El regreso del cine ¿Butacas o sillones?
Vuelven las ficciones en un nuevo panorama que abre debate ¿En qué ventanas reinarán los contenidos? ¿Sala de cine o el living del hogar? La pandemia funcionó como un catalizador, acelerando cambios socioculturales y generando que ciertos hábitos tradicionales muten hacia las nuevas tecnologías.
El arte es la voz que grita aquello que muchas veces permanece oculto en una sociedad, es esa representación cultural y social que nos identifica y nos hace indagar, re-pensar. El arte señala hacia un destino, pone una lupa en ciertos temas sensibles, analiza, expone y critica. Hoy todo arte en su conjunto parece estar destinado a plasmarse en el mundo digital de las nuevas pantallas. Esta vez, el séptimo arte, es quien se está transformando de la mano de los nuevos hábitos y cambios socioculturales.
El protocolo no alcanza
En Buenos Aires, como en grandes ciudades del mundo, la apertura de las salas de cine ha sido una noticia esperada por muchos, y se podría decir más específicamente, por muchos románticos cinéfilos. ¿Por qué podemos afirmar esto? Porque si bien el cine es una experiencia social y masiva, aun en plena pandemia mundial, las salas con distanciamiento, y aforos muy reducidos, no es la ventana que era para el espectador común. El miedo ha hecho que el público aún no se anime a las butacas y la proliferación de plataformas es una batalla que recién parece comenzar.
El distanciamiento sanitario juega en contra a la hora del disfrute de un evento social, el contagio (y no hablamos de enfermedades) sino del “contagio emocional” que se daba en una sala con el resto de la audiencia era también un elemento base de la experiencia cinética. Hoy vemos que esas salas, tienen una capacidad mínima, y respetan las mismas rondas de proyección que antes (es decir las funciones no aumentaron) y esto hace que la venta de tickets por sala y función sean bastante menores a los indicadores normales de concurrencia.
El estreno, la muerte de la exclusividad
La pandemia Covid 19 ha generado una bisagra y esto ha producido que los grandes estudios de cine empiecen a ver a las plataformas como única ventana de estreno. Las grandes empresas de plataformas no solo comercializan, también producen y a gran escala, con presupuestos que superan a los de las grandes productoras de Hollywood.
Esa exclusividad de estreno en sala de cine, con horarios de proyección está siendo una antigua tradición. El menú de elección de cuando y donde quiero, apresura sus pasos, y los productores apuestan a darles estrenos a los usuarios (suscriptores) y nostalgia de sala de proyección a los espectadores. Algo está claro, a este ritmo, la exclusiva de estrenos en sala de cine, será parte del pasado.
Retornar al ritual social
Tampoco es ninguna novedad que las plataformas son el reinado de las series y documentales, y que en cierta manera hasta hace muy poco las salas de cine con enormes pantallas, eran el lugar de los estrenos de los tanques fílmicos. Pues parece que, si bien en muchos países se ha vuelto a cortar tickets, la cosa no es igual que antes. Los hábitos de consumo están cambiando y en muchas regiones se reafirma que las salas ya no son el reinado de las películas. Las plataformas ahora estrenan también tanques de cine, incluso obras diseñadas para proyección en grandes pantallas (imax) que han sido visualizadas pro primera vez a través de smart y app de celulares.
En todo el marcado solo se está trabajando con el 30% de capacidad y con ganancias que son mínimas. Las grandes cadenas de salas invitan a los espectadores que vuelvan pero estos, aun por temor y también por nuevas costumbres, se hacen esperar. Es que claro, las plataformas también comenzaron a “estrenar” los nuevos títulos, y ante la pandemia, el smart tv de buenas pulgadas en el living se ha convertido en esa sala privada de cine. Los precios de las entradas no se han modificado e incluso en regiones han aumentado. Muchos se preguntarán, si tengo una suscripción mensual y veo los mismos estrenos que me brindan en una sala ¿Cuál es el diferencial? No existe duda alguna que no es lo mismo un gran led de muchas pulgadas que una pantalla gigante de cine, que no es igual una ambiente de hogar que una sala con sonido envolvente. Pero ojo, que los pochoclos también están en el living del hogar. Hoy la gente parece elegir “el delivery de ficciones en el living”.
La economía global parece no estar ayudando a los eventos masivos y sociales, el cine es uno de ellos, y como tal sufre en esta batalla de ventanas de exhibición. No es lo mismo disfrutar una experiencia audiovisual con conocidos o familia que con muchísimos desconocidos. Esa carcajada o llanto del espectador de las filas del fondo que contagiaban tardan en aparecer. El cine de sala no morirá, pero está atravesando una fuerte tormenta de cambios. La proyección es una experiencia social masiva que propone el acercamiento con el otro, y en estos tiempos que corren eso está fuera de las reglas. Algo está claro, la salida con amigos o la cita también se está redefiniendo: “te invito al cine” se está enfrentando a “te invito a ver Netflix”.
*Director Diseño Audiovisual UADE. Twitter: @ramisanhonorio