“Te quieren burro, pobre y sometido” sacudió ayer la ex gobernadora bonaerense devenida en precandidata porteña, en lo que no queda claro si fue un golpe al actual Gobierno o una confesión propia al estilo de cuando dijo querer “cambiar futuro por pasado”. Está claro que en la CABA, el distrito más rico del país, el PRO está muy preocupado por la fuga de votos por derecha hacia opciones como Milei o López Murphy, y desde allí recrudece su discurso con afirmaciones que le saldrían más caras del otro lado de la General Paz. Como también está claro que los dos principales referentes del espacio que más fuerte salieron esta semana con ese tipo de declaraciones hoy casi no pueden pisar territorio bonaerense, cada uno por sus motivos: Vidal por la tremenda derrota electoral de 2019 que la hizo volver a su cuna, y Macri por ser el principal referente del desastre económico y social en el cual dejó al país en solo cuatro años, y que tuvo a la provincia como epicentro de su impacto. Por eso sus relatos sirven en las pantallas de sus medios afines y en el electorado porteño, pero los dejan en offside frente la gran mayoría de la sociedad. Más allá de las opiniones, lo que los hunde son los números que dejaron tras sus gestiones.

Con el discurso de Santilli un tanto desdibujado ante la estridencia de las apariciones recientes de Macri y Vidal, puede decirse que el PRO busca hacer eje en algunos temas de los que no le conviene hablar, haciendo gala de la fórmula que plantea que no hay mejor defensa que un buen ataque. La agenda del “Colo”, fuertemente orientada a la seguridad, queda borrosa frente a la nacionalización de los planteos en relación a la deuda, la pobreza o la educación de Mauricio y Mariú, que terminan identificando a todo el espacio. Pero un repaso por cómo gobernaron (y gobiernan) desacretida sus dichos, ubicándolos más en la categoría de bombas efectistas a lo Durán Barba que en la de planteos serios para un debate del cual puedan surgir soluciones a los problemas que la Argentina arrastra, y que ellos empeoraron.

LA FALACIA DE LOS U$D 30 MIL MILLONES

El más ridículo de los planteos PRO de estos días fue el intento por minimizar el bestial proceso de endeudamiento con el que la gestión anterior sometió al país a décadas de condicionamiento, e incluso aducir que el actual Gobierno está endeudando a la Argentina  a un ritmo mayor que la gestión Macri-Vidal. La operación discursiva pasa por equiparar el endeudamiento intra estatal, producto de la emisión monetaria para hacer frente a los gastos necesarios para contener los impactos de la pandemia, con el endeudamiento externo con acreedores privados y organismos de crédito como el FMI. Ese era el sentido del gráfico que Macri expuso en una entrevista con Luis Majul, periodista estrella del canal La Nación+, sobre el cual existen firmes versiones de que recibió una inversión de U$D 15 millones indirectamente del ex presidente. El título, repetido luego por Vidal, fue que la administración Fernández endeudó al país en U$D 30 mil millones en su año y medio de gestión. La falacia en esta afirmación radica en dos puntos centrales: mezcla peras con manzanas, y desconoce el impacto de la pandemia y las respuestas de muchos los países del mundo para enfrentarla.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

Lo primero tiene que ver con confundir la deuda en pesos con la deuda en dólares. El endeudamiento del Gobierno actual no tiene componente de moneda extranjera, tal como lo expresara recientemente el Ministro Guzman. La Argentina del FdT no tomó deuda en dólares, básicamente por el default técnico en el que dejó Macri al país, que ya desde 2018 no recibía crédito internacional privado y por eso debió recurrir al FMI. La deuda en pesos se compone de la emisión monetaria y las colocaciones del Banco Central, tanto con privados como al interior del sector público. Como la Argentina no puede emitir dólares, las ventajas de la deuda en pesos son claras, con dos cuestiones sobresalientes: es mucho más fácil refinanciarla, sobre todo cuando es intra sector público, por ejemplo entre el Tesoro y el Banco Central; y se licúa con la depreciación de la moneda, es decir que si sube el dólar, las divisas que entran al país producto del comercio exterior significan más pesos con los que se puede pagar esa deuda.

