Tras la estruendosa salida forzada de la ministra de Relaciones Exteriores Diana Mondino, empujada por un voto en Naciones Unidas en disenso con los Estados Unidos que camufla una fuerte interna en el armado libertario, el Gobierno Nacional anticipó este miércoles que auditará Cancillería para echar a todos los funcionarios que sean “enemigos de la libertad”. En la práctica, la definición implica una medida inédita que representa una “caza de brujas” en el sistema diplomático.

El anuncio fue incluido en el último párrafo del comunicado publicado por la Oficina del Presidente en horario de la tarde. El mensaje explicaba los motivos detrás del desplazamiento de Mondino, aparentemente empujada a la renuncia por su traición a los “principios” libertarios pregonados por el presidente Javier Milei, aunque el propio “triángulo de hierro” confirmó por debajo de la mesa que también intervino en la decisión el fuerte conflicto que la dirigente mantenía con la cúpula de la Casa Rosada.

X de Oficina del Presidente

Es en ese mismo texto que el Gobierno advirtió: “La República Argentina defenderá los mencionados principios en todos los foros internacionales en los que participa y el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. He allí el anuncio: una revisión a fondo del ministerio de Relaciones Exteriores y los embajadores y dirigentes disgregados por todo el mundo para dar con los presuntos funcionarios “enemigos” del ideario libertario.

La medida sorprendió por lo insólito: el área diplomática es reconocida por perpetuar, a lo largo de los años, las llamadas “políticas de Estado” que, salvo excepciones, no varían según las gestiones. De hecho, ello explica por qué muchos embajadores mantienen sus cargos cuando hay traspasos de mando, o por qué se opta por “diplomáticos de carrera” para cubrir puestos clave en Cancillería. Pese a ello, y encerrado en su propio relato, el Poder Ejecutivo autorizó una misteriosa “caza de brujas” que significa una virtual persecución ideológica hacia adentro del propio Gobierno.