La negociación de las paritarias en medio de una pandemia
Confundir la autonomía de la voluntad colectiva con los intereses de los mercados denota una falta de sensibilidad social y una total carencia del derecho del trabajo
Resulta una verdad manifiesta que la negociación colectiva no puede ser disecada de los procesos políticos y, en especial, del marco ideológico de los gobiernos de turno. Esto se explica porque la negociación colectiva es el ejercicio, por excelencia, de la democracia en su más amplia expresión y de la plena autonomía colectiva.
Las partes de este proceso actúan en un plano de absoluta igualdad y sin restricción alguna y son actores principales en la dinámica de los procesos sociales y económicos.
Pero es incuestionable que para que ello sea posible debe existir la plena vigencia de las instituciones, de la libertad sindical de las relaciones colectivas y de la igualdad en los salarios de los trabajadores. La negociación colectiva es uno de los caminos más intrépidos y revolucionarios del derecho de todos los argentinos.
A la negociación colectiva, debemos analizarla en el contexto temporal que atraviesa el país y las relaciones individuales y colectivas del trabajo, de la confrontación de intereses de los empleadores y de los asalariados.
En un período devastado por los índices inflacionarios, una caída estrepitosa del empleo genuino y con más del 40% de precariedad laboral, necesitamos de medidas de impacto social que aumenten el consumo y generen un incremento de los niveles de productividad, la inversión y el crecimiento.
Es por ello que, la activación de las negociaciones de salarios es indispensable para nivelar los niveles de productividad y crecimiento del consumo.
La amenaza sindical de medidas de acción directa justo en medio de una pandemia forzó en las últimas semanas al gobierno a aceptar reabrir la negociación que involucra el salario de 6 millones de asalariados privados dependientes encuadrados dentro de la ley 14.250.
Sin embargo, muchos sindicatos se ven en un escenario de negociación y de choque con las agrupaciones empresariales, debido a una puja de intereses a consecuencias de los efectos nocivos que la pandemia provocó en el trabajo.
El ejemplo de la traba de una debida negociación, la llevó el sindicato más representativo del país, el sindicato de comercio, liderado por el gitano Cavalieri, que luego de infructuosas negociaciones en el seno del Ministerio de trabajo, no logró torcer el brazo de la cámara empresarial de comercio y lograr cerrar una paritaria que, históricamente fija una vara y una referencia para los demás sindicatos.
Las pocas paritarias que se están entablando en las últimas semanas rondan el piso del 30% luego que el Ministro de Economía, Martín Guzmán, anunciara el presupuesto 2021 con una inflación anual 2020 estimada del 29%.
Hasta agosto de 2020, se firmaron 23 acuerdos salariales sectoriales que establecieron aumentos salariales para un millón de asalariados privados en relación de dependencia, número que representa un 19% del total del empleo del sector privado. Si bien, los acuerdos firmados reconocen características disimiles, se podría afirmar que la mayoría de los convenios de amplia cobertura en cantidad de trabajadores, presentaron contenidos convergentes en materia de incremento pactado, período de vigencia e inclusión de cláusulas de revisión.
La suma fija de $4.000 más las cláusulas de revisión incluidas en las paritarias 2019, provocaron incrementos salariales en el presente año, antes de sustanciarse las paritarias de 2020. Este fenómeno dio lugar a un aumento adicional de los salarios que, en definitiva, terminó siendo relevante para amortiguar la caída del poder adquisitivo durante la pandemia, como consecuencia de la aplicación de suspensiones y/o de la menor cantidad de horas trabajadas en ciertos sectores. Finalmente, uno de los contenidos incluidos en todas las paritarias anuales es la cláusula de revisión que contempla la posibilidad de reabrir las negociaciones en caso que los resultados de inflación excedan los aumentos pactados. En las actividades donde se registran los menores porcentajes de incremento salarial durante el período calendario, se incluyen cláusulas de revisión antes de finalizar el año. Por ejemplo, la paritaria de los empleados bancarios cotejará el aumento pactado con la inflación en noviembre, el gremio de aceiteros la incluyó en el mes de agosto y los encargados de edificio también en noviembre del corriente año. En cambio, camioneros, que tendrá uno de los mayores porcentajes de aumento en el año calendario revisará la paritaria recién en febrero del año próximo.
La esencia de una mesa de negociación sindical tiene su eje en cuidar el bolsillo de miles y millones de trabajadores que día a día, dignifican el Trabajo, en todas sus formas.
*Especialista en Derecho del Trabajo y seguridad Social. Magister en Empleo y Políticas publicas. Twitter: @chiesa_juan