El segundo aspecto se sostiene en la negación del esfuerzo económico que implicó para todos los Estados enfrentar la pandemia. El paquete fiscal desplegado por el Estado nacional solamente para atender la COVID 19 alcanzó los 7 puntos del PBI, e incluyó políticas como el fortalecimiento del sistema sanitario, el IFE, los ATP, bonos a jubilados, etc. Allí está esa deuda en pesos que el PRO busca emparentar con los dólares que ellos tomaron para financiar su modelo económico, que lejos de asistir a la población la llevó al inicio de la crisis actual.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

Por otro lado, el discurso de Macri y Vidal esconde que la mayoría de los países contrajo deuda, a partir de las necesidades extraordinarias que trajo la pandemia. Por citar algunos ejemplos, Francia destinó casi un 7% es sus medidas de asistencia, Brasil un 11% y el promedio de los paquetes fiscales en Latinoamérica durante el 2020 fue de un 8,5% del PBI, superior a lo dispuesto por Argentina. El gasto en Japón fue de más del 18%, más del doble de Argentina, y si se considera el año en curso se pueden destacar el programa de U$D 1.9 billones que Biden anunció para fomentar el consumo a través del envío directo de cheques por U$D 1.400 a los ciudadanos estadounidenses, o el aumento del gasto público proyectado por Chile del 9,5% de su PBI para mitigar los impactos de la pandemia en 2021. En síntesis, el PRO le critica al Gobierno argentino medidas que se tomaron en todo el mundo, y oculta que el haber contraído esa deuda en pesos le hará mucho más fácil al país resolverla a futuro.

DEUDA MACRI-VIDAL VS. DEUDA ALBERTO FERNÁNDEZ

A la composición y los destinos de la deuda en pesos del FdT es necesario contraponerle la deuda contraída entre 2015 y 2019 para terminar de entender las diferencias abismales entre ambos procesos. Un informe del periodista económico Alejandro Bercovich categorizó estos días esas diferencias al establecer que la deuda nacional post gobierno de Cambiemos aumentó, quedó más dolarizada, más privatizada y con vencimientos incumplibles en el corto plazo.

En concreto, el informe planteó que la deuda neta en dólares creció esos años en más de U$D 106 millones, cifra similar a la que repite en cada intervención el Ministro Martín Guzmán. Pero no sólo el incremento neto es un problema, sino que parte de esos dólares que se tomaron se utilizaron para pagar deuda en pesos, lo cual llevó el peso de la deuda en dólares de menos del 70% del total adeudado en 2015 a casi el 78% a fines de 2019 y, a la inversa, la deuda en pesos pasó de explicar alrededor del 30% a un 22% del total. Esa deuda en pesos que se pagó durante el macrismo fue en gran medida intraestatal. Esto quiere decir que se tomó deuda en dólares con el sector privado para pagar deuda en pesos al interior del Estado argentino. La deuda con privados pasó del 47% al 67% del total. Por último, el macrismo empeoró el panorama de vencimientos de deuda, que en 2015 representaban un 41% para los siguientes cuatro años, y en 2019 pasaron a ser de un 51% de una deuda que además se había incrementado notablemente.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

El proceso de endeudamiento nacional y su composición se replicó en la provincia de Buenos Aires bajo la administración Vidal. Un desgloce publicado por chequeado.com en base a datos oficiales de la PBA marca que la deuda bonaerense total pasó de US$ 9.400 millones a fines del 2015 a US$ 13.700 millones a fines de 2019, incremento que se vio acompañado de un aumento del peso de la deuda en moneda extranjera, que pasó representar el 58% del total al final del mandato de Daniel Scioli al 82% al término de la gestión Vidal. También se registró una privatización de la deuda, que en 2015 era de un 34,5% con el Estado nacional, porcentaje que cayó al 5% a fines de 2019.

Pero hay otros indicadores que agravan la cuestión. En el gobierno de Vidal la deuda no sólo aumentó en términos netos, sinó que lo hizo también proporcionalmente en relación al producto y los ingresos de la provincia, es decir, en relación al tamaño de la economía provincial y sus recursos. En 2015 la deuda provincial representaba un 5,9% de su PBG (Producto Bruto Georgráfico, equivalente a un PBI provincial), mientras que en 2019 llegó al 9,3%. En cuanto a los ingresos, en 2015 la deuda era un 45% de la recaudación provincial, mientras que en 2019 ese porcentaje creció al 70%.

