Desde hace tiempo son conocidas las discusiones internas que se desarrollan hacia adentro del Partido Obrero, más aún en temporada electoral. No obstante, los fuertes cruces entre facciones han derivado en lo que muchos definen como la “expulsión” del dirigente Jorge Altamira, un hecho que sería histórico dada la extensa trayectoria dentro de ese sector.

Hace rato que se viene hablando de la presunta “disidencia” de Altamira hacia la conducción del Frente de Izquierda –instaurada en Nicolás Del Caño, Romina Del Plá y Néstor Pitrola- y la supuesta intención del dirigente de “romper” la organización partidaria para liderar una facción propia.

Lo cierto es que Altamira denunció a través de un comunicado lanzado durante el último fin de semana, que sus camaradas del PO estarían llevando adelante lo que calificó como una “expulsión encubierta” de su partido. Por ello, Altamira acusa a la conducción partidaria de “proscripción, censura y espionaje”, en su contra.

Nos atribuyen la supuesta decisión de apartarnos del partido para no hacerse cargo de una expulsión que, sin embargo, intentarán poner en marcha. En forma deliberada, la dirección escamotea los resultados de una crisis que es resultado de su propia deriva política, blindada con métodos de patota, ataques personales, descalificaciones y espionaje”, expresó el histórico dirigente.

No obstante, desde el Partido Obrero acusan a Altamira de haberse apartado y llevado adelante resoluciones sin consultar primero a la organización nacional. “El Comité Nacional del Partido Obrero considera que el grupo dirigido por Altamira ha resuelto romper con el Partido Obrero para formar su propia organización”, había anunciado a fines de junio Prensa Obrera, principal plataforma de prensa y difusión del PO.