Mariano Messera: "El contexto social está difícil y pareciera que nosotros como ciudadanos no podemos hacer nada"
El ex jugador y actual entrenador de la Reserva de Gimnasia habló con Diagonales en la sección Intimo y recorrió su trayectoria futbolística, la importancia de Timoteo Griguol para su vida y carrera, su nuevo rol como formador y mucho más
El nombre de Mariano Messera, representa el mundo Gimnasia. El talentoso número 10 de la época dorada del equipo del viejo Tomiteo y símbolo del mundo Mens Sana dialogó con Diagonales en su segunda casa: Estancia Chica y recorrió su carrera; pasando por inferiores y el debut con la camiseta del Lobo de la mano de Griguol, a quién lo nombra su Maestro.
Además, rememoró las épocas doradas, los momentos malos en el club de sus amores y comentó de qué manera lleva a cabo su nuevo rol como entrenador en la Reserva Tripera, e hizo hincapié en la importancia de la formación de jugadores para el club.
A su vez, opinó sobre el cambio de los chicos que sueñan con ser jugadores de Primera en la actualidad con los de momento y el contexto social que no es favorable para los jóvenes.
¿Cómo te encontras hoy en el día a día trabajando en tu segunda casa, Gimnasia?
-Muy bien, feliz de estar en Gimnasia, porque estoy en el club que amo, donde me crie de chiquito y soy hincha. Hoy me toca estar en una función ligada al fútbol, al deporte que me dediqué toda mi vida y hace tres años que estoy como entrenador y formador entre mis periodos en Cuarta y Reserva. Es lindo poder volcarles a los chicos las experiencias vividas a lo largo de la carrera.
Una familia compuesta por cuatro hermanos, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza de la infancia?
-Lo primero que se me viene a la cabeza es la pelota, jugar al fútbol con amigos en el barrio, era algo común de los hombres de la generación mía, porque en aquella época abundaban las canchitas en los barrios, hoy lamentablemente ya no existen. Era una felicidad juntarte con tus amigos, que te pasen a buscar por tu casa e ir a patear horas y horas hasta que tus viejos te vayan a buscar o te pegaban el grito para que vayas a comer porque se hacía de noche. Esa época la recuerdo con felicidad, porque hice muchos amigos y estábamos todos en la misma. Pero a la par, desde los cuatro años, comencé a jugar el Circulo Policial, donde aprendía y sin responsabilidad. Las responsabilidades empezaron más de grande, cuando llegué a Gimnasia.
Tu papá profesor de Educación Física, tu mamá Bibliotecaria, ¿qué agarraste de ellos para llevar a lo largo de tu carrera?
-Yo al verlo a ellos, aprendí la constancia y el amor por el trabajo. Mi viejo era docente daba clase en un colegio, terminaba esa clase y a los 15 minutos se iba a otro colegio en su autito a las corridas. De mi vieja lo mismo, porque se la pasaba trabajando. Ambos lo hacían para que podamos vivir y darnos los pequeños gustos que podíamos tener cuando éramos chicos. Después también destaco el acompañamiento de ellos cuando yo empecé a jugar en el fútbol infantil, estaban todos los sábados donde me tocaba jugar. El apoyo de ambos era importantísimo.
“De mis viejos aprendí la constancia y el amor por el trabajo”.
¿Cómo calificas tu paso por las divisiones inferiores del Lobo?
-Hermoso, porque la categoría ‘78 me dejó un montón de amigos, que cada tanto nos juntamos. Fue una camada donde llegaron cuatro o cinco chicos a Primera División, eso también suma para mantener la relación. Pero era una realidad totalmente distinta a la que se vive ahora, porque cambió todo, la manera del entrenamiento, los días, antes no se practicaba todos los días sobretodo en las categorías más chiquitas, eso ha variado mucho.
Hablaste de llegar a Primera, ¿qué recordas del debut?
