Todas las miradas parecen estar puestas en el acuerdo que Macri intenta sellar, a través de los “10 puntos”, con sectores como el peronismo, la CGT, la Iglesia y, fundamentalmente, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Con este gesto, el macrismo pasa del tono de beligerancia y confrontación adoptado en las últimas semanas, a un perfil de diálogo que, más que llegar a una paz, se presta a reforzar la guerra por otros medios.

Es que la iniciativa de Cambiemos pone a la ex Presidenta en la disyuntiva de acompañar el consenso con Macri para la tribuna política que pide cerrar la grieta, o rechazarlo en nombre del antimacrismo que, entre inflación y tarifazo, suma a diario un adepto más. De una forma u otra, el Gobierno tensa la cuerda, pero en este caso maquillada de diplomacia.

El mismo Macri, que hasta hace poco recordaba con crudeza que “los chicos antes convivían con la mierda” y de “no volver al pasado de corrupción”, ahora sostiene que “es momento de ser generoso” e invita a conversar puntos de coincidencia más allá de banderas políticas o plataformas electorales. Con un mensaje impersonal vía mail, casi metido por debajo de la puerta, hacia la principal referente de la oposición política como un nombre más de un listado, el oficialismo lanza una ácida chicana disfrazada de gesto democrático y republicano.

De la grieta a los “10 puntos”: Cambiar algo para que todo siga igual

“Creo que ella representa una parte importante de la demanda electoral. No hay que desconocer eso”, expresó ayer en el MALBA, la gobernadora María Eugenia Vidal, respecto de CFK. Sobre los 10 puntos, la mandataria bonaerense sostuvo que “cualquier presidente en diciembre va a necesitar esos consensos”, acaso en sugerencia de un “pacto de Moncloa” de Cambiemos.

Mientras tanto, el presidente Macri necesita ganar tiempo para preparar la estrategia electoral de cara a los próximos meses. A fuerza de anuncios e iniciativas de  corto plazo, el jefe de Estado debe mostrar una imagen activa y fortalecer su liderazgo, en especial para terminar de barrer con el “Plan V”, que todavía gravita en sectores dispersos de la política.

Ya sea con Precios Esenciales, congelamiento de tarifas o el pacto de consenso, el Presidente necesita mostrar propuestas para ganar terreno hasta la definición de candidatos, al menos sea contando los centavos semana a semana. El incendio cambiario de la semana pasada logró menguar y ahora desde Casa Rosada intentan enviar “tranquilidad a los mercados”, mediante el buen visto del peronismo.

Por otro lado, Elisa Carrió no ve con entusiasmo el intento de acercamiento con el peronismo y amenaza con romper Cambiemos si el oficialismo abre el juego a figuras como Massa o Urtubey.