Desdoblamiento, liderazgo, freno a el topo y pelea con CFK
Kicillof da cada vez más señales de lo que muchos sectores dan como un hecho: el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses. Evitar que LLA entre a los municipios y hacer campaña con la gestión. Mostrar liderazgo pero alejarse (aún más) del cristinismo. La ancha avenida del medio de Massa.
La gran discusión que hoy por hoy atraviesa al peronismo en general, y al bonaerense en particular, comienza a acercase a su tiempo de definición. Con el reloj en tiempo de descuento, Axel Kicillof deberá decidir en breve si desdobla o no la elección provincial de la nacional, lo que implicaría que por primera vez en mucho tiempo los bonaerenses tengan comicios y campaña desenganchadas del plano nacional. La definición tiene en vilo a todo el sistema político, porque un desdoblamiento impactaría de lleno en las estrategias de todos los espacios, y aceleraría el proceso de distanciamiento entre el gobernador y CFK.
Con todas las fichas ya sobre el tablero, los últimos movimientos de Kicillof apuntan casi con certeza al desdoblamiento. En casi todas sus últimas declaraciones públicas el gobernador se dedicó a explicar por qué la decisión, en todo caso, no es su responsabilidad sino la de un Gobierno nacional que “armó un caos con el sistema electoral” a partir del proyecto para suspender las PASO en pleno año electoral, y de la introducción de la Boleta Única de Papel.
“Milei, de la nada y sin consultar a la Provincia, cambió el sistema”, planteó el gobernador, explicando las demoras y los contratiempos que generaría votar un mismo día con dos sistemas diferentes. Es por este motivo que, desde que se aprobó la Boleta Única Papel, Kicillof y su círculo esgrimen el argumento de que la elección está “desdoblada de hecho”.
En el fondo, son muchas más las cuestiones que se juegan en lo que sería una decisión realmente disruptiva en la historia del peronismo y para el propio Kicillof. El gran riesgo que se percibe en los municipios y de cara a la próxima conformación de la Legislatura bonaerense, es que en una elección nacionalizada La Libertad Avanza tiene muchas más chances de incrementar exponencialmente su estructura provincial.
“El riesgo es que el topo entre a los Concejos Deliberantes y a todos lados”, dijo el gobernador en una entrevista reciente en C5N, expresando el planteo que recibe por parte de intendentes no sólo del peronismo. Esteban Reino, vice del Foro de Intendentes de la UCR, expresó en estos días que los boinas blancas ven con buenos ojos un desdoblamiento y una discusión electoral circunscripta a los temas de la provincia.
Para el PRO el desdoblamiento también sería una buena noticia. Asfixiado como está por la presión de Karina y Javier Milei, el partido de Macri tendrá muchas más fuerzas para hacer valer sus construcciones territoriales e institucionales en la discusión con el oficialismo si los comicios se separan. Lo que los libertarios puedan reclamarle en cuanto a su preponderancia en la escena nacional, los amarillos podrían devolverlo haciéndose fuertes desde los lugares que ya gobiernan. Y, si como todo parece indicar, no hay acuerdo bonaerense ni porteño entre el PRO y LLA, el macrismo podría apostar al menos a resistir en los territorios donde ya está instalado. Intendentes como Soledad Martínez, heredera de Jorge Macri en Vicente López, ya se manifestaron en este sentido.
Los jefes comunales peronistas tienen otros motivos políticos que exceden ese pragmatismo de las bancas para impulsar el desdoblamiento. En concreto, esa decisión que recae sobre Kicillof significaría sacarle la lapicera de la mano a Máximo Kirchner y La Cámpora para la confección de las listas provinciales y locales, un eterno motivo de conflicto en el peronismo bonaerense de los últimos años. Con el diputado nacional al frente del PJ provincial y CFK presidiendo el nacional, hay que descontar que las listas de la elección nacional quedarán en poder del cristinismo.
Al menos en los municipios y en buena parte de la Legislatura, decenas de intendentes quieren desengancharse de esa dinámica donde el Instituto Patria viene teniendo la última palabra en cada cierre de listas. Para ello, necesitan apoyarse en (y empujar a) Kicillof.
Para la tropa de CFK un desdoblamiento sería una decisión “anti Cristina”. La ex presidenta ya manifestó su postura en el último encuentro público entre todas las patas de UP, el año pasado en Moreno. Considera que el desdoblamiento sería un error, porque el Gobierno nacional, el PRO y sus medios de comunicación afines machacarían con temas como la inseguridad en una campaña circunscrita al plano provincial.