-Yo ya entrenaba con el plantel de Primera y jugaba en Reserva, pero en la semana previa al inicio del torneo Apertura 99, el viejo Griguol me empezó a poner como titular y me tocó a los 19 años, contra San Lorenzo. Era todo muy nuevo para mí porque nunca había ido al banco, ni concentrado y me acuerdo que lo viví con mucha alegría, nervios y ansiedad. Pero estuve tranquilo por las palabras del viejo, de mis compañeros, a los cuales un año y medio antes los veía desde la tribuna.
Hablame del viejo Griguol, el tipo que te hizo debutar, terminar la escuela y hasta te cuidaba cuando Messera no rendía
-El viejo fue un maestro. Un tipo de pocas palabras y no tan cercano al jugador, pero elegía los momentos para hablar con determinados jugadores. Él fue el primero que confió en mí, me lleva a entrenar con 17 años y me hace debutar. Yo recuerdo que mis compañeros de categoría: Chirola Romero, Leandro Cufré, Fernando Gatti debutaron primero y yo fui el último en comenzar a tocar el primer equipo, pero él siempre me decía que era cuestión de no apurarme y de saber en qué momento había que saber en qué momento tirar un chico adentro de la cancha. Fue muy inteligente, porque me lo decía creyendo que yo me podía bajonear por ver a mis compañeros jugar en Primera, por suerte nunca pasó porque yo sabía que jugando en Reserva y haciéndolo bien algún día la chance la iba a tener.
Sobre Griguol: “El viejo fue un maestro, un tipo de pocas palabras, pero elegía los momentos para hablar con determinados jugadores”.
Pero sobrepasó lo futbolístico, porque me presionó para que yo termine el secundario y si no hubiese sido por él nunca lo hubiese hecho. Un día me dijo: “Petizo si no terminas el secundario, la pretemporada del ‘99 no la vas hacer”. Yo ya estaba afianzado en Primera, pero eso no le importaba a él, me tuve que poner a estudiar las tres materias que me habían quedado colgadas desde el ‘95, fui hablar a la escuela para saber los temas que tenía que estudiar y así fue que lo terminé.
Hoy los jugadores tal vez debutan y no se pueden mantener jugando en la Primera División, ¿Fue importante para vos qué Griguol esté como técnico y puedas haber encontrado esa constancia?
-Sí, fue fundamental para mí y mirando a la distancia, que él haya estado en ese momento para que yo me pueda mantener en el equipo, dándome seguridad y confianza. Además, porque el viejo no era de los entrenadores que te traían ocho refuerzos, llegaban uno o dos de jerarquía como por ejemplo el Beto Marcico, Pedro (Troglio), Enría, Reggi y después éramos todos chicos salidos de las inferiores, donde se mantenía una base y no se renovaban los planteles como se modifican hoy. Eso nos dejaba tranquilo, la responsabilidad era de nosotros, los chicos que sabíamos que si manteníamos un nivel y le respondíamos a lo que pedía, teníamos la posibilidad de quedarnos en Primera unos cuantos años.
En los clubes que más tiempo estuviste fue Gimnasia y Rosario Central, en ambos dos etapas, ¿Por qué te costó adaptarte en otros equipos?
-Es difícil tener una respuesta concreta a esa situación, porque pasé por diferentes circunstancias. En muchos lados no me tocó jugar mucho, seguramente la culpa fue mía. Pero también me pasó que en Catania me lleva un técnico y por malos resultados se va, viene otro y no me tiene en cuenta, en Cruz Azul me pasó exactamente lo mismo o en un determinado momento cuando me tocó estar afuera por temas familiares tuve que pegar la vuelta porque necesitaba estar en la ciudad. Pero en cada lado que estuve trate de dar lo mejor. En Rosario Central, me llama Miguel Ángel Russo y la pase muy bien porque se formó un gran equipo, un buen grupo. De todas maneras estoy conforme con la carrera que me tocó hacer. Fui un tipo que entregó todo, por momentos lo pude hacer hecho bien, por momentos no tanto, pero siempre me brindé al máximo porque siempre fue mi pasión y lo amaba con locura.
