El Gobierno y su retórica económica emparchada de pretextos
En el presente artículo se analizarán las medidas económicas anunciadas por el gobierno nacional el 11 de abril que tensan, como mínimo, a la retórica que el gobierno nacional ha tratado de instalar desde la campaña electoral, al mismo tiempo que generan efectos en las condiciones de vida de la sociedad y en el entramado productivo. Esta tarea permitirá establecer ciertos conceptos para percibir el devenir de la coyuntura nacional
Lejos quedaron los días de campaña electoral en los cuales los referentes de La Libertad Avanza (LLA) prometían una dictadura del mercado (supuestamente novedosa y moderna) que generaría el mejor escenario posible para nuestra economía. En este sentido, el gobierno nacional ha intentado instalar su perspectiva económica desde una supuesta verdad comprobada y que goza de buena parte del consenso internacional, al mismo tiempo que es, supuestamente, una perspectiva “antisistema” ya que nunca se impuso en el plano de las políticas económicas de Argentina. Sin embargo, desde que asumieron las riendas del ejecutivo nacional han intervenido deliberadamente en dimensiones sensibles de la economía. Algunas de estas intervenciones tienen que ver con el control de importantes expresiones de valor de la economía, como lo son los salarios de la clase trabajadora, el tipo de cambio, la tasa de interés y control de capitales. En simultáneo, se llevó a cabo una reducción casi total del gasto público (ajuste del gasto público) para lograr el deliberado superávit fiscal.
El plan de estabilización comenzó el 13 de diciembre de 2023 cuando el ministro Caputo anunció una devaluación del 118% del tipo de cambio al mismo tiempo que se mantuvo el cepo cambiario y se bajó fuertemente la tasa de interés, pero por encima del crawling peg (mecanismo de devaluación fijado al 2% mensual). Es por esto, que esta fijación del movimiento del tipo de cambio por debajo de la tasa de interés permitió valorizar capitales mediante el mecanismo del carry trade (lo que coloquialmente se denomina “bicicleta financiera”). Respecto a la tasa de interés, la teoría económica esbozada por el gobierno establece que esta es el resultado de la demanda y oferta monetaria en el mercado de dinero; sin embargo, está más que confirmado que la tasa de interés es decidida por el gobierno (o sea, no es un resultado del libre mercado). A los pocos meses del anuncio del ministro, el tipo de cambio quedó atrasado y se mantuvo a fuerza de reducción de reservas internacionales, mientras se llevó a cabo un programa monetario restrictivo. A pesar de los blanqueos de capitales que hubo entre octubre de 2024 y febrero de 2025 (a los cuales se consideran “exitosos” según los especialistas) y del superávit de la cuenta corriente, los niveles de reservas internacionales netos se encuentran en rojo desde principios de 2025. Es por esto por lo que el 11 de abril, el gobierno nacional finalmente confirma un nuevo acuerdo con el FMI (luego de meses de anunciarlo) el cual le otorga un tubo de oxígeno de 20 mil millones de dólares aproximadamente, pero con cambios en su programa económico.
Como observará el lector, el gobierno nacional sólo nos permite debatir en torno a medidas referidas al plano cambiario, monetario y fiscal. Esto se debe a la desidia y abandono estatal que ha arrojado al resto de los planos de la economía, que son igual o más importantes que los mencionados. Es decir, que el resto de las variables (como tasa de empleo y desocupación, salarios e ingresos, sectores productivos, comercio exterior, pobreza, entre otros) no son temas para resolver por parte del gobierno ya que el mercado (de alguna manera) los resolverá a través de la asignación eficiente de los recursos escasos. Sin embargo, la retórica del gobierno se encuentra en constante cambio y recambio que ya poco tiene que ver con lo que se explicaba en campaña.
¿Qué pasó entre las promesas de dolarización de la economía hasta el anuncio de flotación administrada? Pasaron 15 meses, que parecieron décadas para quienes vivimos de salarios en pesos constantemente depreciados. En estos meses se pasó de un rígido esquema cambiario de crawling peg (en algunos aspectos semejante a un tipo de cambio fijo) a un régimen cambiario administrado de flotación entre bandas. Para ambos esquemas, los referentes del gobierno han querido convencer, a través de declaraciones, que todo es parte de un supuesto plan (del cual nos vamos enterando a medida que va cambiando el contexto). Lo que sí se puede afirmar es que hubo un programa de ajuste económico clásico que comienza con una brusca devaluación lo que generó un aumento de la tasa de inflación (en tanto mecanismo de transferencia de recursos hacia los sectores más concentrados de la economía), la más alta desde la salida de la hiperinflación, luego, el gobierno intervino en la economía para establecer techos a los aumentos salariales (sin importar que sean acuerdos entre privados), para fijar de una tasa de interés por encima de la tasa de devaluación (con cepo cambiario), ajuste fiscal sobre el gasto público y (¡Y SI!) aumento de impuestos en sectores estratégicos y populares de la economía. Hasta aquí nada que no se haya visto de manera frecuente en la historia económica argentina. Quizás lo “novedoso” (entre muchas comillas) tenga que ver que es un programa económico diseñado para beneficiar casi exclusivamente al sector financiero, distinto al del gobierno de Cambiemos que era un cóctel contradictorio que intentaba beneficiar a distintas fracciones del capital (que hasta tienen intereses antagónicos entre sí) como lo son el sector agroexportador, financiero y cierta parte del gran capital industrial. Pero el gobierno de LLA nunca dolarizó a la economía, al menos no de la forma en la que prometían en campaña. Por el contrario, mantuvo el atraso cambiario a fuerza de reducción de reservas internacionales del Banco Central (BCRA) para, por un lado, mantener el mecanismo de carry trade y, por otro, controlar a la inflación. Sin embargo, para el verano del 2025 los valores de las reservas internacionales generaron alarmas ya que no había acumulación de divisas, por el contrario, se encontraba en pisos históricos.
