Esta semana volverían a juntarse Fernández, Kicillof y Larreta para evaluar la opción del toque de queda sanitario
Es por el aumento sostenido de contagios por COVID-19. Entienden que volver a una fase 1 no sería aceptado por la sociedad
Debido a la creciente preocupación por el aumento sostenido de casos de coronavirus en el país, el presidente Alberto Fernández, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, volverían a juntarse esta semana para definir si finalmente se impone un toque de queda sanitario o qué otra medida se toma para contener el avance de los contagios.
El encuentro se dará en un contexto de gran tensión entre la administración de Fernández y la de Larreta. Pero a pesar de eso, ambos coinciden al igual que la gestión Kicillof, que tomar duras medidas restrictivas como cuando comenzó la pandemia, no gozaría de la aceptación de la población. Es por eso, que incluso Kicillof mantendrá en San Bernardo, tal como adelantó Diagonales, un encuentro con todos los jefes comunales para ver qué operativo despliegan en el territorio.
Es decir, que las tres gestiones tienen en claro que no pueden llevar a la sociedad a un regreso a la fase 1 porque no tendría aceptación social y temen a la desobediencia civil. Además, enfrentan presiones económicas de los sectores que ya la pasaron mal en 2020 y que necesitan trabajar en plena temporada de verano.
El aumento de casos de COVID-19 es sostenido y en los últimos siete días ascendió a los 8.203 contagios, según el último reporte del Ministerio de Salud.
Los tres mandatarios se encontrarían previo a que finalice la semana, aunque aún nada está definido. La gran medida a analizar será la del toque de queda sanitario, que claramente preocupa a los sectores que dependen de las salidas nocturnas, como es el caso del sector gastronómico y el turístico en plena temporada de verano. En este marco, el tema central del debate será el horario de la restricción.
Igualmente desde las administraciones no abandonan el optimismo y dejan lugar a que la suba de casos de las últimas semanas responda netamente a un fenómeno relacionado a las típicas reuniones de diciembre y a las Fiestas, más que algo sostenido.