Pasaron las elecciones y tanto en el oficialismo como en la oposición son tiempos de reordenamientos. Los resultados electorales cristalizaron ciertas correlaciones de fuerzas internas que de a poco se van plasmando en movimientos concretos que, aunque todavía quede muy lejos, tienen la brújula marcando el 2023. Torres, alfiles y caballos reclaman su pago por los servicios prestados en la batalla 2021, y los reyes y reinas de cada color tienen que conciliar las aspiraciones personales con una estrategia general de cara a los dos años de disputa política que se vienen.

La historia de la última y más resonante jugada de quien hoy por hoy aparece como el principal conductor de la oposición comenzó con el último sorbo de un café. Hay que remontarse al 15 de julio pasado, día en el que Jorge Macri y Horacio Rodríguez Larreta terminaron de sellar el acuerdo por el cual el ahora ex intendente de Vicente López se bajaba de su candidatura a Diputado nacional para permitir el desembarco de Diego Santilli en la provincia, y recibía a cambio una para nada despreciable cantidad de lugares para jugadores propios en las listas locales, incluyendo la cabeza de l la Primera Sección electoral, que fue para Christian Gribaudo. El escenario era el bar Dandy del barrio de Palermo, y la unidad quedó sellada en una foto que fue exhibida como signo de un gran triunfo para el Jefe de Gobierno porteño.

Pero los planes de ambos iban más allá de ese acuerdo táctico. “Me gustaría hacer algo juntos” ofreció Larreta ya con la borra del café como única pobladora de las tazas vacías, luego de expresar cuánto valoraba la gestión del Intendente al frente de Vicente López. Jorge Macri no aceptó ni se negó de entrada, pero planteó una condición: cualquier lugar que le ofrecieran tenía que ser de gestión y en contacto con los municipios del AMBA, que él no estaba para un cargo burocrático que sólo lo sentara en un escritorio a firmar papeles. La cosa quedó en stand by y se siguió cocinando durante siete reuniones que el primo del ex presidente y el aspirante a líder de Juntos por el Cambio mantuvieron después de las PASO para llegar a un acuerdo.

Finalmente, esta semana se concretó un nuevo salto por sobre la General Paz de un importante  referente de la oposición, en línea con lo que fue toda la diagramación estratégica de Larreta para el reordenamiento del espacio en este 2021. Jorge Macri dejó la Intendencia de Vicente López en manos de su histórica jefa de campaña, Soledad Martínez, y se sumó al Gobierno porteño en un cargo clave, completando una movida que deja mucha tela para las tijeras del análisis y la rosca, y en la cual hubo nombres que no sonaron demasiado pero hay que tener en cuenta si se pretende mirar el tablero completo. Específicamente, los de Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Mauricio Macri.

Las primeras lecturas que circularon sobre el pase ya concretado apuntaron a win-win de ambos dirigentes, en el que cada uno se llevaba algún triunfo para el corto y mediano plazo. Sin embargo, con la interna abiertamente desatada en la oposición tras unas elecciones que dejaron un triunfo resonante pero que apenas pudieron festejar, cabe también explorar los riesgos potenciales de la audaz movida y los diferentes escenarios que abre hacia adelante.

EL MINISTRO DEL AMBA

La superficie muestra un claro beneficio Jorge Macri. Para el ex jefe comunal, el pase a la gestión porteña implica, de mínima, limpiarse de amarillas en la gestión de Vicente López y quedar habilitado para una eventual nueva candidatura en su territorio madre para 2023. La Ley provincial Nº 14.836, presentada por el legislador del Frente Renovador Héctor Eslaiman y aprobada en 2016 bajo la gestión Vidal, limita a dos mandatos consecutivos el tiempo de los Intendente al frente de cada municipio. En el centro del debate actual, a raíz de los más de 80 jefes comunales que no podrían presentarse para su reelección en 2023 de continuar vigente, la Ley contiene un artículo que especifica que si un Intendente deja su cargo antes de completar la mitad de su segundo mandato, queda automáticamente habilitado para volver a presentarse a elecciones para el cargo. Jorge Macri iba por su tercer mandato en Vicente López y el 10 de diciembre hubiera cumplido diez años al frente del municipio. Esa era la fecha clave, el punto de no retorno que el ahora Ministro de Gobierno porteño esquivó con su nueva designación.

