Llega un nuevo día de San Cayetano, Patrono del pan y del trabajo, y en medio de una crisis de profundidades aún inciertas, millones de argentinos y argentinas pedirán por una vida digna, una vez más. Pero esos millones de argentinos y argentinas no descansan en su fe, trabajan, se organizan, y luchan por sus derechos. Día a día sostienen un volumen inmenso de las actividades productivas y la economía del país, en cada una de sus regiones. Y si la pandemia puso en agenda con más fuerza que nunca los problemas que genera la informalidad, también colocó en primer plano la importancia de los trabajadores y trabajadoras de la economía popular en el sostenimiento del tejido social, y la potencialidad del sector para ser un actor protagónico en la épica de volver a poner a la Argentina de pie. Hoy, las organizaciones harán un acto virtual vía Youtube desde las tres de la tarde, y se espera que participe el presidente Alberto Fernández.

Gildo Onorato es Presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Evita y dirigente de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). Cristian Medina es referente de Barrios de Pie en La Plata, Berisso y Ensenada, y coordina el trabajo de su organización en la UTEP. Diagonales dialogó con ambos sobre la Economía Popular de la región, la relación con el Municipio y el lugar que el sector puede ocupar en la salida de la crisis.

ECONOMÍA POPULAR PLATENSE

“El neoliberalismo instaurado en los 70 dejó en los márgenes del aparato productivo a millones de argentinos y argentinas. Eso fue dando lugar a los famosos rebusques, trabajos de todo tipo que componen lo que se suele llamar economía informal, no registrada; nosotros decimos economía popular”, explica Medina dando cuenta de las raíces del sector. La destrucción paulatina del aparato productivo, sobre todo industrial, que el país sufrió desde mediados de los 70 hasta principios de los 2000, con un fuerte epicentro en los años menemistas y una reedición a todo trapo en los últimos años a manos del macrismo, reconfiguró la composición del trabajo nacional. Las respuestas populares a la marginación de la economía registrada, fueron dando nacimiento a nuevas formas de asociación para el trabajo y la producción entre quienes no encontraban su lugar en el mercado formal. “Hoy en día se calcula que un 40% de la economía del país tiene que ver con la economía popular, y en una región como la de La Plata, sin un fuerte aparato fabril, podemos pensar en ese mismo porcentaje o incluso un poco más”, agrega Medina.

Onorato, por su parte, describe al sector como una construcción amplia y heterogénea. “Hay tres sectores preponderantes: el rural, con el cordón frutihortícola o cordón verde, que abastece a la región y a todo el país; la infraestructura social, que tiene que ver fundamentalmente con la construcción y acondicionamiento de espacios públicos y barrios populares; y lo socio comunitario, la economía del cuidado. Pero hay más sectores, como el reciclado, el portuario, el comercio urbano de feriantes”, explica el referente de la UTEP. Pero la importancia y el peso específico de la economía popular en la región no solamente están dados por amplia variedad de ramas económicas que incluye, sino también por la cantidad de trabajadores y trabajadoras que lo componen. “Se calculan casi unos 10000 productores de la Agricultura Familiar en el cordón verde, y más de 15000 trabajadores y trabajadoras urbanos en el programa Potenciar Trabajo”, afirma Onorato. Los números dan cuenta por sí mismos de la relevancia de este actor económico y social, no solo en cuánto a la producción, sino también para el consumo interno como motor de la economía. “Es muy necesaria toda esa actividad desde abajo para que se active la rueda de la economía”, señala Medina.

LÓGICA COMUNITARIA, RELACIÓN CON EL ESTADO Y CRÍTICAS A GARRO

“El período del macrismo nos dejó un gran aprendizaje sobre la institucionalidad, sobre cómo relacionarnos con el Estado” expresa Onorato. “Se consiguieron leyes muy importantes como la de emergencia social, emergencia alimentaria y el registro nacional de barrios populares en proceso de integración urbana. Todas herramientas indispensables para construir políticas públicas” agregó. El Presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Evita refiere a unos años en lo que, con el neoliberalismo gobernando, los movimientos sociales reconfiguraron sus lógicas de lucha y negociación por más derechos, alcanzando conquistas trascendentales que los solidificaron como sector. Pero esa relación con el Estado se encara desde la fuerza propia, desde la organización en los márgenes a los que las lógicas de ese mimo Estado confinaron a tantos trabajadores y trabajadoras. “No alcanza solo con articular con el Estado, las organizaciones tenemos un rol central en vertebrar la demanda. La pandemia mostró con claridad cuán lejos está el Estado de llegar a todos lados, y puso de manifiesto la importancia de la organización comunitaria y las redes”, explica Onorato profundizando su razonamiento.

Economía popular en La Plata: un motor indispensable para salir de la crisis

En la misma dirección, Medina afirma que “todos los ejes de trabajo de la economía popular se estructuran en redes comunitarias. El abordaje de los barrios populares tiene que ser con una lógica comunitaria y de todos los sectores, desde el Estado para abajo. Si en plena pandemia La Plata no tiene los mismos casos que otros territorios es justamente por la fuerza y la consolidación de estas redes comunitarias”. Y cita el ejemplo de las “cientos de compañeras de la economía del cuidado que sostienen ollas y comedores; compañeras y compañeros que asisten a los jubilados que no pueden salir o quienes tiene que permanecer en aislamientos por ser positivos o casos sospechosos; compañeros y compañeras promotoras de salud y género que brindan asesoramiento en los barrios, dan respaldo a las comunidades, ayudan con trámites y cuestiones burocráticas; allí se contiene hoy la crisis de la pandemia”.

