Werthein juró como canciller y está listo para firmar despidos e importar diplomáticos de EEUU
Milei le tomó juramento al nuevo ministro de Relaciones Exteriores y le dijo que “las fuerzas del cielo le están mandando señales”. Limpieza y motosierra en la cartera: los planes del Gobierno.
Desde el momento en que se barajó la salida de la hoy exfuncionaria Diana Mondino, el nombre de su reemplazante ya estaba prácticamente sellado. Esta tarde su anuncio se hizo oficial: el hasta el momento embajador Gerardo Werthein juró ante el presidente Javier Milei como nuevo canciller y está listo para poner manos a la obra en el ministerio de Relaciones Exteriores. Su tarea será delicada: firmar toneladas de despidos en el marco de la “auditoría ideológica” en el área e importar dirigentes desde los Estados Unidos.
Con su mano derecha sobre la Torá y la vista posada en el Presidente, el representante diplomático en Norteamérica aceptó hoy formalmente su puesto como ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto en una pequeña ceremonia celebrada en la Casa Rosada. De inmediato se fundió en un abrazo con Milei, quien sin dudarlo depositó su confianza en el exembajador que, se rumorea, es quien le habría comunicado días atrás la “traición” de Mondino en Naciones Unidas, lo que catapultó su renuncia forzada.
“Te están mandando señales las fuerzas del cielo, Gerardo”, comentó el Presidente tras la jura, al referirse a un pasaje religioso que menciona la difusión del “mensaje de la libertad” por el mundo entero. Pero el flamante funcionario del Ejecutivo tiene una tarea previa pendiente: completar la purga que el Gobierno pretende llevar adelante sobre la Cancillería, un verdadero “Mondino Gate” que busca deshacerse de todos los “enemigos de la libertad” que ocupen puestos diplomáticos – una medida, desde luego, inédita en la cartera.
Para ello, Werthein ordenará la renuncia de numerosos secretarios y subsecretarios y cerrará embajadas y consulados ubicados en países que no detenten alianzas estratégicas ni comerciales de peso con la Argentina. Se trata de una virtual limpieza en el ministerio, marca del paso de la motosierra libertaria. A ello se le sumará la incorporación, controversial por cierto, de un cúmulo de dirigentes que hasta el momento cumplían funciones en Estados Unidos: los diplomáticos trabajaban con el flamante canciller y serán “importados” al país para ayudarlo en sus funciones.