Javier Cantero: “Me gané enemigos bastante más complicados que los barrabravas”
El ex presidente de Independiente de Avellaneda se acercó a Diagonales y contó su lucha contra las barras y el entramado mafioso del sistema que lo dejó afuera del terreno de juego
En un martes de lluvia en la ciudad de La Plata, el ex presidente de Independiente de Avellaneda, Javier Cantero, se acercó a la redacción de Diagonales para sumarse al Íntimo y contar su experiencia en el combate contra la violencia en el fútbol.
Su infancia en Quilmes, la relación con su padre, el estudio universitario como cuenta pendiente por haber tenido que trabajar para ayudar a su familia, su llegada a la vida institucional del club de Avellaneda, su pelea contra las barras, su relación con Grondona y los dirigentes del fútbol, fueron algunos de los temas que tocó en conversación con este portal.
Además, aseguró que se ganó enemigos más poderosos que los barrabravas, entre los que mencionó a la policía y a una parte de la dirigencia política. Quiénes lo ayudaron y quiénes lo dejaron solo. Todo en este íntimo que podrás mirar o leer a continuación.
¿Cómo estas hoy en lo personal?
-Bien la verdad que encuentro muy bien. Soy un sexagenario que vivo con mi esposa, tengo tres hijos y muchos nietos. La verdad que nos llevamos muy bien, estamos muy tranquilos después que pasé algunas etapas bastantes ríspidas, me vino bien esa tranquilidad. Volvimos a la vida de novios sin la preocupación de ver a qué hora vuelven los chicos.
¿Cómo fue tu infancia?
-Fue en Quilmes centro, de una familia clase media baja. Fui a un colegio público tanto en el primario como en el secundario. Y después las cosas típicas de un adolescente en los setenta, en el año ’70 tenía trece años y ahí es donde empecé a salir solo y a bailar. Quilmes es una ciudad con una vida social interesante. En aquel momento había boliches bailables, restaurantes ahí en Calchaquí cuando no había autopistas y uno no iba tanto a la Capital. Mi papá era tapicero, lustrador. Un hombre muy habilidoso con las manos y tenía también un negocio de muebles viejos, usados. Asi que viví siempre jugando a la escondida y sentándome en esos sillones que él vendía.
¿Qué pasó en tu adolescencia que tuviste que salir a trabajar?
-Tenía que ayudar un poco y por eso tuve distintos tipos de trabajo. Empecé en una fábrica de arandelas. Y después fui pasando por distintos lados, atendí en una librería que para mí ya estar limpito en el mostrador era ya un avance. Después trabajé en la cervecería Palermo como empleado hasta que allí gané un concurso y a partir de ahí me cambió bastante la vida. Gané un concurso que era de computación, no existía la informática, se hablaba de centros de cómputos y con ese dinero del concurso me compré una computadora que era muy renovadora en ese momento y ahí me cambió un poco la vida porque mejoré mi situación económica. A pesar de que tuve un defecto bastante grande que es que como me empezó a ir bien económicamente y pude ayudar a mi familia, no tengo un título universitario y creo que es algo que me quedó ahí en el tintero y nunca me perdono.
“No tengo un título universitario y creo que es algo que me quedó ahí en el tintero y nunca me perdono”.
¿En qué momento llega Independiente?
-Para mí ir a ver Independiente era algo difícil y lejano. Yo veía las tapas del Gráfico y me volvía loco, pero en el barrio iba a ver Argentinos de Quilmes y veía los clásicos Quilmes y Argentinos de Quilmes. Hasta que siendo adolescente pude empezar a ir a ver a Independiente yo solo porque si no tenía que llevarme mi papá y trabajaba y no podía. Ahí vi los grandes equipos, pasé por la etapa tan linda de Independiente que ganó tantos títulos. Y había una pasión que me tiraba ir a ver a Independiente.
¿Cómo fue que se despertó esa necesidad de ser Presidente de Independiente?
-En realidad nunca la tuve. Mi ídolo era Bochini y un día hice una ordenanza municipal y tuve que ir a hablar con todos los concejales y con el intendente para cambiarle el nombre a la calle Cordero por la de Ricardo Bochini, ahí me hice un poco conocido en el club. A partir de allí en el club tenía algunos inconvenientes y con un grupo que conocí cuando hicimos lo del cambio de nombre de la calle, me puse a trabajar y a presentar proyectos para el club, eramos muy democráticos. Entonces en un momento hubo una elección a ver cómo se iba a formar la comisión directiva y yo quedé como presidente. Pero fue de casualidad, no es que tenía en la cabeza la idea de meterme en la política del club.