“Fui un tipo que entregó todo, por momentos lo pude haber hecho bien, por momentos no tanto, pero siempre me brindé al máximo”.
Te tocó jugó jugar en el Nacional B con San Martín de San Juan, estuviste en Deportivo Morón y finalizaste tu carrera jugando un Federal C donde es todo amateur, ¿Por qué a veces el jugador de fútbol profesional pierde el hambre del amateurismo?
-Si lo perdes o quizás no te das cuenta cuando estas en un nivel más alto que había otra manera de vivir el fútbol. Hay un montón de gente que se esfuerza para poder jugar o vivir del fútbol, cuando yo cierro la etapa de jugador jugando en el Federal C en un equipo de la Flores donde era el técnico el cabezón Bertamino – el lateral derecho de la categoría 78- me trajo los recuerdos de cómo hacía el esfuerzo en inferiores donde me tomaba dos micros, viajaba en el 338 repleto de gente para poder llegar hasta el estadio. Él me invita porque querían armar un plantel con los mejores jugadores de la zona para jugar el torneo. Yo entrenaba acá y el viernes me iba allá para entrenar con los muchachos el sábado y jugar el domingo. Fueron seis meses que disfruté mucho porque yo veía la diferencia de realidades, lo que es el fútbol a primer nivel a lo que es el esfuerzo que hacían estos chicos porque terminaban de trabajar ocho o diez horas y llegaban en bicicleta, en moto o tomándose un micro a las corridas para poder entrenar a las ocho de la noche. Estuvo bueno volver a ver lo que uno se esforzó en otras personas.
Cuando Guillermo Barros Schelotto regresa a Gimnasia dice: “Encontré igual a Estancia Chica que hace 20 años atrás cuando me fui”, ¿le encontras un por qué?
-Encontrar un por qué es difícil, estamos hablando de un lugar enorme que me encantaría que esté diferente y se puedan modificar las cosas. Es una infraestructura inmensa, porque no solo es Estancia Chica, también tenes el estadio, el Bosquecito y la sede. Hay que destacar que en el último tiempo se han mejorado mucho, con la construcción del Campus, la cancha sintética, los espacios verdes y está todo más lindo. Varios aspectos se han mejorado y entiendo que es un esfuerzo grande el que hacen e hicieron los dirigentes que han pasado por el club.
Respecto a Estancia Chica: “En el último tiempo varios aspectos se han mejorado y entiendo que es un esfuerzo grande el que hace e hicieron los dirigentes que han pasado por el club”.
Estamos hablando de un lugar con muchísimos años e historia donde obviamente estamos ante una construcción muy antigua que se la sigue amando y queriendo como el primer día.
Timoteo dejó al club muy arriba, ¿Por qué crees que se bajó o la vara que colocó fue muy elevada que es imposible alcanzar?
-Repetir esa época que marcó el viejo es difícil y complicada. Pero es difícil encontrar un por qué cambió todo después. En esos años hubo camadas de jugadores con jerarquía, con nivel y fue un periodo donde se vendieron jugadores por millones de dólares. Pero estamos hablando de un técnico muy capaz, que sabía que abajo había material que podía rendir y jugar en Primera.
“Repetir la época que marcó el viejo (Griguol) es difícil y complicada”.
También hay otra realidad, que refleja la época dorada, en ese momento los jugadores de inferiores se mantenían un tiempo en el equipo y no se iban rápido a otros clubes, la necesidad de vender para los clubes no era tan urgente como lo es ahora. Era otra economía, hoy un pibe juega cinco partidos bien, al club le ofrecen dos millones de dólares y para un club argentino es una fortuna, tenes que desprendértelo porque te ayuda. Además, para ese pibe están las presiones del representante o los jugadores en vez de pensar en lo deportivo, piensan en lo económico, es otra historia, otra época y momento. Creo que es muy difícil volver a vivir aquello.
