A la hora de escribir estas líneas, decenas de miles de personas ocupan desde hace dos días 1243 escuelas y 869 edificios públicos de Catalunya, para evitar que la Guardia Civil asalte y clausure esos espacios designados como sedes electorales.

Yo ahora he descansado 4 horas y como está tranquila la situación puedo escribir estas líneas.

En la escuela El Sagrer del barrio de Sant Andreu de Barcelona, mi hija de 10 años con su madre han pasado 2 días de actividades interrumpidas, como se puede ver en los enlaces del final de este artículo. De esta forma, al estar ocupado un edificio no puede ser clausurado, pues sería una privación de libertad sin ningún amparo legal, sería un secuestro, lo que llevaría a los policías directo a la cárcel.

Toda esta gente normal, familias trabajadoras, empresarias, comerciantes, son conscientes que están violando las leyes españolas y acatando las del Parlamento Catalán.

El objetivo no es solamente votar en el referéndum totalmente ilegal para el Reino de España, también significa el paso definitivo para construir una Republica catalana, democrática, igualitaria y social.

Y esto sucede pese a las amenazas, al envío de 10.000 policías y la temida y violenta Guardia Civil, la que fue el brazo armado del sanguinario terrorista de estado General Franco.

Pese también a las fundadas sospechas de que el atentado de La rambla fue permitido, ocultando información de los terroristas para justificar el despliegue del ejército español.

Una revolución popular, en toda la regla, pues los partidos políticos independentistas fueron obligados a iniciar este rumbo, cuando las organizaciones sociales pusieron al gobierno catalán, entre la movilización y la pared.

Es decir que estos políticos están haciendo lo que el pueblo quiere: la independencia.

 UNA REVOLUCIÓN pacífica en la cual las masas violaron todas las leyes fundamentales del estado. Desde el 2007 se han realizado manifestaciones de 1.5 y 2 millones de personas, en un país de 7.5 millones de habitantes.

Es como si en la Argentina salieran a manifestarse 8 millones.

UNA REVOLUCIÓN porque se trata de derribar por la vía de la sedición las estructuras del Reino de España, impuestas por los franquistas en la mal llamada transición de 1978, y construir un nuevo estado, independiente con forma de república a través de una asamblea constituyente, libre y soberana.

Social e igualitaria. Las leyes aprobadas ya por el Parlament de Catalunya, que entraran en vigor luego de la previsible victoria del SI, definen esta forma de organización estatal.

Pero no son solo leyes a futuro. El actual gobierno ha avanzado algunas características, dentro de las competencias actuales: la Renta Mínima garantizada que pagará 644 €uros a toda persona que no tenga un ingreso estable, la sanidad universal, total y gratuita, en aplicación del derecho humano a la salud, la construcción de miles de viviendas de propiedad pública, para jóvenes y personas sin un hogar.

La acogida de miles de refugiados y la ley de acogida para los inmigrantes, basada en el respeto a la carta de DDHH.

Cuando lean estas líneas, quizás ya estemos festejando la victoria, o quizás la barbarie organizada española, a través de sus cuerpos arado hayan impedido nuestra libertad.

Como decía el uruguayo Viglietti, para bien o para mal, nada va a quedar igual.

Si ganamos, Puigdemont pasará a ser presidente del estado catalán hasta las elecciones constituyentes, Rajoy caerá y España entrará en una crisis de consecuencias no previsibles, su economía caerá en picado y la lucha por la independencia del país vasco y Galicia serán las siguientes, aunque no inmediatas. 

En la dirección de esta lucha, hay muchas personas argentinas, desde el nº 2 de Barcelona, el tucumano Gerardo Pisarello, el diputado Echenique de Zaragoza, y el bahiense, Albano Dante Fachin, líder de Podemos Catalunya, periodista e investigador, quien con su mujer, la también periodista, enfermera y ahora diputada Marta Sibina, denunciaron la corrupción del sistema sanitario.

Albano se ha convertido en el referente de la izquierda de Catalunya, al romper con su grupo Parlamentario, formado por las organizaciones herederas del Partido Comunista, que se definieron en contra del referéndum y se aliaron con toda la derecha.

Más o menos lo que hicieron los estalinistas argentinos que se opusieron a las elecciones del General perón junto con la derecha gorila.

Hoy, se acabaron las milongas, en Catalunya, es blanco o negro: si o no. Si o no a la democracia.