El feroz operativo represivo ordenado por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y llevado a cabo por la Policía este miércoles dividió las aguas incluso en el oficialismo, donde aparecieron dos posturas: una cuasi delirante, en boca del jefe de Gabinete Guillermo Francos, que afirmó que los heridos -entre ellos un fotógrafo que lucha por su vida- fueron solo “accidentes no previstos”; y una un poco más humana, esgrimida por la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien se despegó del Gobierno y se solidarizó con las víctimas: “Es el ejercicio de la democracia”.

Es cierto que las declaraciones de la titular del Senado resultaron ambiguas: en un mismo pasaje advirtió que “la violencia no es una herramienta para defender causas” pero enseguida expresó su apoyo a “todos los heridos” durante el violento despliegue de la Policía Federal Argentina (PFA) en Congreso. Lo concreto es que su postura contrasta notablemente con la del presidente Javier Milei y otros funcionarios como Francos, que hoy habló de “accidentes” y postuló que la jubilada a la que le abrieron la cabeza “capaz se cayó por su cuenta”. En un panorama así, la actitud de Villarruel no es poca cosa.

X de Diagonales

Sus palabras son elocuentes. Consultada sobre si la movilización fue un ataque contra el Gobierno, la vicemandataria indicó: “No, creo que es el ejercicio de la democracia”. Después sostuvo: “Me solidarizo con todos los heridos, sean de aquellos que fueron a manifestar como de quienes son las fuerzas federales, que ponen el cuerpo en situaciones que son de mucha violencia. Como abogada siempre considero que ante cualquier hecho tan difícil como el que ocurrió ayer tiene que expedirse la Justicia”.

Con todo, puede parecer que Villarruel encarna la cara humana de un Gobierno que ha perdido contacto con la calle y, para peor, solo responde con violencia cuando ella se le levanta. Probablemente el escenario sea algo más complicado: hace tiempo que la dirigente escoge ocasiones como esta, con Milei contra las cuerdas, para salir a romper y desmarcarse de la línea dura del Ejecutivo en el marco de la rampante interna con el Presidente. Sea como sea, sus dichos muestran una faceta, al menos, algo distinta en el cuadro libertario.