En una nueva muestra del lugar de centralidad que tiene hoy en el oficialismo, Patricia Bullrich volvió a dar una entrevista el fin de semana en la que se despachó una vez más con afirmaciones que contradicen los videos de la represión del miércoles, y fue aún más allá: ahora la ministra ofrece dinero para quienes aporten testimonios sobre la marcha del miércoles pasado y le permitan al Gobierno justificar o aumentar sus detenciones.

“Vamos a sacar una resolución donde vamos a pedirle a la ciudadanía que nos reconozca a la gente que estaba ahí, vamos a pagar una recompensa para poder llevarle a la justicia la mayor cantidad de delincuentes que rompieron y destruyeron”, dijo la ministra en la amigable pantalla de LN+.

Bullrich es hoy por hoy la principal figura de un Gobierno desesperado. La falta de dólares preocupa seriamente a las autoridades, mientras la sangría de las reservas del Banco Central se profundiza: el viernes pasado fue el día de mayor pérdida de dólares del BCRA en la gestión Milei, con 474 millones destinados a sostener pisado el tipo de cambio y evitar un rebote aún mayor de la inflación que ya se mostró al alza en febrero con respecto a enero.

En ese contexto, la necesidad del oficialismo pasa por marcar la agenda desde otro tema y allí es donde la figura de Bullrich emerge con ascendencia. Más allá de las irregularidades del operativo represivo del miércoles pasado, que dejó al fotógrafo Pablo Grillo luchando por su vida tras un disparo criminal de las fuerzas de seguridad, lo cierto es que la ministra a la que Milei denunciara en campaña por montonera tira bombas es hoy la única que puede mostrar algún logro en el Gobierno para reforzar, al menos, al núcleo duro libertario que también se vio muy golpeado por la cripto estafa libra.

“Vamos a pagar una recompensa para que vayan presos los que el otro día quisieron llevarse puesta la democracia, el Gobierno y la paz que la ciudadanía viene ganando”, insistió la ministra.

Bullrich dejó, a su vez, muy claro el concepto de libertad de expresión que tiene el gobierno libertario: “los que se robaron la plata de los argentinos no tienen ni derecho ni autoridad moral para venir a hablar”, disparó en la misma entrevista. 

Estas declaraciones ratifican el peligroso giro autoritario y represivo que mostró el Gobierno nacional el miércoles pasado, y que algunas de sus principales voces defendieron abiertamente en los medios de comunicación en los días posteriores. El mensaje es claro: no se permite ninguna disidencia, ninguna protesta ni ninguna crítica, y las represalias a eso parecen ya no tener límite alguno. Mientras una nueva marcha en apoyo a los jubilados y contra la represión del Gobierno se prepara para este miércoles, estas expresiones por parte de quienes deberían garantizar el orden público y la coexistencia pacífica de la sociedad alarman por su grado de irresponsabilidad y su carga de violencia.