Martín Sabbatella: “Clarín es un instrumento de los sótanos de la democracia”
El ex titular de la AFSCA habló en exclusiva con Diagonales ante la ratificación de su condena por abuso de autoridad en el proceso de adecuación del Grupo a la Ley de medios. Clarín y la mesa judicial M, por qué fracasó la Ley, y la batalla cultural aún abierta
La carrera política de Martín Sabbatella tuvo salto trascendental en 2012. Dirigente fundador de un partido vecinal que resultó todo un suceso en su tiempo a partir de sus planteos de renovación, colisionando muchas veces con el propio PJ bonaerense, fue elegido dos veces Intendente de Morón en 2003 y 2007. Sumado a la transversalidad del primer kirchnerismo, llegó en 2009 a la Cámara de Diputados y fue ganando lugar en la consideración de Cristina Fernández de Kirchner, quien en 2012 lo erigió en comandante de una de las dos principales batallas de los 12 años K: la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Como titular de la ex AFSCA, Sabbatella encabezó los momentos de clímax de esa discusión que atravesó a la sociedad argentina. En 2013, cuando la Ley finalmente fue declarada constitucional en todos sus artículos por la Corte Suprema de Justicia, comenzó el enfrentamiento final con el más poderoso de los enemigos: garantizar adecuación de Clarín a los límites estipulados por la nueva normativa, que implicaba una división del Grupo en empresas diferentes y desvinculadas entre sí. El final de ese capítulo es conocido. Clarín se resistió, el AFSCA intentó avanzar de oficio tal como planteaba la Ley, y así se llegó hasta Macri. La imagen de diciembre de 2015 de Sabbatella “atrincherado” al AFSCA, negándose a abandonar la presidencia del Directorio en el que tenía mandato por dos años más, fue una de las primeras fotos del país que se venía. Cinco años y medio después, el poder fáctico del multimedios ya consiguió dos condenas penales para quien osara intentar obligarlos a cumplir la Ley.
La semana pasada se confirmó en Casación el fallo en tu contra. ¿Cuál es tu primera apreciación sobre esto?
-Es la confirmación de un disparate jurídico, no hay ninguna explicación jurídica para llegar a esta situación. Es indiscutible que esto tiene que ver con una decisión política de Magnetto y Clarín de que se ratifique una condena usando a una parte del sistema judicial que está colonizado por él y sus intereses. Lamentablemente no sorprende, pero al mismo tiempo no hay que naturalizarlo porque esto le hace daño a la democracia y hay que cambiarlo.
"El fallo en mi contra tiene que ver con una decisión política de Magnetto y Clarín".
¿Cuál es la acusación concreta en tu contra?
-Es una denuncia por abuso de autoridad hecha por Magnetto cuando estábamos en el proceso de adecuación, que al principio tenía el objetivo de dilatar el momento de aplicación de la norma. Después, cuando el macrismo quitó por DNU los aspectos antimonopólicos de la Ley, disolvió el AFSCA y creó el ENACOM, la denuncia y el juicio siguieron ya no con un fin dilatorio sino con uno ejemplificador, para mostrar lo que sucede con quienes se atreven a tocar sus privilegios, sus intereses. Utilizan esto como un mecanismo disciplinador, un mensaje a la dirigencia política para que nadie se atreva a dar estos pasos, que nosotros entendemos como democratizadores de la palabra y ellos entienden que cuestionan sus privilegios.
¿Cómo ejemplifica Clarín el abuso de autoridad en la presentación judicial?
-Clarín desde el inicio intentó frenar la Ley. Desde el planteo para que el parlamento no la trate, luego las cautelares y luego el planteo de inconstitucionalidad. Siempre buscó retrasar la aplicación de la Ley y mantener su posición dominante, monopólica. Cuando la Corte declara la constitucionalidad, Clarín no tiene más remedio que ir a presentar el plan de adecuación, como lo habían presentado todos, porque la Ley era para todos, Clarín solo era el que más se excedía de los límites que planteaba la norma para que no hubiera posiciones dominantes. Presentan ese plan, dicen que van a vender empresas, que se van a dividir, el AFSCA aprueba esa adecuación voluntaria, y se empieza a trabajar en cómo van a quedar las composiciones societarias. Y estudiando eso en el AFSCA se descubre que Magnetto estaba haciendo trampa una vez más, estaba intentando violar la Ley porque cuando decía que vendía en realidad no vendía, cuando decía que se dividía en realidad no lo hacía, porque se mantenían vínculos societarios entre las empresas en Panamá, EEUU, Nueva Zelanda, en Argentina.