¿Qué se te vino a la cabeza cuando llegaste a ser Presidente del club aunque no lo hayas buscado?
-Una gran emoción por mi viejo que no pudo ver ese momento. Y también una gran responsabilidad porque era un momento difícil del club por las deudas, el promedio. Entonces había que poner un poco el pecho ahí y bancar las balas. Las cosas no salieron bien en lo deportivo. Sufrí mucho, alguna vez dije que después del fallecimiento de mis padres, la tristeza más grande que tuve en mi vida fue sufrir el descenso de Independiente.
“Sufrí mucho. La tristeza más grande después del fallecimiento de mis padres fue el descenso de Independiente”.
¿Tu lucha contra las barras crees que influyó en el descenso de Independiente?
-Cuando asumimos tenía tres grandes problemas. El problema económico que estaba a punto de la quiebra. El tema del promedia que era muy grave. Y el tema de la violencia, que los que íbamos a la cancha veíamos que la barra pegaban e insultaban. Y tomamos los tres temas al mismo tiempo. Cuando me preguntan sobre este tema yo respondo con otra pregunta “¿usted qué hubiese hecho?” Porque una vez fui a hablar a la universidad de periodismo deportivo y los hice dudar cuando me plantearon “bueno, pero no le parece que con los problemas que tenía no tendría que habérsele enfrentado a las barras”. La pregunta es si le tendría que haber pagado a la barra. Quién se anima a decir “yo le pago a la barra”, ¿quién hace eso? Yo no lo hubiese hecho jamás, a parte hice una campaña diciendo que no lo iba a hacer jamás y en ese caso cumplí. Me fue mal, y quizá seguramente en esa batalla arrastramos algunos lauros del club, pero lo habíamos dicho previamente en la campaña que íbamos a pelear contra las barras. Por supuesto que nadie nos creía. Todo el mundo decía que ‘sí, todos dicen lo mismo y después arreglan’.
Después salieron a decir que cuando me fui había dos barras. Una estupidez porque obviamente cuando vos sacas a un general hay dos que se pelean por su puesto. Y si echas a treinta, hay ocho más que quieren aprovechar ese vacío de poder que hay.
“La policía era como dos manos de un mismo cuerpo con respecto a la barra”.
El tema es que en ese momento los dos que eran Bebote y Loquillo, yo le había aplicado el derecho de admisión, ahora es fácil decir para un club ‘le aplico derecho de admisión’ porque le aplica el Estado, los dirigentes no tienen tanto riesgo. Antes, lo teníamos que hacer nosotros y firmar. Y era más complicado. Sobre todo que no teníamos policía a favor. La policía era como dos manos de un mismo cuerpo con respecto a la barra. Y a la policía le convenía que fuera un partido de peligro porque ponía más cantidad de efectivos. Después yo iba a contar los policías con un escribano. Me cobraban 1200 policías y me ponían 300. A partir de allí me empecé a ganar enemigos bastante más complicados que los barrabravas. La policía es uno de ellos. Es un sector muy peligroso. Maneja armas y tiene autorización para usar armas.
“Me gané enemigos bastante más complicados que los barrabravas”.
En el día de la famosa asamblea que me tiran los sillazos no había un solo policía, estaban todos en la calle. Lo mismo que la política. En la política algunos ministros me dijeron ‘¿a dónde quiere llegar con esto? Le piden 600 entradas, deles 300’. Querían ir muñequeando la situación como dicen habitualmente. Nosotros pensábamos que no había que hacerlo. Yo era el presidente, pero yo estaba en el palco los días del partido y con custodias. Los chicos nuestros eran los que estaban mirando viendo si se colaba uno de los que tenía derecho de admisión. Una de las pocas cosas que me llevo de ahí positivas es que esos chicos me tienen respeto porque vieron que yo no metí la mano en la lata, cumplí con lo de combatir la violencia, y bueno por lo menos los puedo mirar a la cara con tranquilidad.
¿La policía y la barra van de la mano?
Sí, sin dudas. Es bastante normal en este sistema –aclara que no todos son iguales- que en las comisarías haya algunos policías y sobre todo con algunos que tienen cierto rangos de importancia que no cumplen con las leyes y es más, saben cómo violarlas y se llevan una ganancia. Con la excusa de que ganan poco y arriesgan la vida. Que debe ser cierto y ojalá la policía ganara muy bien. Pero cuando uno ve un uniforme a veces se asusta en lugar de tener tranquilidad. Y la verdad que eso es una preocupación.
