La brutalidad de la represión ordenada por el Gobierno nacional el miércoles contra jubilados y manifestantes tuvo su continuidad en la crueldad expresada por las principales figuras del oficialismo el día después. Mientras un reportero gráfico lucha por su vida tras recibir un impacto directo en la cabeza de un cartucho de gas lacrimógeno que le generó una fractura de cráneo y pérdida de masa encefálica, no se escuchó desde el Gobierno una sola voz que se solidarizara con él y su familia, más bien todo lo contrario.

Patricia Bullrich, principal responsable de la brutalidad que se vivió el miércoles en todo el centro porteño, acusó a Pablo Grillo de ser militante kirchnerista y de trabajar para Julián Álvarez en Lanús, a la vez que dijo que había sido detenido en la marcha. Todo eso sucedió cuando el fotógrafo ya estaba internado y luchando por su vida, con la cabeza partida por el ataque policial. Primera escandalosa mentira de la ministra, de la cual nunca se desdijo ni pidió perdón.

Ayer, el jefe de gabinete, Guillermo Francos, calificó el crimen contra Grillo como “ un accidente no previsto”. Más tarde y en pantalla nacional, llegó el turno para nuevas mentiras por parte de la ministra de la represión. “La policía ayer actuó dispersando una violencia que si no lo hacía no sé en qué lugar estaríamos hoy en el país. El policía lo que hizo fue tirar el disparo como dicen los manuales”, dijo sin ponerse colorada Bullrich, que ya arrastra varias muertes en situaciones de represión bajo sus diferentes gestiones en Seguridad. 

La afirmación es una mentira contundente y por la cual la ministra debería ser pasible de ser investigada por la justicia. En los videos de la represión se ve con claridad cómo efectivos de las fuerzas disparan los gases directamente sobre el grupo de personas entre las que se encontraba Grillo. La periodista Noelia Barral Grigera mostró anoche en el streaming de Cenital una foto de los cartuchos disparados, donde se lee con claridad la leyenda “no disparar directamente sobre personas, riesgo de serias lesiones o muerte”. 

Por protocolo, en Argentina y en todo el mundo, las fuerzas deben disparar los gases en un ángulo mínimo de 45° hacia arriba para evitar que suceda lo que pasó con Grillo. En los videos de la represión del miércoles, que difícilmente Bullrich no haya visto, se ve con claridad cómo se dispararon directamente contra los manifestantes. 

La ministra mintió al respecto con total impunidad, pero no fue lo único que hizo. También culpó al fotógrafo por lo sucedido. Según ella, Grillo al agacharse para tomar una foto “tomó un riesgo” que “en situaciones así” pueden tener consecuencias. Dicho de otra manera, la causa del impacto no fue que las fuerzas dispararan irregularmente contra los manifestantes un arma letal, sino que un fotógrafo tomara una foto agachado.

Bullrich se despachó también contra Beatriz Bianco, la mujer de 87 que fue agredida por un policía y cayó con peso muerto al suelo, sufriendo lesiones en su cabeza. La ministra calificó a la jubilada agredida como una “señora patotera” y volvió a mentir diciendo que agarró a un policía y le empezó a pegar palazos hasta que él se dio vuelta, porque no sabe quién le está pegando un palazo, y la señora se cae. Ella le pegó diez palazos al policía. Permitimos que al policía le peguen... Cuando él se saca de encima a quien le pega el palazo, en ese momento se cae”. 

Las imágenes del miércoles desmienten categóricamente las versiones de Bullrich, que debería dar explicaciones ante la justicia, ya no sólo por el accionar de las fuerzas que conduce, sino ahora también por su evidente e innegable falso testimonio sobre lo ocurrido.