Cuando descubrimos eso convocamos al Consejo Directivo para pasar a la adecuación de oficio, que está contemplada también en la Ley. Y al presentar esa adecuación de oficio es que Clarín presenta una cautelar y también una denuncia penal al Directorio, planteando un abuso de autoridad. Un disparate, se denuncia, se juzga y se condena a quienes intentamos hacer cumplir la Ley, porque además también teníamos esa obligación, y no a quien intenta y planifica violarla. Es el mundo del revés. Y esto es porque ellos creen que están por encima de la Ley, que la Ley no está hecha para ellos, que pueden mirarla desde arriba.
¿Cómo siguió ese proceso judicial?
-La instrucción la hizo Bonadío, casualmente. Luego vino una primera sentencia de Lijo y ahora la Cámara de Casación, cuyo Presidente es el señor que iba a jugar al paddle a la Quinta de Olivos, estamos hablando de Borinsky. Todo esto en el marco de las investigaciones que se están haciendo sobre cómo funcionaba la mesa judicial macrista, esa trama mafiosa del sistema judicial colonizado por los intereses económicos más servicios de inteligencia, cómo utilizaron esos mecanismos y ese funcionamiento de una parte de la Justicia para defender sus intereses o para perseguir opositores.
"La primera sentencia vino de Lijo y ahora la Cámara de Casación, cuyo presidente es el señor que iba a jugar al paddle a la Quinta de Olivos".
Entendido que Clarín ni siquiera cuestionó en el proceso judicial los informes técnicos que demostraban que el plan de adecuación no implicaba una división real del Grupo, ¿es así?
-Sí, quedaba claro que estaban mintiendo, que mantenían los vínculos societarios en empresas en distintos lugares del país y también en el exterior. Lo que la ley prohibía era que hubiera vínculo societario entre las empresas que se dividían o se vendían. Ellos al plantear las supuestas divisiones ponían incluso pautas de manejos de contenidos, de transferencia de ganancias, quedaba claro que se seguían condicionando a las empresas que en teoría se dividían con condicionamientos de programación, de distribución de rentabilidad. Por todo eso se pasó a la adecuación de oficio.
-Yo me alegro que hayan sido absueltos porque sinó sería una injusticia aún mayor. Todos han hecho un trabajo muy correcto y ajustado a la Ley, el equipo técnico y el Consejo Directivo, así que es razonable que estén absueltos, porque no había ningún motivo para que fueran condenados. Lo que es un disparate es que me condenen a mí. No tienen ningún tipo de argumento, y esto es una muestra de lo que ellos pueden hacer, condenar sin ningún sustento jurídico. En el fondo hay una contradicción con que absuelvan a todos menos a mí, pero yo también fui el Presidente del AFSCA y del Directorio, entonces pueden alegar que yo tenía una responsabilidad distinta, que la tuve porque yo convoqué a esa reunión en que se decidió la adecuación de oficio, y yo planteé el tema. Por eso asumo plenamente ese mayor grado de responsabilidad, al tiempo que soy plenamente consciente de que nadie cometió nada que se pueda asociar con un delito, ni nada que estuviese fuera de la norma o de la Ley.
"Es un disparate que me condenen a mí".
¿Y por qué creés que a vos sí te condenaron entonces?
-Yo insisto en que esto tiene que ver con lo que funciona no solo en la Argentina sino en la región, que es esa parte del sistema judicial que está corrompido, degradado, colonizado por esos intereses, y que funciona para frenar las medidas de los gobiernos populares o una Ley que ellos no quieran que avance porque cuestiona sus privilegios. O la utilizan para perseguir a los militantes, dirigentes y referentes de los proyectos nacionales y populares. Esto hace mucho daño a la democracia, pero es lo que sabemos que sucede. Yo creo incluso que el caso nuestro es un ejemplo más pero soy consciente que muchísimos otros compañeros y compañeras han sufrido muchísimo más. Hay gente que estuvo detenida y que lo está actualmente, y lo mío no tiene punto de comparación con eso que han sufrido. Como tampoco tiene punto de comparación con la persecución que sufre CFK.
"Mi condena tiene que ver con esa parte del sistema judicial que está corrompido, degradado, colonizado por esos intereses, y que funciona para frenar las medidas de los gobiernos populares".
¿Hay alguna probatoria de delito?
-Lo único que se dice es que yo actué con mucha celeridad, que actué muy rápidamente. Es increíble, se juzga y se condena que el Estado funcione en forma correcta, ágil. Frente a una Ley que ya había sido cuatro años suspendida por las cautelares y la discusión sobre su constitucionalidad, medidas dilatorias permanentes. Se acusa de celeridad, es una acusación ridícula. Por más que intentemos no hay forma de darle ninguna explicación jurídica.
Borinsky tuvo 15 ingresos a la Rosada y Olivos durante el mandato de Macri, con quien jugaba al paddle. Tu abogada, Graciana Peñafort, escribió que tal vez le produzca “algo así como ataques de pánico” que los medios instalen esto en la agenda, aduciendo una posible vinculación con el fallo. De hecho, ni explicó su voto, sólo adhirió a otro voto en un párrafo. ¿Vos que pensás al respecto?
-Creo que el mecanismo para colonizar esa parte de la justicia por parte del Grupo Clarín seguramente incluye la divulgación de formas de accionar por parte de esa Justicia que los implicados que no quieren que se conozcan. Seguramente habrá aspectos del trabajo y las acciones de determinada parte de la Justicia con las que Clarín los extorsiona para que no salgan. Supongo que ese es su mecanismo de dominación de parte del Poder Judicial, amenazar con lo que pueden sacar a la luz en sus medios. Son esos sótanos oscuros de la democracia de los que habló el Presidente, y sobre los cuales es importante que la democracia eche luz porque esto no puede seguir así.
"Seguramente habrá aspectos del trabajo y las acciones de determinada parte de la Justicia con las que Clarín los extorsiona para que no salgan".
La Mesa Judicial macrista estuvo en primera plana hace unas semanas a raíz del “escape” de Pepín Rodríguez Simón a Uruguay, y su actual estado de prófugo. ¿Clarín se sentaba en esa mesa?
-Está investigándose quiénes eran los que estaban. Pero de lo que no hay ninguna duda es que hay una trama entre las noticias falsas, la condena mediática, el armado de causas falsas y las condenas judiciales. Todo funciona en conjunto, una red de medios de comunicación al servicio de esta trama mafiosa, una parte del Poder Judicial en la misma lógica, servicios de inteligencia, mesa judicial, no hay ninguna duda que funcionan con una lógica mafiosa que le hace daño a la democracia. Esa red de guerra jurídica y noticias falsas lo que busca es la persecución de proyectos populares que quieren ampliar derechos y la democracia.
"Hay una trama entre las noticias falsas, la condena mediática, el armado de causas falsas y las condenas judiciales".
¿Cómo ves el accionar de los medios hegemónicos hoy, en plena pandemia, y con la urgente necesidad de cohesionar a la sociedad en el respeto a las medidas de cuidado?
-Hoy hay de todo, no se puede englobar. Hay quienes son parte de estrategias políticas, quienes pueden tener una posición u otra, y es necesario que estén todas las voces. Pero sí hay que informar con responsabilidad, y más en un contexto como este. Tenemos una oposición que no tiene límites en decir cualquier cosa, como por ejemplo denunciar al Presidente por envenenamiento. Y tenés canales que repiten y repiten situaciones falsas. Somos de los países que mejor han actuado en el contexto de la pandemia, estamos entre los que más vacunas pudimos obtener y más estamos vacunando, y te construyen una lógica y un relato que es todo lo contrario. Pero bueno, eso es parte de la diversidad de opiniones, algunas absolutamente irresponsables, pero que tienen que existir. El tema es cuando esa concentración mediática no permite la existencia del conjunto de las miradas y las distintas voces.
"Tenemos una oposición que no tiene límites en decir cualquier cosa".
No tengo ninguna duda que es un debate en todo el mundo cómo garantizamos el acceso a la información del conjunto de la población, y la democracia necesita que estén todas las voces, las que te gustan y las que no, absolutamente todas. La concentración mediática y las posiciones dominantes lesionan esa posibilidad.
CFK te puso al frente de una de la dos batallas principales que dio el Kirchnerismo durante su gestión, la aplicación de una Ley que tuvo un proceso participativo y democrático de construcción, y que era elogiada en el mundo por su perspectiva pluralista, democrática y de respeto a los DDHH. ¿Por qué fracasó esa iniciativa?
-La Ley es hija de una historia riquísima de organizaciones políticas, sociales, gremiales, culturales, académicas, comunitarias, comunicacionales. Organizaciones que debatieron por años y años en foros y asambleas en todo el país, una de las leyes más debatidas y con más participación social y popular. Es hija además de un contexto de ampliación de derechos durante los gobiernos de Néstor y Cristina, y del coraje de Cristina de llevarla a parlamento. Y una de las leyes que más consenso obtuvo de oficialistas y opositores cuando fue votada. Al final, también declarada constitucional de punta a punta por la Corte Suprema de la Nación. Una Ley debatida con las organizaciones, acordada por el parlamento con amplia mayoría y declarada constitucional de punta a punta, reconocida internacionalmente, no hay ninguna duda. Pero la Ley tocaba intereses, y esos intereses lo que hicieron fue utilizar una parte del sistema judicial colonizado, que funciona como garantía para preservar esos intereses, y pusieron en marcha todo ese dispositivo para frenarla en lo que hacía a sus aspectos anti monopólicos.
¿Y qué saldos positivos sentís que dejó esa discusión en la sociedad?
-La Ley generó herramientas comunicacionales nuevas de punta a punta del país, de pueblos originarios, de frontera, de universidades, de escuelas, cooperativas. Herramientas que permiten que nuestro pueblo tome la palabra y ocupe el centro de la escena pública desde su historia, su identidad, su cultura, sus voces. También eso es muy importante, y ahí yo hago un balance positivo. Y por otro lado, creo que el debate sobre la Ley generó otro elemento positivo en cuanto la batalla cultural. Y hoy somos más los argentinos y las argentinas que cuando prendemos la tele, la radio o leemos un diario, sabemos que ahí no está la verdad, le ponemos un signo de pregunta, lo interrogamos. Eso me parece que también es un triunfo de lo que produjo la Ley, sacar la idea de que en esa caja desde la que alguien te habla está la verdad. Hoy la gente sabe que quien te habla lo hace desde un lugar, un núcleo de ideas, valores, una perspectiva determinada. Eso es fruto del debate sobre el rol de los medios de comunicación en democracia que generó el debate por la LSCA.
"Hoy somos más los argentinos y las argentinas que cuando prendemos la tele, la radio o leemos un diario, sabemos que ahí no está la verdad, le ponemos un signo de pregunta, lo interrogamos".
Hablando de eso, desde muchos sectores se critica ciertos aspectos de ese proceso, planteando que se concentraron todos los cañones en la pelea con Clarín y se fortaleció menos de lo que se podía al sector alternativo, comunitario y popular de la comunicación argentina. ¿Qué opinás vos de eso?
-Yo creo que se hizo un trabajo a la par y yo hago un balance positivo de todo lo que se pudo avanzar en materia de la comunicación popular. Al mismo tiempo soy consciente que cuando vos no podés desconcentrar no podés distribuir. Entonces no hay dudas que el no poder avanzar con la desconcentración, con las adecuaciones para liberar espacio del espectro, quitaba posibilidades de poder contar con esos espacios para ser distribuidos. Si había que cumplir con el 33% para los medios comunitarios, pero en algunos lugares el 100% estaba ocupado por los medios hegemónicos, si no podías dividir eso no podías repartirlo. Sin embargo en muchos lugares sí se pudo avanzar, a pesar de que no avanzaran los aspectos antimonopólicos. Pero hubo otras situaciones en las que no.
"Cuando vos no podés desconcentrar no podés distribuir".
La intervención del AFSCA en el amanecer del Gobierno de Macri y tu resistencia durante un tiempo fueron una de las primeras marcas de la etapa macrista. ¿Qué podés decirme de todo lo que cambió el mapa de las comunicaciones en Argentina en los 4 años de Cambiemos?
-Lo que no hay ninguna duda es que eso era un compromiso que tenía asumido Macri con Magnetto de hacerlo en el momento que asumía, resolverle ese problema inmediatamente. Y lo que hizo fue sacar esos DNU que quitaron los aspectos antimonopólicos de la Ley, disolvieron el AFSCA cortando el mandato de un organismo que tenía dos años más de mandato, porque justamente la Ley establecía un Directorio que se renovaba dos años después de los cambios de gobierno, justamente para que el Consejo Directivo no estuviera atado a un Poder Ejecutivo determinado, sino que se renovaba en la mitad de los mandatos de cada gobierno. Ellos lo modifican y cortan el mandato, lo cual demuestra el compromiso de Macri con Clarín, la injerencia de Magnetto y el Grupo Clarín en el gobierno de Macri, y la trama que comparten. Si antes estaban en una situación de posición dominante, hoy lo están aún más todavía.
"Macri tenía un compromiso con Magnetto de resolverle el problema inmediatamente".
En este nuevo contexto, donde los grupos mediáticos están más concentrados y con más poder que antes al punto de, por ejemplo, no respetar el congelamiento de tarifas determinado por el Gobierno, y rechazar algo como que las telecomunicaciones sean declaradas como Servicio Público en Competencia: ¿Cómo se traza un nuevo horizonte democratizador de las comunicaciones en el país?
-Fijate que utilizan el mismo mecanismo, no respetan las decisiones políticas democráticas y se presentan a la Justicia. Yo creo que estos debates son necesarios, repito que para mí la concentración mediática y las posiciones dominantes lesionan la pluralidad y la diversidad, por lo tanto creo que son temas a seguir debatiendo y resolver para mejorar la calidad de la democracia, pero no es el tema que me toca a mí hoy. Hay otras personas en nuestro Gobierno que abordan estos temas, no es mi tarea ni he sido convocado para eso.
¿Pero te imaginás que pueda abordarse en el corto o mediano plazo una reforma del sistema comunicacional argentino que recupere el espíritu de la LSCA?
-No conozco que esté en la agenda, no es un tema al que esté dedicado hoy, más allá de estar convencido de que la discusión sobre el rol de los medios en la democracia para garantizar la libertad de expresión y la pluralidad siempre es importante debatirlo.
Tu abogada escribió: “La concentración mediática es un arma apuntando a la cabeza y al corazón mismo de la democracia y de la República”, un arma que también dispara. ¿Compartís su apreciación?
-Graciana (Peñafort) tiene un gran conocimiento sobre la Ley, trabajó en su construcción y la defendió también en la audiencia pública frente a la Corte, y ha trabajado en la propia aplicación. Y no tengo ninguna duda que la concentración lesiona la democracia, y que nuestro país tiene que terminar con esos sótanos oscuros de la democracia de los que habló el Presidente, esos manejos existentes que se conjugan como noticias falsas y guerra jurídica con un sistema judicial colonizado, con los que las élites de nuestros países buscan conservar sus privilegios en desmedro de las mayorías populares, usando esas tramas oscuras y mafiosas. Nuestras democracias necesitan echar luz sobre esos sótanos oscuros.
"Clarín es un instrumento de los sótanos de la democracia".
¿Clarín es parte de esos sótanos oscuros de nuestra democracia?
-No tengo ninguna duda que Clarín es obviamente un instrumento de eso. No hay un interés vinculado a la información, sino un interés político de utilizar la información o la desinformación para defender esos intereses económicos.