“Es bastante normal en este sistema que haya algunos policías que no cumplen con las leyes y saben cómo violarlas para llevarse una ganancia”.
Para que vean cómo es el sistema. En ese momento había visitantes y a los visitantes les correspondía un porcentaje del dinero recaudado por las entradas generales y ese día las tribunas estaban llenas y cuando vino el presidente de Godoy Cruz de Mendoza me mostró una planilla donde había mucha menos gente, pero yo había previsto eso porque ya me había pasado antes y habíamos puesto también escribanos en las entradas con unos cuenta ganados y habíamos contado la gente que había entrado. Por lo tanto le exigimos que nos pagaran lo que nos correspondía. La semana siguiente me llama Grondona y me dice ‘Javier, qué pasó en Mendoza’. Yo le dije que nada, que no sabía de qué me estaba hablando. Y me respondió: ‘Como que nada, que es eso de que empezas a contar a la gente que entra a la cancha. Así no es el sistema’. Eso fue uno de los temas que me quedó dando vueltas en la cabeza. El engranaje era y me lo aclaró él. “Cuando vengan a Avellaneda vos hacele lo mismo a ellos”. O sea que era una sociedad de engaños mutuos, todos hacíamos trampa y todos mirábamos para otro lado.
¿Te pasó de personalidades que salían en los medios a bancar tu lucha y que por abajo tenían otra actitud quizás?
-Sí, sí. Hubo algunos que sí. Hubo de todo igual. Y esto no tiene que ver con un partido político en particular. Yo creo que en todas las ideologías hay gente buena y que no lo es. Por lo menos es mi experiencia. En su momento sentí que hubo gente que me apoyó en serio. Por ejemplo la actual ministra de Seguridad Patricia Bullrich era una obsesiva con ese tema, venía a la cancha y se pagaba la entrada como legisladora para que no dijeran que pasaba por eso. También me pasó con Pinedo, pero también me pasó con Abal Medina que no era de Independiente pero su padre y su tío habían sido de Independiente y siempre recordaba eso y quizá por una cuestión emocional también me apoyó bastante. Y Vicky Donda cuando estuvo en el momento que estaba sufriendo el poder de personas que no eran sus padres, esa persona era socio de Independiente y la llevaba a ella y a la hermana a nadar a la pileta.
“La actual ministra Patricia Bullrich era una obsesiva con el tema de la violencia en el fútbol”.
Esas cosas se fueron armando y te encontras con personas de distintos partidos. Después lo que conté hoy cuando volví de La Plata de aquella reunión hice reunión de comisión directiva y plantee que estábamos solos.
¿Te dieron la espalda los dirigentes del fútbol en esa lucha? ¿Grondona te apoyó?
-Enrique Lombardi me apoyó mucho. Me apoyó mucho y la pasó mal por apoyarme. Entonces yo creo que la postura era “Cantero es un loquito, dejémoslo”. Pero si aparecían dos o tres que salían a apoyar por ahí me convertía en un loquito peligroso. En cambio así era un libre pensador, una individualidad. Y a Quique Lombardi a quien aprecio mucho, lo castigaron más que a mí, quizá para mostrarle a los demás lo que les podía pasar. Yo lo que les digo lo puedo probar. Hay cosas que se dicen que no puedo probar. Algunos te dicen “como te metiste con la barra te tiraron los referís en contra”, “como te metiste con la barra no te dieron la plata que correspondía”. Esa reunión no estaba adelante mío. Si sucedió, que no me consta para nada, fue en un rincón oscuro donde yo no me enteraba lo que estaba sucediendo.
¿Qué te pasaba cuando viste ese viraje en los hinchas que en un principio bancaban tu lucha y que después por cuestiones futbolísticas cambiaron de parecer?
-Eso es muy interesante porque el periodismo siempre mira a los barrabravas, a los policías, pero el hincha común que hay varios, está el que protesta e insulta al árbitro y hay otros que son bastante violentos. Me parece que la pasión tiene demasiada buena prensa. Después los barrabravas la tienen clara, saben cuáles son sus objetivos, quieren ganar dinero, quieren recaudar, viven en countries. Pero los hinchas comunes, esos que le tiran una piedra a un ómnibus como nos pasaba a nosotros tantas veces. Desgraciadamente era bastante habitual. Después otra práctica común es esa que te mandan mensajes por celular de la peor calaña, de la peor que te puedas imaginar, o amenazas, obviamente de muerte pero también te hablan de la familia. Algunos de ellos no eran barrabravas, eran supuestamente “apasionados”. Yo creo que hay que tener cuidado porque en realidad son la mayoría. Es decir, la barrabrava en un club grande son 400 o 500 con un anillo de idiotas útiles. Después hay un montón de gente que va a ver el partido como corresponde, pero hay muchísimos otros que se convierten en peligrosos.
