Mientras inicia la última semana previa al 10 de mayo, momento que fue pautado como última prórroga, el Gobierno adelantó que la cuarentena seguirá después de esa fecha al menos en CABA, el Conurbano y buena parte del territorio nacional. Con presiones de varios lados, el oficialismo deberá evaluar esta semana cómo avanzar con flexibilizaciones de actividades para aliviar la crisis financiera.

La cuarentena va a seguir. Va a tener distintas maneras, de acuerdo a la geografía del país”, fueron las palabras de Ginés González García, según consignó el portal Perfil. El Frente de Todos intentará encarar una nueva etapa de apertura paulatina, luego de liberar once nuevas actividades la semana pasada. En Provincia, Axel Kicillof comenzó la denoinada “cuarentena administrada”, donde buscará abrir el juego a intendentes bonaerenses para poder morigerar el aislamiento acorde a cada territorio.

“Cuando iniciamos el aislamiento social contábamos con una cantidad de días que tenía el virus para duplicarse. Ahí era de tres días. Después fueron 10 y el domingo pasado ya teníamos 17 días. Cuando lleguemos a un tiempo de duplicación de casos cada 25 días pasamos a la fase 4”, explicó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

Mientras tanto, la presión crece entre los sectores de la producción que piden mayores flexibilizaciones a gobernadores e intendentes para reactivar el aparato comercial, así como también por parte de funcionarios opositores que comienzan a perder la paciencia con el oficialismo.

En tanto, desde las intendencias bonaerenses han confluido en el acuerdo de no poner palos en la rueda al tratamiento de la cuarentena por parte de Axel Kicillof, aunque se multiplican los pedidos de cara distrito para atender diversas demandas; de manera principal, el aporte financiero para poder cubrir el pago de sueldos y las flexibilidades laborales para poner en marcha la producción.

En el caso de la provincia de Buenos Aires, intendentes de Cambiemos como Ezequiel Galli (Olavarría) o Cecilio Salazar (San Pedro), se ubicaron ente los mandatarios cambiemitas que comenzaron a exigir aperturas para el trabajo y la producción, en buena parte para atender la presión de sectores empresariales apremiados por la parálisis económica.

Pasado más de un mes de aislamiento, la sólida tregua lograda con Juntos por el Cambio comenzó a mostrar sus fricciones en torno a cómo continúa el tratamiento del problema. Uno de los puntos de mayor ebullición fue el revuelo causado ante la decisión de otorgar prisiones domiciliarias a cientos de presos del Sistema Penitenciario Bonaerense y Federal. Este punto provocó la inmediata avanzada de la oposición para capitalizar el descontento social de buena parte de la sociedad.