La economía de Javier Milei hasta ahora tiene muchos más elementos negativos que positivos para ofrecer como resultados. La baja de la inflación, que se vio interrumpida por un nuevo rebote en febrero, contrasta con un fuerte contexto de recesión económica, pérdidas de puestos de trabajo, caída de los niveles de inversión y de producción. Como indicador directo del deterioro del poder adquisitivo de la población, los niveles de consumo masivo también muestran un desplome alarmante.

La consultora Scentia, que releva mes a mes el consumo en supermercados y autoservicios, publicó números preocupantes de febrero, no sólo por la caída en sí de ese mes sino por el piso bajísimo con  el cual se contrasta. Según Scentia, la retracción del consumo masivo en febrero fue del 9,8% interanual, es decir, comparado contra febrero de 2024, un mes donde el consumo ya venía en picada y había caída 4% con respecto al 2023.

Dicho de otra manera, a más de un año del inicio de su gestión, el presidente “experto en crecimiento económico con o sin dinero” sigue teniendo pésimos resultados en su políticas económicas. Y la comparación ya no es con el gobierno del Frente de Todos, sino con los primeros meses de la actual administración, que estuvieron marcados por una inflación brutal, disparada por la devaluación de Caputo en diciembre. Si en ese momento el poder adquisitivo y el consumo masivo de los argentinos estaba golpeado, hoy está aún mucho peor.

Entre enero y febrero de este año la caída ya alcanza el 10,2%. En los Supermercados el retroceso fue del 6,5%, mientras que en Autoservicios fue casi el doble, 12,6%. Los rubros que empujaron la caída de febrero fueron bebidas sin alcohol (-18,8%); bebidas con alcohol (-16,2%); productos considerados de consumo "impulsivo" (-10,5%); artículos de limpieza de ropa y hogar (-9,7%); y productos de higiene y cosmética (-8%).

Mientras la especulación financiera sigue en auge y aunque el oficialismo insiste en una recuperación de los salarios en dólares, la realidad de la mayoría de las familias argentinas parece estar en sus changos de supermercado cada vez más vacíos.