Economía y salud, abrir la economía es esencial
Cómo preservar el tejido productivo sin descuidar la salud. Los países que Argentina debiera replicar y los que no
En estos días se repite una disyuntiva falsa “vida o economía”. Y no tiene ningún sentido. Los países líderes en gestionar la pandemia han tomado la decisión correcta de proteger la salud y la economía a la vez. Corea del Sur, con 51 millones de habitantes y menor gasto público y gasto sanitario per cápita sobre PBI que la mayoría de los países de la OCDE, ha demostrado que se puede mantener la economía viva y la crisis sanitaria correctamente gestionada, con 259 fallecidos al cierre de este artículo. Los países líderes en la gestión de la crisis del Covid-19 han demostrado que se puede preservar el tejido productivo y económico y controlar la pandemia. Austria, Suiza, Polonia, Singapur, Taiwán o Alemania son ejemplos de coordinación sanitaria y económica.
La decisión de cerrar la economía por decreto, sin embargo, ha demostrado ser un gravísimo error. Como explicaba el premio Nobel, Michael Levitt: "cuando analicemos todos los datos, el daño producido por los confinamientos excederá enormemente cualquier beneficio".
Argentina, que ya se encontraba en recesión y grandes dificultades económicas, no puede caer en el error de países europeos como España y hundir la economía por no gestionar la epidemia de manera correcta. ¿Qué puede hacer Argentina y los países de Latinoamérica para gestionar correctamente la salida del cierre forzoso y reducir el daño económico?
Primero, dotar a las empresas y comercios de protocolos y equipamientos sanitarios de obligado cumplimiento e implementación. Facilitar la distribución masiva de mascarillas, guantes sanitarios y gel hidroalcohólico con protocolos específicos de distanciamiento, reciclaje y limpieza, además de control de temperatura y limitación coordinada con las empresas de aforos adaptándose a medidas específicas que sean adecuadas para cada sector. Uso generalizado de mascarillas en la población y medidas de higiene y protección disponibles en todos los lugares donde se encuentren grupos numerosos.
Segundo, hacer tests masivos para identificar los posibles brotes y riesgos, además de dotar a las provincias de mecanismos de coordinación inmediata para evitar rebrotes. Coordinar medidas inmediatas de prevención y gestión allá donde se genere un brote.
Tercero, proteger a las capas de la sociedad más vulnerables ante la pandemia, especialmente a los mayores, con medidas claras y específicas para que limiten su exposición al riesgo.
Cuarto, permitir que las empresas se coordinen de manera rápida para evitar que se rompan las cadenas de suministro. Esto es especialmente importante en una nación como Argentina con un alto porcentaje de pobreza y alta inflación, para que no se empeore una situación ya de por sí difícil.
Quinto, facilitar que se creen zonas “libres de Covid-19” con certificados expedidos por las autoridades sanitarias con las máximas garantías sanitarias para abrir lo más rápidamente posible los centros de atracción de turismo y comercio.
Todas estas medidas son las que están tomando desde hace meses los países líderes para preservar el tejido empresarial y evitar una depresión económica con implicaciones muy peligrosas de largo plazo no solo a nivel PBI sino graves problemas sociales, recrudecimiento de la pobreza y empobrecimiento generalizado.
Argentina, como tantos países de Latinoamérica, no tiene la capacidad de endeudarse de manera exponencial como está haciendo España o Italia, ni debería. Los ejemplos de esas dos naciones nos muestran el error de cerrar la economía sin coordinación y gestión cooperativa con las empresas y la mala decisión de ignorar los riesgos de la pandemia. Es triste, pero estos países se enfrentan a una debacle económica sin precedentes que Argentina y sus vecinos no deben replicar.
¿Qué ventajas tiene Argentina a la hora de abrir la economía? El distanciamiento de la población en muchas provincias es relativamente más sencillo, la capacidad productiva del país está intacta y puede reactivarse para ayudar a dotar a la nación de equipamiento sanitario. También tiene la ventaja de tener un empresariado dispuesto a invertir en la recuperación, para lo cual el gobierno debería eliminar los enormes escollos a la inversión y el empleo que existen. Por supuesto, Argentina tiene un amplio acceso a materias primas de calidad para apoyar la recuperación.
Las estimaciones de caída de la economía argentina, según CEPAL, muestran un -6,5% del PIB en 2020, superior a la media de Latinoamérica y Caribe de -5,3%. El gran problema de Argentina es que ya venía de una recesión y de enormes problemas de solvencia exterior. Es por ello que el plan de salida de la crisis del Covid-19 debe incluir también importantes medidas económicas y monetarias para eliminar los fuertes desincentivos a la inversión extranjera, a la creación de empleo y crecimiento empresarial. Argentina debe presentar al mundo un plan serio de reestructuración del gasto público, con medidas para facilitar la recuperación y con un fuerte compromiso de mejorar la coordinación con las empresas, los trabajadores autónomos y fortalecer la seguridad jurídica.
Argentina debe decir: No es “economía o salud”, es “economía y salud”, porque sin economía no hay sanidad pública.
*Doctor en economía, profesor de Economía Global y autor de bestsellers entre los que se cuentan La Gran Trampa, La Madre de Todas las Batallas y Viaje a la Libertad Económica, traducidos al inglés, chino y portugués. Twitter: @dlacalle