Y no solo es que el Estado no llega a todos lados, sino que, como viene contando Diagonales en sucesivas entregas, particularmente la gestión de la crisis por parte de la intendencia de Julio Garro viene cosechando numerosas y profundas críticas por sus respuestas insuficientes. Pero esa falta de respuestas tampoco es algo nuevo. “Si hablamos desde la economía popular, del Municipio solo recibimos indiferencia o persecución” dice Medina. Y cita ejemplos: “en la ciudad tenemos el caso de los feriantes y los manteros, que en los últimos años sufrieron persecución y varios operativos violentos, me viene a la cabeza uno en parque Saavedra. Hubo un intento de regular la actividad pero fue mal hecho, se quiso mandar a los trabajadores a lugares alejados de la cuidad donde, obviamente, hay muchas menos posibilidades de ventas, generó desbordes. Lo mismo con el reciclaje urbano, siempre la misma lógica de persecución y represión; nunca vi un operativo así en un campo de polo” remata. En cuanto a los trabajadores y trabajadoras del cordón verde, Medina cuenta que “por ejemplo, en las situaciones de temporales importantes como el de febrero del año pasado, muchos productores sufrieron graves daños, voladuras y destrucción de viviendas e invernaderos, y desde el Municipio no tuvieron ninguna respuesta”. Cabe remarcar también las protestas con las que el sector intentó llamar la atención de la gestión de María Eugenia Vidal el año pasado por el peso de la crisis económica para su actividad, y los crecientes problemas de inseguridad que denunciaron. “Este sector apunta con fuerza al abastecimiento interno, y la dolarización de insumos y recursos necesarios para producir los complica mucho” agrega Medina.

Otro ejemplo citado por el referente de Barrios de Pie es el del proyecto de “Régimen de Promoción del Trabajo y Desarrollo de la Economía Popular, Social y Solidaria del partido de La Plata”, presentado en 2018 por Concejales de Unidad Ciudadana. El mismo planteaba destinar un 25% del trabajo de la obra pública a cooperativas de la economía popular, para fomentar el trabajo de los sectores más relegados en momentos donde la crisis económica comenzaba a agudizarse. “Ese proyecto duerme el sueño de los justos, por la cartelización del sector. Lo mismo que vemos a nivel nacional con la compra de alimentos, habiendo tantas cooperativas el Estado termina recurriendo a grandes compañías que cartelizan el mercado”, explica. “En 2016 se refaccionaron escuelas desde las cooperativas con fondos del Fondo Educativo Provincial. En 2017 se comenzó y luego se discontinuó ese trabajo. También se habían firmado contratos para hacer veredas en barrios populares que nunca se cumplieron. En una reunión en la que reclamamos por esos contratos, Barbier y Negrelli nos dijeron: nos gastamos la guita en la campaña”.

En cuanto a la contención de la pandemia, por su parte, Onorato expresó que “más allá de las diferencias con el Municipio, celebramos la conformación de los Comités de Crisis”. Reafirma así una perspectiva que todas las organizaciones manifiestan en cuanto estos dispositivos, que esperan puedan sobrevivir a la crisis del coronavirus y se instalen como instituciones plenas en el Municipio, consolidando la articulación entre el Estado y los movimientos sociales.

SAN CAYETANO Y PROPUESTAS PARA LA POST PANDEMIA

“Esta fecha  tiene un significado muy relevante porque San Cayetano es el patrono del trabajo  y está claro q la mejor política social es el trabajo, el camino es hacia la recuperación del paradigma del trabajo, que sea superador de las políticas alimentarias y de subsidios que se han ido generando en los últimos años. Implica una celebración de lo construido hasta el momento y una invitación a seguir reivindicando los derechos de todos y todas a contar con tierra techo y trabajo" expresa Onorato de cara a una nueva celebración este 7 de agosto. Y pensando en la recuperación económica que el país ya intenta comenzar a construir, una exclamación encuentra sus palabras con las Medina: “Los movimientos sociales somos parte de la solución” afirman ambos.

Hace dos meses, decenas de movimientos sociales, de trabajadores y trabajadoras, federaciones de productores y organizaciones populares le entregaron en mano al a Alberto Fernández un “Manifiesto nacional por la soberanía, el trabajo y la producción”.  En el mismo, organizan su mirada sobre la crisis actual y sus propuestas para la recuperación en ocho ejes: Soberanía alimentaria, soberanía monetaria y financiera, soberanía fiscal, soberanía productiva, soberanía energética, soberanía marítima, un piso de ingresos garantizado para toda la población, y un acceso a la vivienda digna y planificación territorial nacional. Con una mirada profunda e integral de la situación nacional, proponen, entre otras cosas, la creación planificada de un millón de chacras mixtas combinadas con la industrialización del campo, la organización del abastecimiento en base a una lógica de pequeñas producciones de cercanía,  la construcción de un millón de viviendas populares en un año, una reorganización territorial nacional creando ciudades-fábrica a lo largo y ancho del país basándose en el arraigo que genera el trabajo, la nacionalización de los puertos y reconstrucción de una flota mercante nacional, la estatización de servicios públicos para un acceso democrático a la energía, una reforma tributaria integral y progresiva con mayores gravámenes a los sectores de altos ingresos, el registro y la formalización de la economía popular cono sector, ingresos universales dignos para toda la población.

Esta enumeración, extensa pero no exhaustiva de la enorme cantidad de propuestas del sector,  sirve para dimensionar su importancia y su rol central en la vida del país, hoy en la contención de la crisis, mañana en la construcción de una nueva Argentina. La economía popular creció como respuesta a una Argentina que se volvía cada vez más excluyente, y hoy trabaja, piensa y construye en pos de una Argentina más justa e igualitaria, con todos y todas adentro, y con la felicidad del pueblo como horizonte.