Te tocó una época gloriosa como jugador donde le ganaban siempre a Estudiantes, hoy la historia es a la inversa, ¿Consideras que es una racha o que el jugador llega a ese partido con presión por la racha negativa?
-Son rachas y es una situación difícil de explicar. En mi época me tocó momentos extraordinarios, donde la gente se acostumbraba a ganar los clásicos y vivía esa fiesta de la cuidad que era inigualable. Después se fue dando vuelta la situación, con una racha negativa y sin suerte en los clásicos.
“En mi época me tocaron momentos extraordinarios, donde la gente se acostumbraba a ganar los clásicos”.
Pero las estadísticas van en cada jugador, si pesa o no pesa las rachas adversas. Ahora en mi función me tocó dirigir clásicos de Cuarta y Reserva, trato de que se abstraigan de toda esa locura que es el clásico, porque yo también entiendo a los chicos que tienen sus familiares y amigos que le dicen que hay que ganar como sea o pasarlos por arriba. Pero no es tan así, es un partido de fútbol, donde te agarras de la locura es muy probable que no te vaya muy bien, hay que disfrutarlo es el encuentro más lindo de todos. Ojalá que esa racha se corte en el próximo clásico, pero no hay que dramatizar tanto.
En lo clubes, en los momentos malos hay ruedas de auxilio y a vos, junto a Leandro Martini les tocó ser técnicos internos de Primera División, ¿qué te dejó?
-Fue una experiencia muy rica y linda poder convivir con el jugador de Primera División. No es lo mismo ser jugador como me tocó a mí durante 20 años, que ser entrenador donde tenes que pensar en 25 o 30 tipos, preparar toda la semana, el partido y de acuerdo al resultado del fin de semana ver cómo está el plantel desde lo anímico. A nosotros nos tocó agarrar en un momento difícil, después de una derrota en un clásico y de quedar eliminado en Copa Sudamericana, el plantel estaba por el piso, golpeado y había que levantarlo desde ese lado. Entre todos había que sacarlo adelante, fueron 45 días muy buenos con 9 puntos conseguidos de 18 en juego, valioso para los jugadores que venían muy golpeados.
¿Cómo llevas el rol de formador? ¿Y qué cambió de aquella formación que te tocó vivir a vos?
-Nosotros hacemos mucho hincapié en la formación del chico, estamos en la Reserva donde es la última etapa de maduración en divisiones inferiores. Tratamos de brindarle buenos entrenamientos, calidad, distintos trabajos y maneras de preparar un partido porque están a un paso de jugar en Primera y cuando Pedro los necesite tienen que estar preparados para dar el salto y quedarse en el primer equipo, no para que lo llamen y a la semana vuelvan.
“A los jugadores tratamos de darle la última pintada, como se dice, y sobretodo que sientan que es una posibilidad hermosa estar jugando en Reserva a un paso de ser jugador profesional”.
Yo muchas de las cosas que trato de volcarle a los chicos, primero las pienso cuando yo tenía esa edad, yo quería llegar a Primera y quedarme ahí, no ir a entrenar un par de días, jugar un partido y volver. Por eso tratamos de darle la última pintada como se dice y sobretodo que sientan que es una posibilidad hermosa de estar jugando en Reserva a un paso de ser jugador profesional, que hay un montón de chicos que quisieran estar en el lugar de ellos, por eso tienen que valorarlo y cuidar el lugar que les toque estar. Es importante hacerles entender a los chicos que no pierdan el hambre y las ganas de triunfar, que lo importante son ellos y que no se dejen llenar la cabeza por la gente de afuera, porque cuando uno está cerca aparecen los amigos del campeón y sino estas con los pies sobre la tierra te podes equivocar y confundir, porque pasas de estar a un paso de jugar en Primera a tener que dejar de jugar al fútbol. Hay que enforcarlos en el objetivo, que depende de ellos.
“Es importante hacerle entender a los chicos que no pierdan el hambre y las ganas de triunfar, que lo importante son ellos y que no se dejen llenar la cabeza por la gente de afuera”.