En el distrito ribereño del norte del conurbano afirman y reafirman que el primo del ex presidente tiene absolutamente decidido no volver a su pago chico. Por un lado, la postura es consecuente con las numerosas manifestaciones públicas del ex intendente sobre apoyo a la Ley que impulsaron Sergio Massa y María Eugenia Vidal y su negativa a que se modifique. “Nadie es imprescindible, los gobiernos tienen que tener oxigenación y hay que construir equipos” dicen desde su entorno para marcar su postura. Y ahí entra el segundo elemento, la sucesión natural y armónica en la conducción del distrito, que quedó a cargo de Soledad Martínez, ahijada política de Jorge Macri. Martínez fue Diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, y ejerció distintos cargos en Vicente López, donde era Concejala hasta que esta nueva movida de fichas la depositó al frente de la intendencia. De esta manera Macri se asegura mantener bajo su órbita el distrito donde arrasó en las últimas elecciones, obteniendo el mejor resultado para Juntos de toda la provincia, y aunque no lo reconozca dentro de sus variables conserva allí un reaseguro si sus planes para 2023 no llegan a concretarse. Siempre es importante poder volver a casa.

Pero la conquista más rutilante para el nuevo Ministro de Gobierno de la CABA tiene que ver con haber llegado a un espacio desde el cual podrá “hacer política haciendo gestión, pero con otro alcance al que tenía en el municipio” tal como expresan cerca suyo. “Jorge sigue pensando en la provincia, la conoce, la caminó muchísimo y es el ambiente que siente más natural” responden a la pregunta de Diagonales sobre si el pase a CABA podría implicar una candidatura en ese territorio en 2023. Por ahora eso no está en los planes de Macri, que se encarga de bajarle el precio a las especulaciones que surgieron tras su cruce de la General Paz al mismo tiempo que insiste en que no abandonó sus aspiraciones en la provincia, más bien todo lo contrario.

Desde el Ministerio de Gobierno, la flamante incorporación porteña buscará “afianzar lazos con los municipios del AMBA, tanto con los que tienen Intendentes de Juntos como peronistas”, y contará con importantes herramientas de gestión para concretarlo. Cuatro organismos interjurisdiccionales quedaron bajo su órbita con la nueva designación: el Mercado Central, el Ceamse, Acumar y la Corporación Puerto Madero. Macri deberá gestionar los intereses del Gobierno de la CABA en dichos organismos, lo que le permitirá estar en permanente contacto con Intendentes del conurbano, con los cuales negociará obras, políticas públicas y recursos. La salud pública, el transporte interurbano y cuestiones como la duplicación de impuestos entre CABA y los municipios son otras de las áreas en las que el nuevo Ministro tendrá incumbencia. El éxito de los anillos digitales de seguridad que el ex Intendente resalta como una marca de su gestión en Vicente López será también una propuesta con la que intentará seducir a otros jefes comunales.

Desde su entorno explican que el área de gestión que Jorge Macri ocupará ya existía en el Gobierno porteño, pero que el ex Intendente buscará imprimirle una nueva impronta que anexe todas esas innovaciones a lo que se venía haciendo. Y, fundamentalmente, el cambio de paradigma pasará con la concepción del AMBA como una unidad geográfica, social y política, tal como quedó evidenciado en la pandemia. Las primeras declaraciones y movimientos de Macri así lo muestran: “La distancia entre la Ciudad y la Provincia es una vereda, son metros... no es el límite de la gente y de los problemas tampoco” afirmó en su presentación el jueves pasado en su presentación oficial en La Rural. Los puentes ya empiezan a trazarse, por ejemplo, con el Jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, con quien Macri tiene una buena relación.

Desde esta plataforma, porteña pero del AMBA, el nuevo Ministro buscará seguir construyendo y ampliando su perfil de gestor y articulador para encabezar una propuesta en la provincia en 2023 que sea respaldada por los Intendentes de Juntos nucleados en el Grupo Dorrego. Una interna con Santilli, opción que fue vetada en este 2021, parece ir configurándose en el horizonte como un desenlace más que probable. El riesgo para Macri, sin embargo, es justamente quedar demasiado asociado a la gestión porteña y desdibujarse en su perfil bonaerense. Si el plan de Larreta en 2023 sigue siendo sostener a Santilli como su candidato a la gobernación, Macri tendrá que ver cómo se abre lugar en el PRO para disputar esa candidatura, teniendo en cuenta que la UCR seguramente presentará también su candidato y no habrá lugar para todos en una eventual PASO del espacio. La capacidad de daño del ex intendente fue puesta a prueba en este 2021 y no logró torcer el brazo del Jefe de Gobierno, por lo que cabe suponer que el escenario no será muy distinto ya con Macri incorporado al esquema porteño.

EL ARMADOR QUE QUIERE SER PRESIDENTE

Del otro lado del acuerdo está Horacio Rodríguez Larreta, el señalado por todos los análisis como el gran ganador de todos los reacomodos que se dieron en la oposición post 2019. Habiendo colocado a sus candidatos tanto en la CABA como en la provincia, Larreta se allanó bastante el camino hacia una candidatura presidencial que hoy por hoy parece indiscutible. La nueva maniobra de convocar a Jorge Macri, lejos de la interpretación de que fue el pago por un favor, abre distintos escenarios para pensar la reconfiguración porteña, bonaerense y nacional de Juntos por el Cambio hacia 2023.

