The heavy inheritance (La pesada herencia)
Columna de opinión por Ezequiel Salas
Obama se retira del salón oval con una gran imagen positiva, pero también con una gran responsabilidad la de ser el referente, junto con su esposa Michelle, de la otra parte de la grieta norteamericana.
En sus despedidas twitteras como @POTUS (President Of The United States) Obama sigue diferenciándose del próximo inquilino de la Casa Blanca destacando los logros más importantes de su gestión, desde el crecimiento ininterrumpido del empleo luego de la peor crisis financiera en 80 años hasta el Obama Care, un nuevo sistema de salud que abarca a casi toda la población.
Por su parte, Donald Trump ha elegido para la previa de la asunción del Presidente número 45, ser más Trump que nunca ácido, pendenciero con la prensa, sin pelos en la lengua a la hora de mencionar desde Vladimir Putin o China hasta cuestiones bélicas. No ahorró críticas a su próximo ex Presidente en todos los aspectos como para preparar el terreno para sus primeras medidas.
No es nueva la estrategia de, ante un cambio de Gobierno, sostener que la panacea que el ex plantea es en verdad un infierno del que solamente se saldrá con sacrificio. Poco importan las denuncias, las viejas y las nuevas, de cualquier tipo. Si se le pregunta a Trump, por caso, sobre sus declaraciones juradas de impuestos, su respuesta es y será la misma eso no le interesa a la gente, solo al periodismo; las elecciones las gané yo . Ese será su trending topic.
También utilizará el escudo de hombre del mundo empresario para justificar huecos legales en sus negocios. Ya dijo que podría manejar tranquilamente su imperio económico y la presidencia (¿puesto menor?) sin sobresaltos, pero que elige parecer transparente y no continuar con esos negocios. Los deja en mano de un fideicomiso a nombre de sus hijos y promete no inmiscuirse. Con eso es suficiente. Será una Presidencia no apta para desconfiados, al parecer.
No habrá solamente un cambio de estilo. El Trump de la campaña no tiende a aplacarse, sino más bien va camino a una mayor radicalización. En conferencia de prensa adelantó que su equipo de trabajo reunirá a los mejores cerebros para el bien de los Estados Unidos. Tranquilamente podría haber dicho que tendrá The best team of the last 50 years. Pero, siempre hay un pero, adelantó que el 2017 será un año complicado. El Obama Care hará implosión y se reemplazará por otro mejor para salvar a los ciudadanos del desastre demócrata , exclamó el Presidente electo.
También la metáfora del muro como frontera con México deja su impronta elíptica para empezar a ser una realidad y desde el primer día. Y que el norteamericano promedio se quede tranquilo el costo lo pagarán los mexicanos. Es válido aclarar que la forma de confrontación constante es efectista pero difícil de sostener en el tiempo. Por eso es importante tener enemigos constantes para pelear. Ya no será Hillary la destinataria directa, porque ya está acabada. Hasta Obama le bajó el precio sosteniendo que si hubiera sido él el candidato, Trump nunca hubiera ganado.
En fin y en suma, es curioso que los tres últimos presidentes (Bill Clinton, George W. Bush y el saliente Barack Obama) hayan agotado todo el tiempo máximo permitido para ser presidente. ¿Trump será la excepción? Joe Biden (vice de Obama) ya se anotó para suceder, en cuatro años, al Presidente 45 de EE. UU. Trump da por sentado que el Oval será suyo por ocho años, y, aunque el mismo Barack Obama haya salido a negarlo, la opción Michelle puede hacer retornar a los demócratas a la Casa Blanca. En el país del entretenimiento, y cual certamen televisivo, veremos cuantos deciden mandar OBAMA al 2020.