Vigilia, calor agobiante y media sanción: las más de 20 horas frente al Congreso de la marea verde
En la calle la espera se hizo larga y las mujeres movilizadas en la Plaza de los Congresos siguieron la votación entre canciones de Bandana, reggaetón y barbijos verdes, bajo un sol agobiante y una noche limpia, cargada de ansiedades
El reloj marcaba las once y diez de la mañana del jueves cuando Sergio Tomás Massa repasó las 105 bancas ocupadas por diputados/as de forma presencial y 45 de forma remota. Quedaba así inaugurada la sesión especial de tratamiento para la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Fue la hora en que la marea verde empezó a llegar a la Plaza de los Dos Congresos, para llenarla entrada la tarde. Entre gazebos, pantallas y camiones de Aysa, las organizaciones feministas se dispusieron a pasar casi 48 horas en la calle. Con fecha de finalización incierta, la votación se extendía y se acortaba. A las 11 de la noche, se votaba a las 4. A las 12, a las 6. Y así. Se terminó votando (y festejando) pasadas las 8.
La espera más larga
La convocatoria estaba fijada para las 16 hs de ayer. Sin embargo, quienes aún estaban en “veremos” apuraron la salida hacia la Plaza de los Dos Congresos cuando Massa anunció a las 14 hs. que la votación tendría lugar 12 horas después. El sol quemaba y la térmica no bajaba de los 35 grados.
Amuchadas en las sombras del cine Gaumont y en los descansos de la cerámica fría de los edificios sobre Rivadavia, cientos de personas esperaban que bajara el sol para hacer lo que habían ido hacer, esperar la media sanción de la ley que garantiza la interrupción voluntaria del embarazo.
Para las 17.30 las calles ardían. Los bombos sonaban y sobre Callao un camión del Frente de Mujeres del Movimiento Evita hacía retumbar el piso entre barbijos, cumbias, reggaeton y Bandana.
A medida que el sol se apagaba, la expectativa y las ganas de bailar crecían cada vez más. Alrededor de las ocho de la noche, en el escenario de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito tuvieron la palabra la Red de Docentes por el Derecho al Aborto. Gritaron: “Será ley, y será autonomía para nosotres y les estudiantes. Niñas, no madres. La profe, te cree. La seño, te cree. No estás sola”. Luego, las pantallas siguieron transmitiendo la sesión.
La noche estaba cada vez más cerca y las pizzerías de alrededores de Callao estallaban entre protocolos, barbijos y alcohol en gel. El rumor de que la sesión terminaría pasada las 6 am se escuchaba cada vez más cerca. Alrededor de las 22, Massa terminó de confirmar lo que las pibas ya sabían.
El baile siguió y cada organización hizo sus propios planes para bancar la espera. De un lado de la calle Perón, la fiesta seguía. Del otro, una sentada- picnic gigante de cabezas miraba la sesión por pantalla gigante mientras cenaba en el piso.
La previa de madrugada
Para las 2 am la música y la euforia empezaron a mermar. Todavía quedaban más de cinco horas para la explosión. Entre mochilas, camperas y banderas algunas se acomodaron para intentar descansar y aguantar hasta las seis o siete de la mañana. Hileras de cuerpos uno al lado del otro en el descanso del cine y en algunos recovecos sobre Rivadavia volvieron a ser la elección de algunas.
Entre las 5 y las 7 la calle mutó. Los bombos empezaron a sonar de nuevo y las pibas arrancaron a pararse para encolumnarse detrás de los estandartes. El momento de mística quedaba oficialmente inaugurado.
El olor y los colores de las bengalas empezaron a encenderse mientras todas se preguntaban cuántos oradores faltaban. Los listados con las listas de expositores volaban por los grupos de WA. “Está desfasado media hora”, dijo alguien.
Para las seis menos cuarto, Sergio Massa anunciaba que faltaban 8 oradores en total y que la lista se había acortado. Mientras el momento estaba cada vez más cerca, arrancaron las primeras gotas. La lluvia trajo a la memoria de muchas el recuerdo de aquella vigilia de 2018 cuando el clima no dio tregua y la cámara alta tampoco. Quedando a mitad de camino, la segunda mitad de la sanción de la IVE.
Antes de que dieran las seis, la diputada Estevez terminó su exposición. “La última” se gritaba en la calle y en Twitter. Gabriela Cerruti fue quien intentó hacer los honores de cierre "El mundo es injusto. Pero la respuesta no está en nuestro útero”, sentenció en una parte de su exposición.
Sin excederse del tiempo, parecía que la votación estaba en puerta y el cierre merecía ser épico, al tono de la última alocución. Sin embargo, los diputados Valdez, Di Giacommo, Del Caño e Iglesias quisieron aportar consideraciones finales sobre algunos artículos para su modificación. En el caso de Iglesias, por ejemplo, solicitó la modificación del articulo 4 para limitar el plazo temporan en los abortos por violación. Sin embargo, la titular de la Comisión de Legislación General de Diputados, Cecilia Moreau, agradeció los comentarios pero no aceptó las propuestas solicitadas.
Cuando ya parecía que todo volvía a disponerse y la calle quedaba en un silencio absoluto, mientras las tomas enfocan a Massa que mira la pantalla del contador, el diputado Cristian Ritondo comenzó a increpar al presidente de la cámara. La queja: las participación de invitadas por parte de las y los diputados que miraban desde los palcos la sesión. Apeló al amor y enfatizó en la palabra “traición”. La sesión continuó sin más.
7.20: la pantalla con la figura del recinto se iluminó. Los gritos estallaron, los abrazos también. Con 131 votos a favor, 117 en contra y 6 abstenciones, se consiguió la media sanción. El cansancio y la espera valieron la pena. La próxima estación, senadores.
¿Para navidad?, queremos que esta vez sí #SeaLey