¿Qué fue lo que te llevó a renunciar a la presidencia?
-Esto que voy a decir es muy importante. Cuando al club no le quedaba ni un peso, Grondona me dice “anda y vendé la publicidad del club por los próximos tres o cuatro años”. Entonces vos te quedabas con la marca de la camiseta, la publicidad. Y yo le dije “no, si yo hago eso soy igual que mi antecesor y yo hice campaña diciendo que eso no había que hacerlo”. Y él me dijo que no podía tener esos razonamientos, me trató como un zonzo. Y yo preferí ser un zonzo en ese caso.
Entonces, ¿Grondona no te ayudó?
-Sí, perdón. Grondona tuvo una relación muy cercano conmigo. Tenía varios pasos para llegar a él. Primero te atendía en la AFA. Me acuerdo que la primera vez que me vio yo había ganado una elección con muchos políticos del otro lado. Estaba Cacho Álvarez, José López, estaba el intendente de Florencio Varela, había mucha gente y nosotros le ganamos y fue el presidente de la historia de Independiente más votado de la historia. Y creo que se dio porque la gente no quería a los políticos. La primera vez que me vio Grondona me dijo “no te agrandes porque no le ganaste a nadie”. Tratando de minimizar ese triunfo. Después cuando establecí cierta confianza pasé a la estación de servicio y después a su casa. E trato era como paternal, era un viejo zorro con mucha experiencia. Todo pasaba por él. El referí del domingo, el horario, las suspensiones. Todo pasaba por él.
¿Bebote también pasaba por él?
-No lo sé, lo único que sé de la relación de él con Bebote fue que un día entró a AFA, hubo una reunión en la biblioteca, creo que fue por unas entradas al mundial. Bebote entró y lo abrazó y lo besó. Por supuesto que Grondona me dijo que se lo sacó de encima. Y Bebote decía que lo había ido a besar porque lo apreciaba. Pero yo no estaba presente en ese momento así que no lo sé. En realidad, Grondona no generaba la barrabrava. Dejaba ser. Cada presidente hacía lo que le parecía.
“La primera vez que lo vi a Grondona me dijo ‘no te agrandes que no le ganaste a nadie’”.
¿Cómo ves esta AFA? ¿Y le crees al Gobierno cuando dice que encarará una lucha contra las barras?
-No sé cómo está la AFA. Conozco los personajes porque muchos estaban conmigo en el comité ejecutivo. Preferiría no dar una opinión.
¿Y le crees al Gobierno cuando dice que encarará una lucha contra las barras?
Te reitero, Patricia Bullrich es una persona que la conocí cuando no era ministra, era una simple diputada y vino muchas veces a verme y creo que es honesta en lo que está diciendo. No lo dice de ahora, lo dijo de siempre y en los setenta era una persona que estaba en una situación de poner el pellejo. Me parece que su forma de ser es esa.
“Macri fue presidente de Boca y Boca tiene una de las barrabravas más grandes”.
Después en las políticas, Macri fue presidente de Boca y Boca tiene una de las barrabravas más grandes que hay. Y estoy seguro que se dice “bueno nosotros la soportamos, no es que la solventamos”. Bueno yo creo que ese es el problema. No hay que soportarlo más, hay que terminar. Ahora con este papelón de que jugaron el partido en España. Parece que no hubo tantos desmanes, entonces qué pasó. Pasó que se hizo en otro sistema. Un sistema donde la policía no acuerda con ellos, los políticos no acuerdan con ellos, con un árbitro que era de otro lado. Es decir, lo hicieron con otro sistema y así parece que funciona.
Uno veía que cada vez que aparecía Bebote en los medios, lo celebraban, y hoy Bebote está preso ¿Qué sentís vos?
-Mirá, Bebote desde la cárcel le dijo a Gustavo Grabia “cuando estaba Comparada, vivíamos en el Club; cuando vino Cantero tuvimos que aprender a vivir sin el Club; y cuando vino Moyano, empezamos a vivir del Club y del Sindicato”. Yo esa frase no me la quita nadie. Es para colgarla en un marquito, porque en realidad fue un acto de sincericidio. Hoy te dicen que no hay barrabravas, bueno todos sabemos que no es así.
“Bebote fue para mí uno de los que más dolores de cabeza me dio, pero nunca me engañó”.
