refinanciando vencimientos o estirando los plazos de devolución.

Y acá aparecemos nosotros. Hay una famosa cita en la jerga financiera que dice “cuando uno le debe USD 10.000 al banco y no puede pagarlos, tengo un problema. Pero cuando uno le debe USD 100 millones al banco y no puedo pagarlo, el banco tiene un problema”. Lo mismo pasa con Argentina. A fin de año Argentina representará el 61% de la cartera de deudores del FMI, muy por encima de Egipto que está en segundo lugar con 13%. Entonces, todos se preguntan qué hacer.

El FMI, EEUU y el gobierno de Cambiemos piensan que, de triunfar en octubre, hay que reconvertir el acuerdo stand by a uno del tipo Programa de Facilidades Extendidas (Extended Found Facility, EFF según sus siglas en inglés). Según el estatuto del mismo FMI, los acuerdos de stand-by corresponden a préstamos de corto plazo en el balance de pagos. Los desembolsos están sujetos a monitoreos (típicamente trimestrales) y suelen exigirle a los países programas de estabilización basados en ajuste fiscal y libre flotación del tipo de cambio. Los acuerdos de EFF, son condicionado a ajustes estructurales. Los desembolsos se dan todos juntos y el programa de monitoreo anual. Sin embargo, las exigencias vienen acompañadas con programas de ajuste estructural. Es la llave para las privatizaciones, la venta de los activos del FGS, una nueva ley jubilatoria, la venta de empresas públicas como YPF, bancos y empresas de generación de energía.

*Economista, CESO- Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz