Testeo de las PASO
De cara a las elecciones generales, el Gobierno demuestra estar unido mientras la oposición sigue discutiendo liderazgos
En vísperas del balotaje presidencial de 2015, una premisa preanunciaba la realidad actual de estos dos últimos años: que servir en bandeja la derrota del peronismo a la Alianza Cambiemos UCR/PRO no era una carta que podía olvidarse fácilmente por los líderes del movimiento nacional con aspiraciones en estos recientes comicios 2017 y en los próximos 2019 y 2023.
Los peronistas hoy en la oposición subestimaron a Mauricio Macri. Un candidato presidencial devenido en primer mandatario ajustadamente por las urnas, que de movida y blindado por el poder mediático, dejó knock out a una sociedad aturdida por las pantallas. Macri y quienes están con él, aprovechan cada error de los dirigentes peronistas y radicales autóctonos. En palabras del filósofo José Pablo Feinmann, Macri posee una cualidad de odio e insensibilidad muy acumulada, que viene en parte de que sabe que no lo toman del todo en serio.
Las consignas huecas de la antipolítica y la “gente común”, o las cruzadas de honestidad que nunca se compadecieron de la propia gestión en la administración de los estados más fuertes – Nación, Provincia y ciudad homónimas de Buenos Aires- ganaron a una porción importante del electorado en 2015. En estas recientes PASO 2017, el Gobierno fue más allá. Mientras el país se encamina hacia la verdadera elección del próximo 22 de octubre, estos últimos comicios del domingo 11 de agosto, en sintonía absoluta con los medios de comunicación más poderosos, tergiversaron a la sociedad tras manipular la información de los sufragios. A todo o nada como corolario de un enemigo a destruir: Cristina Fernández de Kirchner.
En película hay secuencias que es mejor centrarlas en fotografías. Se comprenden los enunciados de la Cámara Nacional Electoral quien dos meses atrás alertó a la ciudadanía que ese tribunal no formaría parte del trabajo de procesamiento, cómputo y difusión de los resultados del escrutinio provisorio, dejando esa tarea en órbita del principal interesado en la contienda electoral, el Poder Ejecutivo Nacional, mediante la contratación por el Correo Argentino de la empresa española Indra, sin licitación y en un concurso privado.
Los entretelones en pos de reflejar un eufórico festejo en Costa Salguero, con varias apariciones de Elisa Carrió, Gabriela Michetti, María Eugenia Vidal, Esteban Bullrich y finalmente Mauricio Macri antes de llegar los verdaderos cómputos, ya son conocidos y demasiado obvios. En esta gran antesala que son las PASO, los candidatos del Gobierno nacional fueron derrotados en 14 provincias, con la sorpresa del triunfo en San Luís porque el pueblo cordobés que gobierna el cavallista Juan Schiaretti es demasiado previsible.
Hacia octubre el macrismo buscará el camino de oro que desde el regreso de la democracia acaramelaron a Raúl Alfonsín en 1985, a Carlos Menem en 1991 y a Néstor Kirchner en 2005, en el que se atragantó Fernando de la Rúa en 2001 y que si bien no palpó Cristina Fernández en 2009 y 2013, fue excepcional el aplastante 54% de las presidenciales 2011.
Ahora, el Gobierno demuestra estar unido mientras la oposición sigue discutiendo liderazgos. El peronismo y el radicalismo original, más allá de sus diferencias, deben estar a la altura de las circunstancias históricas. Únicamente con una demostración de unidad amplia con todos los sectores que integran el frente nacional y sin especulaciones de tipo sectoriales o individualistas, se puede vencer una elección aún frente al poder corporativo mediático y con sectores dominantes en contra.