Un fuerte revuelo se generó en San Antonio de Areco tras la muerte de la docente Ana Zabaloy, quien falleció a causa de cáncer el sábado 8 de junio. Zabaloy había tomado renombre por los problemas de salud que sufrió tras intoxicarse con agroquímicos en la zona, causa que luego denunció en un documental sobre el tema.

Tras su muerte, todas las miradas están ahora puestas sobre esta práctica en las zonas rurales bonaerenses, donde la discusión está en pie desde hace meses sobre las fumigaciones que se realizan sobre colegios y áreas públicas y el impacto nocivo que esto puede acarrear.

Según trascendió, la docente ya había sufrido trastornos a causa de las fumigaciones, entre ellas una parestesia facial y un severo problema de insuficiencia respiratoria. Por ello, había participado de un documental donde narraba las peripecias de la fumigación indiscriminada en la zona, producto del uso de glifosato por parte de las empresas.

“Me pasó de llegar con cosas cargadas a las clases y encontrarme con máquinas fumigando, sin poder detenerlas. Aspiré lo que se estaba fumigando, volví con la cara paralizada y después de ese acontecimiento los chicos y sus familias empezaron a hablar de cómo fumigan en sus casas”, destacaba en el documental.

Cabe remarcar que Zabaloy se desempeñó durante seis años como directora de la escuela número 11 de San Antonio de Areco, período en que denunció que tanto ella como sus alumnos sufrieron las “constantes fumigaciones con agrotóxicos en las proximidades de la escuela y en horario escolar”.

Zabaloy fue una de las referentes de la Red de Docentes por la Vida, una organización que pelea para que los gobiernos puedan limitar el uso de agroquímicos, así como también para el impulso de leyes claras en cuanto a su implementación y la prohibición de hacerlo cerca de establecimientos educativos. El intendente de San Antonio de Areco, Francisco Durañona, se pronunció sobre su fallecimiento y remarcó la intención de la Comuna de intervenir sobre el uso de agroquímicos.