Bebote fue para mí uno de los que más dolores de cabeza me dio, pero nunca me engañó. La primera vez que lo vi me trajo una lista de gente que estaba presa y me pidió plata para darle a cada uno de los familiares de esas personas que había caído peleando para Independiente. Obviamente no le di nada y a partir de ahí nació esa relación fea que tuvimos, pero nunca me engañó.
Holan criticó tu gestión y la calificó de inepta, ¿qué tenes para decir?
-Nada. Es un empleado del club y puede decir lo que quiera.
Pero ¿te sorprende? Porque también pasó en alguna medida por lo que pasaste vos.
-No, no me sorprende. No tengo nada que decir, es su opinión. No te voy a decir que la respeto porque no es así, pero tiene derecho a decir lo que quiera.
¿Qué imagen te gustaría que quede de Javier Cantero?
-La verdad que mi imagen está relacionada con Tomi, Simón, mis nietos. Me gustaría que ellos si alguna vez alguien le habla del abuelo, no le hable mal. Pero no tengo afán de figurar desde el punto de vista futbolístico.
¿Qué opinión tenes de esta legislación que promueve el oficialismo contra la violencia en el fútbol?
Mientras se va depurando este sistema, esta legislación puede empezar a darles un poco más de miedo a los barras. En el sentido de que si me ven cobrando como trapito, ya no es una contravención, ya es una pena. Y la segunda o tercera vez que te ven te meten preso. Entonces puede llegar a mejorar las cosas. Después si hablamos de la sociedad es otra cosa porque si se van los violentos del fútbol, no es que se van a su casa a portarse bien. Se van a hacer otra cosa.
Se habló mucho de la posibilidad de que las sociedades anónimas lleguen a los clubes, ¿qué opinas?
-Que voy a ver hockey a partir de ese momento. Yo no puedo hinchar para una marca, soy sincero. Es un problema mío, no puedo hinchar por una marca o una empresa. A mí lo que me identifica es el sentido de pertenencia. Acá en La Plata por ejemplo, Gimnasia tiene una personalidad que es diferente a la de Estudiantes y cada uno está orgulloso de eso. Esto de que se quiere suavizar todo a través de una marca y alguien que venga a poner dinero y se encargue de eso, no me representa.
“Si las sociedades anónimas llegan al fútbol voy a ver Hockey”.
Soy de una época donde los jugadores de fútbol duraban más tiempo en los clubes. Bochini estuvo 19 años en Independiente. Te marca mucho eso. Me costaría mucho. Además hay demostraciones de Sociedades Anónimas que se han fundido manejando clubes y de entidades sin propósito de lucro que han durado más que las empresas. Creo que lo que están queriendo hacer ahora es darle la posibilidad a los clubes de que sean sociedades anónimas. En cuanto se abra esa posibilidad aparece el sucio dinero, como dice Sabina. Es como el juego, imagínate si a todo este tole tole que tenemos en el fútbol le agregamos las apuestas. Directamente ya el dinero que se manejaría sería imposible. Cuando hay mucho dinero eso ensucia todo y para mí las apuestas es también un peligro que ojalá nunca llegue al fútbol.
Hay una frase famosa en el fútbol que dice que Julio Grondona era “un mal necesario”…
-(Risas) Me hace acordar a la gente grande cuando dice que “bien me vino ese cachetazo que me pegó mi padre”. Yo nunca le pegué a mis hijos eh y me respetan. Me parece que es de otra época eso. Eso de que tiene que haber un capo que maneje el joystick, la verdad que no le encuentro sentido. Además sabes cuál es el problema, que un día se muere y no es tan fácil reemplazarlo.
¿Cómo lo ves a Moyano hoy en Independiente?
-No sé, no sé si tienen reuniones de comisión directiva, no sé cómo toman las decisiones. No lo sé, sinceramente. Estoy totalmente alejado del club, para mí es sano eso. Y trato de seguir el régimen en ese caso (risas).
¿Te duele estar alejado del club?
-Cuando vos fuiste dirigente de fútbol o fuiste director técnico hay algunas cosas que las ves distintas. No es como las ve el hincha. Por supuesto que seguís siendo hincha y queres ganar, pero algunas cosas las ves distintas, intuís algunas cuestiones porque sabes que no es todo tan así como se dice.
¿Te desenamoraste un poco del fútbol?
-No, el fútbol es divino. Pero es el sistema que maneja el fútbol…
Por último, ¿de qué te arrepentís?
-De tantísimas cosas. Como yo soy católico, me confieso y eso me liviana las cargas.