El mito del oficialismo ganador
El Gobierno busca instalarse en el imaginario como una máquina infalible para ganar elecciones. Para ello el oficialismo hace trascender en los medios su autoadjudicado monopolio de insumos tecnológicos que permiten mapear la apetencia de los indecisos. ¿Los mensajes segmentados con precisión quirúrgica pueden convencer al electorado blando? ¿Los memes por WhatsApp hacen milagros? Opina el especialista en comunicación política Mario Riorda
El conductor televisivo Alejandro Fantino suele salir al cruce de sus compañeros de mesa en Animales Sueltos cuando alguno de ellos osa deslizar en sus análisis que la elección nacional tiene olor a fin de ciclo para Juntos por el Cambio. En esos casos el ex relator deportivo es un poco más estrambótico a lo habitual, eleva sus cejas rubias para denotar su rechazo a la opinión vertida y a boca de jarro desestima los pronósticos pesimistas de los panelistas hacia el macrismo con la siguiente semblanza: “Mira que Marquitos (por Marcos Peña- Jefe de Gabinete) si algo sabe es ganar elecciones. ¿Vos sabes los fierros nuevos que tienen para peinar los teléfonos celulares de todos nosotros?”.
Fantino quizás se haya obnubilado con un post viralizado en la red You Tube donde un arrogante Guillermo Riera, uno de los principales diseñadores de la estrategia oficialista en redes sociales, daba cuenta sobre uno de los principales hitos comunicacionales de Cambiemos en la campaña del 2015. Riera le cuenta a un periodista amigo en esa pieza visual cómo su equipo había logrado que los usuarios interesados en conocer algo del candidato Daniel Scioli en el motor de búsqueda Google se encontraran, de forma indefectible, en sus primeras respuestas con links relacionados a Mauricio Macri. Contaminar la nube informativa del gobernador bonaerense, asegura Riera, fue un trabajo de años. Una hazaña lograda, entiende Riera, gracias la desestimación de Internet hecha por parte del peronismo como campo de batalla.
Cambiemos se ufana de saber ganar elecciones. De hecho, Mauricio Macri suele jactarse de no conocer la derrota en las urnas desde que se convirtió en Jefe de Gobierno en el año 2011. El mito de la infalibidad puede construirse de la misma manera que se traza una carpeta asfáltica, con trabajo, tesón y persistencia. La diferencia radica, claro, en que la fuerza del mito nace en la habilidad del gestor en no visibilizar el manejo de los hilos. Por decirlo de alguna manera aquel que construye un mito no convoca a un corte de cintas para mostrar que es el hacedor de la leyenda.
En ese sentido, el oficialismo busca plantarse como el único animal político vivo capaz de leer con las herramientas del microtargeting a una sociedad que ellos estiman alienada y fragmentada en millones de partículas. Esa arrogancia impacta, claro está, en mayor o menor medida en el estado de ánimo de la base social identificada con el Frente de Todos. No es casual, entonces, que los editorialistas más influyentes de los diarios machaquen con críticas sobre una campaña de la principal fuerza opositora a la que caracterizan como vetusta y desorganizada.
Las coberturas políticas de los grandes medios insisten en evidenciar la capacidad del gobierno para sumar nuevos insumos tecnológicos y así mapear mejor al electorado. De esa manera el gobierno dejo en claro que priorizará el canal de mensajería de WhatsApp para hacer circular su voz. Fue el propio Marcos Peña quien instruyó semanas atrás a los responsables provinciales de campaña en el histórico comando del PRO ubicado en San Telmo sobre las bondades de esa aplicación.
En esa reunión Peña ahondó en su mirada líquida de la sociedad. La mano derecha de Mauricio Macri adujo que ya no son los medios tradicionales ni las redes sociales masivas las que estructuran la mirada del mundo de los argentinos y argentinas. Argumentó que la subjetividad del ciudadano se hila en buena parte con la catarata de mensajes cotidianos que llegan a nuestro celular enviados por amigos o familiares; es decir, por gente de confianza situada en un plano horizontal y afectivo al receptor.
Peña aseguró, y lo hizo saber a los medios amigos, que han adquirido una tecnología capaz de robotizar el envío persistente y segmentado de emojis y textos perfectamente alineados con los deseos de cada franja social. En clave estratégica, al sector del electorado no alineado con el oficialismo ni con los Fernández le estarían llegando de acá al 11 de agosto mensajes a la carta. Propaganda con fotos de perros felices a los amantes de los animales, memes ambientalistas a los identificados con la problemática del cambio climático, fotos terraplanistas para los ciudadanos que descreen sobre la forma del universo.
Diagonales habló con el profesor Mario Riorda, uno de los expertos en comunicación política más renombrados en el país. Riorda, coordinador del libro “Ey, las ideologías existen. Comunicación política y campañas electorales en América Latina, advierte a Diagonales que el oficialismo cuenta, efectivamente, con una primacía en el uso de las herramientas digitales. “El oficialismo viene utilizando prácticas de movilización digital. De esa manera ha generado base de datos y redes de voluntariado que luego ha profesionalizado. En segundo lugar el gobierno cuenta con una ventaja en esa área porque las administraciones estatales siempre cuentan con una mejor base de datos al poder unificar distintos registros de las bases de datos existentes. Eso le permite, en definitiva, a Juntos por el Cambio poder segmentar mejor sus mensajes”.
Por otro lado, Mario Riorda detalla cuál es, en definitiva, la potencialidad de ese dispositivo en clave electoral: “Los límites de la segmentación no existen. El gobierno puede amoldar cómo transmite sus políticas públicas en concordancia con los perfiles de las distintas audiencias que, previamente, ha logrado discriminar. En ese sentido, el oficialismo prioriza ahora el canal WhatsApp. Se trata de una herramienta muy versátil, pero a veces se sobreestima su influencia porque hay límites en la diseminación y porque además lo que traduce WhatsApp es consumo dirigido. Ese modelo se usó de forma notoria en la última elección brasileña. Además de permitir la circulación de fake news, básicamente lo que logró es que el sector identificado con Bolsonaro comenzará a consumir medios emergentes de tonalidad agresiva que eran financiados por la derecha local e internacional. Eso entonces derivó en una fidelización del voto, un aumento de la solidez argumental para el electorado conservador y en el declive de los medios tradicionales cómo ámbito de referencia del debate público”.
Por último, Mario Riorda dio su parecer sobre cuál es la capacidad del Frente de Todos en el ámbito digital de la persuasión política: “La oposición cuenta con estrategias de intervención pero son mucho más repentinas y de corto plazo. Creo que el Frente de Todos debería mejorar la sistematización de las bases de datos, sobre todo las vinculadas a los usuarios de WhatsApp. Ese terreno, el de las comunidades de WhatsApp, requieren una fidelización de la confianza sostenida en el tiempo”.