Iluminar las aulas
Cada 11 de septiembre hacemos reflexiones apresuradas para terminar brindando diferentes diagnósticos que, a pesar de la gran cantidad, nos han servido de poco
Cada día del Maestro intentamos exaltar virtudes, muchas de ellas de gran valor pero de escasa practicidad ante el avance de los tiempos. Hemos concebido la escuela desde distintas aristas y particularmente en las últimas décadas su evolución ha tenido poco que ver con los avances de la tecnología en general.
Sin embargo y llamativamente, en todo este devenir muchas veces hemos dejado de lado a un factor fundamental para establecer el verdadero nexo entre Sociedad y Escuela y también entre Escuela y Estado y ese factor, es el docente.
Debemos plantearnos, entonces un nuevo camino de revalorización y rejerarquización docente, que no sólo debe aplicar a su salario –devaluado históricamente- sino también a otorgarle la posibilidad de ser agente directo a la hora de iluminar las aulas.
La escuela debe convertirse en un sitio de permanente interacción con la comunidad y donde no sólo los niños sean bienvenidos sino que la participación de padres y familia resulte imprescindible. Ejecutivo y legislativo debemos promover los mecanismos propios y aquellos que nos requiera la comunidad educativa, sin enfrascarnos en tediosos y laberínticos debates sino tratando de escuchar y dar respuesta inmediata a quienes hoy mantienen enhiesto el sistema a pesar de las carencias propias para enseñar, pero fundamentalmente las falencias que provienen del seno familiar y que los niños tratan de que sean satisfechas por sus docentes.
Debemos terminar con la historia de carencias internas y externas, si es que queremos –valga la redundancia- cambiar la historia.
Resulta alarmante ver como en estos pocos meses se fugaron a través de las malas políticas económicas miles de millones de pesos que podrían haber terminado con el déficit de infraestructura escolar, ese que pone en riesgo a nuestros chicos que en muchos casos padecen frío, calor o peligro de accidentes por deficiencias estructurales.
En qué momento hemos perdido la noción, a punto tal de no entender que si hay algo que se constituye en el origen de toda nación, es la escuela pública y que no podemos “ahorrar” allí, sino que por el contrario debemos “invertir” allí, porque es una buena forma de otorgar libertad al individuo y brindar equidad a la sociedad en su conjunto.
Nos queda por delante ahora una reconstrucción épica, en la que el docente tendrá un papel protagónico especial y su vocación jugará a favor de que confiemos en que será exitoso.
Nos tocará a todos, pero especialmente al maestro unir las partes que hayan quedado sueltas y acomodarlas, unas irán a fortalecer la enseñanza y las otras a recomponer la familia, porque la escuela termina siendo, y aún más en las crisis, alimento de todos.
Será menester que el Estado les dé la contención y las herramientas necesarias para que desarrollen su tarea en plenitud porque desde los cimientos sociales que genere la escuela es que comenzaremos a dar sustento a un mejor futuro para todos.
Los docentes deberán ser los mediadores culturales de una sociedad que debe entender que los caminos alguna vez tienen un comienzo y que en esta sociedad, el comienzo de todo está en la Escuela.
*Mamá y militante. Diputada Provincial por la 2da. Sección Electoral, Bloque del PJ- Unidad y Renovación. Twitter: @PatriciaMoyanoDip