A la hora de trabajar con los chicos y teniendo en cuenta el contexto social, ¿Es más difícil para tratar con el jugador?
-Tenes que abarcar varios temas. Yo a veces lo comparo con mi época y era muy distinto. Los chicos llegan con problemas diferentes de lo que es por afuera del club, en su casa o en el día a día, entonces hay que acompañar desde ese lado, porque no tenemos el corazón de madera y no solo nos preocupamos por lo futbolístico.
“Los chicos llegan con problemas diferentes a los de mi época, por eso en el día a día hay que acompañar porque no tenemos el corazón de madera y no solo nos preocupamos por lo futbolístico”.
Yo soy de la idea que el chico esté contento, venga feliz, de que si hay un problema tratemos de ayudarlo, porque si no está bien desde lo anímico o en su casa, es difícil que rinda en la cancha y te repercute en el equipo. Siempre tenemos que estar atento, me gusta hablar mucho con los chicos, estar cerca de ellos y que me cuenten las realidades que viven.
Sos un pibe de barrio, trabajas con chicos y sos padre de cuatro hijos. ¿cómo ves el contexto social?
-Difícil y complicado, esa es la realidad y pareciera que nosotros como ciudadanos no podemos hacer nada. Más allá de tomar una decisión cada cuatro años, después estamos en mano de otra gente. Pero ojalá mejore, yo siempre digo que tenemos un montón de cosas para mejorar la salud, las escuelas y ayudar a mucha gente que la pasa mal. No digo que estoy resignado, pero tengo la esperanza y la ilusión de que todo mejore, tengo cuatro hijos varones y quiero que cuando sigan creciendo puedan vivir otra realidad.
“El contexto social está difícil y pareciera que nosotros como ciudadanos no podemos hacer nada”.
Esfuerzo, sacrificio y trabajo son acciones claves para llegar a jugar en Primera División, ¿hoy los chicos de a poco fueron perdiendo esas herramientas?
-Yo veo que en muchas ocasiones sí, porque muchos jugadores se resignan con la primera adversidad desde lo futbolístico o no ponen fuerzas para pelear por su meta. Nosotros buscamos que se propongan mejorar o traten de que los veamos bien para poder ponerlos en una cancha, inculcándole que el fútbol es para pocos, pero siempre tienen que tener conducta, llevando esas ganas de mejorar día a día, para que cuando lo lleven a Primera División exploten las condiciones. Pero creo que en muchas ocasiones tiene que ver con lo que palpaste en tu casa o con la educación de tu familia, porque si viste que tus viejos se esforzaban, se mataban y tenían esa conducta del tipo laburante, vos te crías con eso y lo llevas adelante toda tu vida.
¿Es doloroso el lugar que te toca por que tal vez es último técnico que tiene en su carrera si queda libre?
-Sí, es la parte más incómoda, fea y triste. Más allá de que uno es un tipo grande y a lo largo de la carrera viviste un montón de situaciones en la cual se van jugadores libres, ser un poco el encargado de tener que hablar con los chicos para informarle que no tiene más chances de seguir en el club porque firmas contrato o te tenes que ir. Pero estoy para eso y si hay algo que aprendí a lo largo de mi carrera es que hay que ser honesto, sincero, leal y nunca esconder nada. Más allá que al chico le duela en el momento, tarde o temprano, me quiero cruzar con los chicos como me ha pasado y poder darle un abrazo.
Volviendo a tu carrera, ¿te arrepentís de algo?
-No, la verdad que no. Las decisiones que tomé las hice convencido y con muchas ganas de crecer y vivir experiencias diferentes como me tocó en Italia, México, Chile y Grecia. Disfrutar de otras culturas, costumbres e idiomas, gracias al fútbol. Por suerte nunca fui un tipo de hacer nada raro, de meterme en quilombo.