No sólo eso, CFK cree que la campaña bonaerense debe nacionalizarse, para que la discusión se dé en una clave de Milei/anti Milei. De fondo, el temor cristinista es que si los comicios locales se adelantan, los intendentes no pongan la totalidad de su aparato al 100% para militar y garantizar la elección nacional.
Según como se los mire, los hechos de los últimos días pueden darle la razón a la ex presidenta. Kicillof debió suspender un importante acto político en Mar del Plata por el asesinato de Matías Paredes por parte de la bonaerense, y la agenda estuvo inundada las últimas semanas con el tema de la inseguridad en la provincia. El contraargumento desde el kicillofismo, sin embargo, es que justamente la campaña ni empezó y los ataques contra el Gobierno provincial por ese y otros temas ya son un hecho. La respuesta que surge desde La Plata no sería intentar esquivar esas discusiones nacionalizando la campaña, sino por el contrario, defender la gestión provincial en una discusión electoral más acotada a lo local.
Para Kicillof allí reside una doble oportunidad. Si desdobla las elecciones estará dando un paso que muchos pensaban que no se animaría a dar. El liderazgo que desde muchos sectores se le reclama al gobernador, y que implica por default una mayuor emancipación de la conducción de CFK, cobraría un cuerpo hasta ahora sólo teorizado si el gobernador se decide por el desdoblamiento. Además, Kicillof sería en ese escenario el gran protagonista de la campaña, y su gestión el objeto de plebiscito. Una eventual victoria sería todo capital político para el gobernador, y el hipotético despegue de su campaña para 2027.
La inminente suspensión de las PASO a nivel nacional agrega otro elemento a la hipótesis del desdoblamiento. Por ley, las primarias bonaerenses están atadas a las nacionales, por lo que Kicillof viene diciendo que hasta tanto no se defina qué será de las PASO él no puede avanzar en la definición para la PBA. Una vez que el Senado ratifique la votación de Diputados, algo que podría pasa esta semana que comienza, el kicillofismo tendrá el camino totalmente allanado en términos argumentales para justificar un desdoblamiento.
Una pregunta que surgirá en ese caso es cuándo podrían ser las elecciones provinciales si es que se desdoblan. Y allí el que asomó la cabeza en los últimos días fue el ex ministro candidato, Sergio Massa. Fiel a su estilo de la ancha avenida del medio, el líder del Frente Renovador acercó a las otras partes de UP una especie de solución salomónica que podría saldar al menos temporalmente el conflicto entre Kicillof y CFK.
Massa quiere que, si efectivamente Kicillkof decide desdoblar, definición que el ex ministro entiende como lógica en el contexto descrito, al menos la elección bonaerense se celebre después de las nacionales del 26 de octubre. La fecha que lanzaron como tentativa desde el FR fue la del 9 de noviembre. En el massismo opinan que así se podría aprovechar la inercia de la elección nacional para llegar a la provincial, y que hay más tiempo para resolver las diferencias internas antes de ir a las urnas.
La opción parece más cercana a los intereses de CFK que a los de Kicillof. Si el gobernador pretende encabezar una campaña provincial, defendiendo su gestión y mostrándose como el principal líder del espacio anti Milei, poco tiempo tendría para hacerlo entre el 26 de octubre y el supuesto 9 de noviembre, asumiendo que toda la campaña anterior estaría hegemonizada por la discusión nacional y los candidatos del PJ que defina CFK, posiblemente ella misma. Sin embargo, en las últimas horas la opción sonó como una alternativa a explorar para alivianar las tensiones puertas adentro del peronismo, que se acercan a lo irreconciliable.
El tiempo corre y el gobernador bonaerense no puede estirar mucho más la definición de lo que puede constituirse en un punto de inflexión en su carrera política. Asumir definitivamente el liderazgo que muchos le reclaman y hacia donde lo empujan, definirse por la estrategia de frenar al topo en todos los territorios que sea posible pensando en los próximos dos años de gobernabilidad, pero asumir los costos internos de esa decisión en el distanciamiento con el espacio político con el que llegó a la centralidad que hoy tiene. Dilemas que hoy deben rondar la cabeza de un Kicillof enfrentado a un momento decisivo.