Un presidente virtual
El candidato presidencial Alberto Fernández tendrá reuniones de acá al domingo con el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, el Primer Ministro portugués António Costa y el ex primer mandatario Felipe González. Estará acompañado por Felipe Solá y el referente de la izquierda chilena Marco Enríquez Ominami
Cuando agendó su viaje a Madrid hace más de un mes Alberto Fernández no previó que lo haría en una coyuntura nacional tan delicada. Hace diez años que el ex Jefe de Gabinete participa como profesor especial en una maestría sobre Gestión Pública y Asesoramiento de Imagen en la Universidad Camilo José Cela. Por lo tanto desde un principio Fernández pautó que viajaría a Europa acompañado solamente por Felipe Solá, una decisión que hace subir las acciones del ex gobernador bonaerense como futuro Canciller.
También estaba planificado por el candidato presidencial que una vez aterrizado en la capital española se encontraría con dos dirigentes políticos de su confianza, el argentino Miguel Cuberos y el ex candidato presidencial chileno Marco Enríquez Ominami. Lo que no estaba previsto treinta días atrás es su profusa y significativa ronda de encuentros bilaterales que implicará encuentros con dos Jefes de Estado, los primeros mandatarios de España y Portugal, y tomar un café con el ex mandatario español Felipe González, un portavoz influyente en la comunidad europea y a la vez vocero informal de las principales corporaciones privadas de su país.
El hombre que acaba de sacar más de 12 millones de votos en las PASO ya sentó posición sobre el tema incluso en plena campaña electoral, donde los candidatos se cuidan de fijar opinión en temas sensibles. Para Fernández el apretón de manos con Bruselas debe conocerse en detalle para luego ser evaluado con profundidad pero, en todo caso, subraya que hay zonas pétreas comerciales que no pueden quedar vulneradas en esa hipotética desregulación intrabloque: el capítulo industrial debe tener una malla de protección estatal considera.
De ese tema, que marcará el nervio diplomático de su futura relación con la eurozona como Jefe de Estado, Fernández también hablará con el jefe de las relaciones exteriores de España Josep Borrel, que en apenas unos meses reemplazará a la italiana Federica Mogherini como Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común, un puesto clave en la arquitectura multilateral de Europa en el monitoreo de pactos comerciales como el puesto en marcha con la zona mercosureana.
Entre los acompañantes de Fernández resalta la presencia de Marco Enríquez Ominami (MEO- así es nominado en la prensa trasandina), porque ya es conocida la consideración de él sobre sus otros coequipers de viaje, tanto de Solá como Cuberos. Ominami es hijo del ex líder guerrillero Miguel Enríquez, en su momento lideró una ruptura novedosa y osada dentro de la ex Concertación chilena, formó su propio partido, fue candidato presidencial y hoy se muestra como un referente de consenso en el heterogéneo mapa del progresismo chileno, que hoy está en un nuevo proceso de rearticulación. Joven, locuaz, pragmático, innovador, Ominami integra un club de líderes progresistas regionales con los que Fernández se siente cómodo para articular iniciativas zonales.
El ex presidente uruguayo José Mujica, el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, son otros ejemplos de los futuros socios con los que Alberto Fernández intentará construir su propio modelo de Patria Grande. No es casual que el propio Ominami haya sido el articulador del Foro de Puebla, una iniciativa continental de articulación progresista, semejante al Foro de San Pablo aunque con otros portavoces, donde precisamente Felipe Solá representó la mirada del Frente de Todos.
Antes de coincidir con Fernández en España Ominami tuvo palabras muy elogiosas hacia el hincha más famoso de Argentinos Juniors. En una columna publicada en el influyente diario chileno El Mercurio, titulada “Alberto Fernández une al progresismo”, Enríquez Ominami así presentó a los chilenos al futuro presidente argentino: “No es neoliberal, pero tampoco promueve el estatismo con olor a naftalina que quieren enchapar a todo progresismo y movimiento de izquierda. Fernández es práctico y se planta frente al país, abierto a una estrecha relación con los mercados internacionales y a la promoción de la empresa privada e inversión extranjera”.
Alberto Fernández retornará al país en una semana, con el “segundo tiempo” de la campaña electoral iniciado. Sus declaraciones sobre el delicado mercado cambiario argentino serán seguidas con mucho celo. Por el momento, según hacen saber desde el Grupo Callao, Fernández concentrará sus intervenciones públicas sobre los temas que han movilizado su viaje a la península ibérica: relación con España y Portugal, reperfilar las negociaciones con Bruselas, y tal como indica la clase que dará en la Universidad Camilo José Cela: “Cómo acercar la política a la ciudadanía: una perspectiva desde las campañas electorales”. Al parecer el círculo más cercano del hombre más votado en la última elección evitará hacer pronunciamientos que, estiman, puedan ser aprovechados por el oficialismo para endilgarle la culpabilidad del mal momento económico.