Desde hace décadas la desocupación es un problema estructural de Mar del Plata: han cambiado las gestiones pero en la ciudad los valores suelen superar la media nacional. Por ello no sorprende que en el contexto económico actual, Mar del Plata tenga la desocupación más alta en los últimos nueve años y lidere el ranking nacional de conglomerados con mayor desempleo del país.

Hace pocas semanas el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que el 12,8% de la población activa de la ciudad no tiene trabajo. Esta cifra es considerablemente superior a la media del país: a nivel nacional la desocupación es del 9,1%. Estos datos generan preocupación ya que si se compara con el mismo trimestre del año anterior, el incremento de la desocupación fue de más de 3 puntos (9,3%).

Por otra parte, el informe del INDEC detalla que en Mar del Plata el índice de subocupados (quienes trabajan menos de 35 horas semanales) alcanza el 17,5%, mientras que los ocupados demandantes de empleo llegan al 21,6%. De este modo, en la ciudad hay 40 mil desocupados, 54 mil subocupados y 67 mil ocupados que buscan otro empleo, para mejorar o complementar.

Estas cifras evidencian que la situación laboral es una de las mayores problemáticas de la ciudad y por ello, la mayoría de los candidatos a intendente, hablan de cambiar la matriz productiva, dejar atrás la  estacionalidad y promocionar Mar del Plata 12 meses, potenciar el Parque Industrial, apoyar el cordón frutihortícola o impulsar la industria del software.

En octubre del año pasado la provincia organizó una feria de empleo en el Museo MAR, ese día hubo más de 15 mil inscriptos en busca de trabajo. Sin embargo, la desocupación no es el único dato que genera preocupación.

Uno de cada cuatro marplatenses es pobre

Resulta lógico que en una ciudad con elevado índice de desempleo los datos referidos a la pobreza también sean alarmantes. Según el último informe del INDEC, más de 157 mil marplatenses viven bajo la línea de la pobreza y 41.164 son indigentes.

La publicación del segundo semestre de 2018 reveló que el 24,8% de la población y el 18,6% de los hogares viven debajo de la línea de la pobreza mientras que el 6,5% de las personas y el 5,2% de los hogares lo hacen en la indigencia.

Con este panorama se han multiplicado los comedores comunitarios y muchos de ellos encuentran graves dificultades para sostenerse por falta de recursos y crecimiento del número de familias que se acercan. Lógicamente cada vez más gente necesita de los comedores y merenderos para alimentarse, y estos cada vez tienen menos mercadería para ofrecer.

Persianas bajas

Una de las zonas de Mar del Plata más afectada por la crisis económica es la avenida Juan B Justo. Allí se puede encontrar gran cantidad de locales vacíos que debieron bajar sus persianas en los últimos meses. Desde la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) señalaron que cerca del 20% de los comercios de la ciudad cerraron en 2018. Este dato también explica el crecimiento del desempleo ya que las Pymes son generadoras de miles de puestos de trabajo y uno de los sectores que más sufre la caída del consumo.

En estos últimos meses, comercios icónicos de Mar del Plata debieron cerrar sus puertas, muchos de los cuales habían sido inaugurados hace décadas y habían superado numerosas crisis del país. En el último tiempo bajaron sus persianas la fábrica de calzado y marroquinería El Fortín (74 años en la ciudad), la Taberna Baska (57 años), el Café Doria (62 años), la zapatería Silvio Nucera (40 años) o el clásico restaurant Amigos (39 años).

En la mayoría de los casos estos comercios no pudieron sostener los gastos: a la disminución en el consumo se le sumó el elevado costo de la luz, el gas, los impuestos y en algunos casos el alquiler.

En un contexto duro para el comercio, el verano no dio el respiro que esperaban los marplatenses. Si bien el Ente Municipal de Turismo y Recreación (EMTuR) no brindó datos oficiales de la temporada, en la primera quincena de enero arribaron a la ciudad 32 mil turistas menos que en el mismo período del año anterior. Luego de ese primer balance negativo la presidente del organismo, Gabriela Magnoler, intentó justificar la presencia de menos turistas augurando que la temporada sería “buena más desde lo cualitativo que desde lo cuantitativo”. Eso, se supone, tampoco sucedió; desde el 15 de enero no hay cifras ya que el EMTur prefirió no publicar más datos. Desde la UCIP sostuvieron que “en comparación con el mes de febrero del 2018, este año las ventas en unidades físicas sufrieron una baja del 18,95%”.

El fin de semana largo de Semana Santa tampoco trajo alivio: según un informe del Departamento de Estudios Sociales y Económicos, el 71,4% de los comerciantes marplatenses consideró que sus expectativas no fueron superadas.

Suele decirse que el invierno es duro en Mar del Plata. Sin el colchón que podría generar una temporada positiva, la mayoría de los comerciantes apuestan a no perder. En el calendario están marcados el feriado puente del 9 de julio y las vacaciones de invierno, aunque aún falta demasiado para esas fechas. La UCIP consultó por las expectativas de venta en los próximos tres meses, y el 58,3% contestó que bajarán, mientras que el 33,3% cree que se mantendrán y sólo un 8,3% tiene la intuición de que aumentarán.

“El decrecimiento de la actividad económica contrasta dramáticamente con el fuerte incremento de los costos de producción” manifiestan desde la UCIP. “Estamos en una crisis recesiva en la actividad comercial e industrial, agravada por aumentos en los costos de producción. No nos endeudamos para crecer, sino para evitar el quebranto”.

En este contexto, los candidatos a intendente recorren Pymes, se juntan con empresarios del Parque Industrial y emprendedores, proponen acciones y critican la gestión. La campaña electoral tiene un eje principal e ineludible para oficialismo y oposición: la ciudad es la capital nacional de la desocupación y uno de cada cuatro marplatenses es pobre.