Si el aumento de la deuda en dólares fue del 28%, el aumento en relación al tamaño de la economía fue de un 56% y en relación a los recursos de un 58%. Esto significa que la deuda no sólo creció, sino que creció mucho más si se la compara con cuánto fue el crecimiento económico de la provincia. Mayor ritmo de endeudamiento con menor ritmo de crecimiento económico sólo permite deducir que la deuda contraída no se destinó a un incremento de las capacidades productivas.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

EDUCACIÓN: JUZGUENME POR LO QUE DIGO, NO POR LO QUE HICE

Larreta, Vidal y Macri, convertidos hoy en paladines de la educación, tienen muy poco para mostrar en términos de gestión educativa, más allá de sus discursos rimbombantes. A nivel nacional, en los años de Macri el presupuesto educativo sufrió un recorte del 35% entre el inicio y el final de su mandato. El dato surge de un informe elaborado por el observatorio UNIPE, elaborado por un equipo de investigadores de siete universidades entre las que se cuentan la de Avellaneda, Quilmes, Tres de Febrero, General Sarmiento, San Martín, y la UBA, que resaltó también la caída del 7,8% del presupuesto que CFK había destinado a educación para el ejercicio 2016, al 5,1% que dejó estipulado Macri para 2020.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

Una de las partidas más afectadas fue la de Infraestructura y Equipamiento, que en el último presupuesto elaborado por Macri fue un 75% menor al último presupuesto elaborado por CFK en 2015 para el ejercicio 2016. Allí quizás resida una explicación para el incumplimiento de la promesa macrista de campaña de construir 3.000 jardines de infantes, ya que ese presupuesto también fue recortado en un 75% en esos años. O la de construir 10.000 nuevas salas, enunciada en 2017, y que para fines de 2019 sólo registraba 1.400 salas construidas.

Otro dato del informe resulta esclarecedor sobre las causas de estos recortes, que a su vez evidencian las prioridades de este sector político. “En el año 2016, Argentina había presupuestado aproximadamente la misma cantidad de fondos para deuda que para educación. En 2020, los fondos para deuda están en una relación de 4 a 1 con respecto a aquellos destinados a educación. La relación deuda educación que surge de los presupuestos nacionales creció sin excepciones durante todo el período: 0,8 en 2016; 1,5 en 2017; 2,0 en 2018; 3,3 en 2019 y; 3,8 en 2020”. El sector que habla de educación y dice no haberse endeudado tanto, en realidad triplicó los recursos destinados a pago de deuda en relación con los destinados a educación.

En la Provincia, Vidal siguió el mismo camino con un recorte histórico del 27%, que alcanzó los $64.709 millones. El especialista en economía de la educación de CIPPEC, Agustín Claus, expresó al respecto que “desde la apertura democrática desde 1983, la educación en la provincia de Buenos Aires no sufría un ajuste estructural como el observado entre los años 2016 y 2019. Todos los indicadores de financiamiento educativo se vieron reducidos de forma conjunta e inédita en la historia de la educación de la provincia de Buenos Aires”.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

Eso se tradujo en el cierre de más de 40 establecimientos educativos durante su gestión, el conflicto gremial con docentes más largo de la historia de la provincia, y la imperdonable explosión en la Escuela Nº 49 “Nicolás Avellaneda” de Moreno, que se cobró la vida de la vicedirectora Sandra Calamano y el portero Rubén Rodríguez. Las pésimas condiciones edilicias del establecimiento habían sido denunciadas al gobierno provincial unos meses antes, juntos con muchos otros casos similares de la provincia, frente a lo cual la única respuesta fue una inacción negligente que terminó en esa tragedia.