La primera lectura conduce inevitablemente a una consolidación de su decisión de colocar a Santilli como su principal apuesta en la provincia. Jorge Macri fue quien se opuso con más virulencia y persistencia al salto del “Colo” sobre la General Paz, con declaraciones tan estridentes como que los referentes de la provincia estaban cansados de que desde la CABA se les siguieran imponiendo siempre las decisiones. Con el ex Intendente fuera del territorio de la provincia, más allá de cuánto pueda utilizar la plataforma del Ministerio de Gobierno porteño, Larreta despeja el camino para que Santilli asuma desde el Congreso Nacional el rol de ser la principal voz bonaerense de JxC.

Por otro lado y ya en territorio propio, Larreta también condiciona a María Eugenia Vidal con la nueva designación. El resultado electoral de la CABA estuve lejos de ser el que se esperaba en JxC, y la performance de Vidal como candidata no terminó de convencer en el entorno del Jefe de Gobierno. Además, las aspiraciones de Vidal siguen siendo una incógnita incluso para los propios, con opciones que van desde que se intente construir como una alternativa nacional hasta que no juegue en 2023. En ese contexto de tensa armonía con la ex gobernadora, la incorporación de una figura fuerte y, además, ligada a su principal rival política en la CABA como lo es Patricia Bullrich, puede leerse también como gesto con el que Larreta le mete algo de presión a una jugadora que juega su propio juego antes que el de nadie más.

Si la movida del Jefe de Gobierno termina siendo, como aparece hoy en la mayoría de los análisis, una verdadera integración de Jorge Macri a su estrategia y su armado presidencial, habrá sido una de esas jugadas que despejan el tablero trazando un camino de victoria. “Jorge trabajará para que Horacio sea el mejor candidato, después la gente decidirá” comentan cerca del nuevo Ministro abonando a esa lectura.

El principal obstáculo que deberá superar la oposición de cara al 2023 si tiene aspiraciones de destronar al Gobierno será sostener una unidad que no le cueste demasiado capital político de cara a la sociedad. Los pases de factura y los fuertes cruces entre distintos sectores de la coalición que siguen floreciendo tras las generales no son un buen indicador ene se sentido, pero es ventajoso para la oposición que se den con tanta agua aún por correr bajo el puente. La cuestión será ver si movidas como esta terminan aportando a calmar las aguas o si meten la tormenta todavía más adentro de la casa.

¿LA MEJOR INCORPORACIÓN O UN CABALLO DE TROYA?

En concreto, existe la posibilidad de que si la estrategia Santilli gobernador termina obturando las aspiraciones de Jorge Macri en la provincia, el vuelto se lo cobre en la CABA. Si bien, como se dijo, una candidatura porteña no está entre las variables de análisis del flamante Ministro, no puede descartarse el escenario de que si levanta su perfil en la cuna del PRO pueda hacerlo valer en la rosca. Sin dudas se trata de uno de los pocos territorios del país donde su apellido tiene un peso específico capaz de inclinar cualquier balanza.

Como aditivo de lo anterior aparece la sombra de la ex Ministra de Seguridad y presidenta del PRO, Patricia Bullrich. La jefa de los halcones quedó herida tras el cierre de listas, no solo por haber tenido que declinar su candidatura porteña, sino porque la campaña demostró que el discurso de todo el espacio tuvo que volcarse hacia posiciones más duras que las iniciales, un perfil que le hubiese quedado mucho más cómodo a ella de lo que efectivamente le quedó a Vidal. Para Bullrich eso explica la baja performance en la Capital, y ya salió a cobrárselo en público.

, Patricia Bullrich y Jorge Macri acercaron posiciones en el último tiempo  y la entrada del ex intendente al Gobierno porteño no deja de ser una nueva posibilidad de influencia para la presidenta del PRO

En toda esta maraña de posibilidades aún falta incluir al ex presidente Mauricio Macri. Recientemente procesado por la causa en la que se lo acusa de espionaje ilegal a los familiares de las víctimas del ARA San Juan, Macri recibió un fuerte apoyo de las principales figuras del PRO, en lo que fue el capítulo más armónico de las relaciones internas del partido en los últimos tiempos. Pero lo cierto es que el ex presidente, al que muchos intentaron jubilar, sigue disputando un lugar y no habría que bajarlo de ningún escenario todavía. “Está bueno que muchos curas quieran ser papas, pero sepan que van a tener que competir” dijo hace poco más de una semana, dejando en claro que no resignará su capital político al interior del espacio así nomás.

Ese triángulo entre el ex presidente, su primo y la presidenta del PRO tiene aún mucho camino por recorrer, y el grado tensión que pueda meterle a la estrategia de Larreta es una incógnita que habrá que seguir leyendo en los próximos movimientos de fichas sobre el tablero amarillo.