En tu segundo periodo en Gimnasia, te tocó jugar dos promociones con Atlético de Rafaela, zafar del descenso y luego cuando llegó Diego Cocca te tuviste que ir, ¿esa salida es el momento más duro de tu carrera?
-Si fue un dolor muy grande, no la esperábamos y porque fuimos varios en aquella época los que nos tuvimos que ir y sobretodo porque habíamos vuelto en un momento duro a tratar de dar una mano, a poner el pecho a una situación difícil, donde arrancábamos en descenso directo y teníamos que sumar un montón de puntos para ver si teníamos una chance de jugar una promoción. Logramos zafar, con jugadores que sentían lo que era ponerse la camiseta de Gimnasia, éramos hinchas que dejamos la vida en la cancha y en los entrenamientos, porque era un placer para nosotros venir acá, nos preparábamos a muerte porque sabíamos que era partido a partido una final para nosotros, lo vivíamos así y tratábamos de trasmitírselo a los más jóvenes. Nosotros sabíamos que debíamos salir al Bosque a jugar con esa presión para no descender. Fue feo tener que irte así de tu club, de tu casa.
A los que trabajan en inferiores les cuesta desprenderse del trabajo de formación, ¿Tiene fecha de vencimiento la labor de Messera en juveniles para saltar a dirigir en un primer equipo?
-No, la verdad que no lo pienso. Me encanta el lugar que ocupo, estar cerca de la formación de los jóvenes, disfruto de estar en contacto permanente con el cuerpo técnico de Primera División y que me consulten qué jugadores hay en inferiores o quiénes son futuro proyecto. Espero poder quedarme mucho tiempo más, porque me encanta estar acá y amo este club.
“Me encanta el lugar que ocupo y que me consulten qué jugadores hay en inferiores o quiénes son futuro proyecto”.
Chirola Romero, tu hermano en el fútbol está por arrancar la carrera de técnico, ¿Te gustaría que trabaje en inferiores?
Sí, me encantaría y lo hablo mucho. No sé qué será de su futuro. Pero sería un aporte importante para el club, para los chicos. Él tiene la camiseta del club pegada a su piel y con una trayectoria impecable desde lo humano. Pero hay que dejarlo que disfrute porque hace poco que se retiró.
Si mañana arrancas una carrera de técnico en categorías mayores, ¿con qué técnicos te juntas a hablar?
-Tuve tantos técnicos que me dejaron cosas desde lo futbolístico y humano, que es difícil elegir. Con el viejo Griguol me encantaría poder charlar, porque siempre es bueno escucharlo (hace más de un año que no le veo en un evento en el club), Leonardo Madelón fue un tipo que nos dio una mano enorme en la época de la primera promoción con Rafaela y charlaría porque supo llevar el grupo y Gregorio Pérez porque me marcó mucho en mi carrera.
Sos amigo de los Mellizos Barros Schelotto, ¿en algún momento te los imaginas dirigiendo acá?
-Yo creo que sí, porque ellos internamente saben que la posibilidad la van a tener porque son tipos muy queridos en el club, que tuvieron una trayectoria terrible y si se da la gente va estar contenta. Pero hoy en día están en uno de los mejores equipos de Argentina, con mucho futuro porque son jóvenes.
En un momento duro del club, ¿qué mensaje le dejas al hincha y a los chicos que viene en las categorías más bajas del club?
-Al hincha que tenga la seguridad y tranquilidad que acá en Estancia Chica se trabaja tratando de dar lo mejor, para que la Primera División tenga los mejores valores, porque trabajamos para eso con los chicos, porque han aparecido jóvenes como Matías Melluso y Matías Gómez que se afianzaron como titulares. Tenemos un montón de jóvenes que van al banco y el torneo pasado jugaban en Reserva. El hincha siempre debe saber que Gimnasia depende de los chicos, para sostener el plantel superior y mantenerse desde lo económico. A los chicos de las inferiores, que sueñen con ser jugadores de Primera División que es lo más lindo que te puede pasar. Como entrenador tratamos de darle y sacarle lo mejor para que estén preparados.