Larreta, por su parte, lleva un ajuste sin pausas del presupuesto educativo de la CABA desde que asumió en 2015, que llevó a tener en 2021 el presupuesto más bajo para educación del distrito desde que el PRO es gobierno. El aumento estipulado para este año fue de un 26,9% con respecto al 2020, por lo que la inflación acumulada en lo que va del 2021 ya casi lo supera, con un cuatrimestre por delante. En abril, el bloque de Legisladores porteños del FdT denunció un recorte de 528 millones de pesos a través de la suspensión licitaciones para obras proyectadas para ampliaciones y refacciones de escuela públicas en la CABA. La mayoría de ellas corresponden al sur de la Ciudad, principalmente las comunas 4 y 8. Cuesta pensar cómo el PRO piensa fomentar la educación, si en cada distrito que gobernaron y gobiernan lo único que registran son recortes presupuestarios y promesas de obras incumplidas.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

IMPUESTOS Y SUPERPODERES: ELLOS NO, NOSOTROS SÍ

“Sólo un bloque de 120 Diputados puede frenar al Kirchnerismo” fue otra de las frases taquilleras de Vidal en la presentación de sus propuestas. Su planteo apunta a intentar limitar el margen de acción del oficialismo, y en ese sentido también manifestó que votará en contra de la propuesta del Ejecutivo de establecer criterios epidemiológicos comunes que le permitan tomar decisiones sobre cierras o aperturas en función de los indicadores que registre cada región. “No vamos a votar superpoderes” remató.

Resulta paradójica esa preocupación de Vidal, ya que en mayo del año pasado la Legislatura porteña aprobó la Ley de Emergencia Económica que facultaba a Larreta a reasignar partidas presupuestarias, suspender programas, renegociar contratos y concesiones y congelar la planta estatal. En esa medida pueden encontrarse, por ejemplo, las raíces a la suspensión de obras educativas antes mencionadas.

La norma fue muy resistida por todo el arco opositor, y se aprobó sólo con los votos del bloque de Juntos por el Cambio y sus aliados, haciendo gala de lo que suele denunciar el precandidato del FdT, Leandro Santoro, sobre la dinámica de escribanía que tiene el parlamento porteño. A los ojos PRO, una eventual mayoría parlamentaria del FdT convertiría al país en “argenzuela”, pero distinta es la mirada a la hora de evaluar el propio ejercicio de la democracia.

Los números de la mentira de Macri y Vidal: lo que dicen vs lo que hicieron

Otro eje de la ex gobernadora fue la baja de impuestos que impulsará desde el Congreso. Cabría decirle que puede ir practicando con su ¿jefe político? Horacio Rodríguez Larreta, que este año indexó el ABL y el impuesto inmobiliario que hoy suben mes a mes en la CABA, y que también creó nuevos impuestos como la polémica tasa que se aplica a los gastos con tarjetas de crédito. Muchos comerciantes de la Ciudad manifestaron cómo a lo largo del año pasado tuvieron que seguir pagando el ABL durante muchos meses, y sólo recibieron exenciones de Ingresos Brutos en algunos períodos de los cierres más fuertes. Cuando tuvo la oportunidad de bajar realmente los impuestos para sostener a su principal sector económico, Larreta apenas fue tibio, y ni bien pudo elevó esas tasas y creó nuevas. Esa es, en realidad, la gestión que Vidal se candidatea para representar.

Para no tener una sociedad “bruta”, es necesario invertir en educación, no recortar presupuestos. Para no tener un pueblo “pobre y sometido”, es necesario desendeudar un país, quitarse el yugo de los organismos internacionales que a través del endeudamiento pretenden los mayores grados posibles de injerencia en las decisiones políticas que deberían ser soberanas en cualquier país. Para superar la fractura social y política es preciso mucho más que hablar en abstracto de la necesidad del diálogo. Resulta difícil dialogar con posiciones tan irresponsables en sus discursos, y que niegan lo que hicieron tan solo dos años atrás.

La democracia argentina necesita que sus referentes más identificados con posiciones de derecha, de mercado o liberales construyan una propuesta seria para ofrecer a la sociedad y con la cual contrastar con la oferta peronista. Macri, Vidal, Larreta y compañía están haciendo todo lo contrario. Sin un proyecto  de país claro que ofrecer, solo les queda lugar para frases marketineras, plagadas de números acomodados y lecturas falaces de la realidad. El resultado es el pobrísimo debate de ideas que está viendo en campaña, que mantiene apática a la mayoría de la sociedad argentina, y del cual no se vislumbra horizonte de salida al menos en el corto plazo.