Respecto a la política cambiaria, el crawling peg explicado se mantuvo durante todo el 2024 hasta abril del 2025, cuando el ministro Caputo anunció un régimen de bandas (entre 1000 pesos y 1400 pesos) y supuesta liberación del cepo cambiario. En primer lugar, flotación entre bandas es lo que se conoce en la teoría como flotación cambiaria administrada (“flotación sucia” cómo lo llaman quienes enarbolan la teoría económica ortodoxa) en la cual la autoridad cambiaria establece un tipo de cambio mínimo (por encima del tipo de cambio oficial, es decir, una devaluación) y otro máximo, dentro de dichos tipos de cambio el BCRA no intervendrá (supuestamente). En el caso de que el tipo de cambio esté por debajo de los 1000 pesos el BCRA comprará divisas, caso contrario si el tipo de cambio sube por encima de los 1400 comprará pesos. Además, el ministro anunció que mensualmente el piso bajará y el techo subirá 1% respectivamente. Algunas consideraciones: el comportamiento del equipo económico prevé hacia la sociedad movimientos del tipo de cambio preestablecido tal como sucedió durante la gestión de Sandleris en el BCRA durante la presidencia de Macri (o sea, nada novedoso hasta acá). Desde la ortodoxia se presupone que esto genera previsibilidad en las reglas cambiarias; sin embargo, hay posturas que establecen que esto genera comportamientos especulativos en la valoración de capital financiero. Por otro lado, el anuncio incidió para que durante ese fin de semana (del 12 y 13 de abril) haya incrementos de precios, previendo un aumento del tipo de cambio para el lunes 14 de abril. Pero el Gobierno no reconoce que realizó una devaluación sino que, en su cambiante retórica, afirmarán que es el mercado quien determina los valores del tipo de cambio.
En el plano de la inflación, el 2024 comenzó con niveles inflacionarios de los más altos desde la hiperinflación de principios de la década de los ´90, pero para el segundo semestre el piso era en torno al 2% (casual o causalmente a la variación del crawling peg). Sin embargo, se registran incrementos inflacionarios más que proporcionales durante el 2025. Es decir, que a pesar del supuesto superávit fiscal y política monetaria restrictiva todos los meses se registraron incrementos de precios. Quizás, la inflación no sea en todo momento ni en todo lugar un fenómeno estrictamente monetario. Quizás haya que revisar la estructura productiva de la economía, la concentración y extranjerización de esta, la vinculación intrínseca de los excedentes de los agentes económicos con el dólar, entre otros aspectos para tener en cuenta a la hora de analizar la inflación estructural de nuestro país. En este sentido, está demostrado que la estructura productiva desequilibrada, restricción externa, concentración y extranjerización son los principales elementos de la economía y que generan fenómenos como la inflación.
Un apartado especial merece el análisis sobre la política internacional del gobierno nacional (el cual será incompleto en este artículo, pero se pueden expresar las ideas principales). Desde los inicios de la gestión de la LLA han criticado a los países miembros de las BRICs (en particular, socios comerciales y financieros importantes como China y Brasil), han ido a numerosos foros internacionales a exponer los principios del libre comercio a pesar de haberse subordinado a los comportamientos de la gestión de Trump (a lo que refiere a aranceles internacionales) y han retirado al Estado de controles claves del comercio internacional. Respecto a los recursos económicos de nuestro país, a través de la Ley Bases han garantizado mecanismos de extracción de estos con beneficios extraordinarios a los capitales foráneos a través del RIGI. Es decir, un sinfín de políticas entreguistas de Estado que nunca consideran siquiera un mecanismo de acumulación de reservas internacionales.
Con lo explicado hasta aquí podemos enumerar los retazos de excusas que hacen a los parches de la retórica económica del gobierno nacional. En primer lugar, el gobierno nacional sólo mantiene su relato anti-Estado cuando tienen que justificar por qué se desfinancian sectores claves de la sociedad como lo son la salud, educación y ciencia y técnica. Esto se debe porque en la economía son fuertemente intervencionistas. Respecto a la política monetaria, el Gobierno es quien decide cual es la tasa de interés (es decir, no es un resultado del libre mercado de dinero). Se puede afirmar, que el enunciado “el mercado como asignador eficiente de recursos” es utilizado por el Gobierno como un eufemismo de ausencia del Estado para la sociedad. En términos de régimen cambiario, no hubo nada parecido a la dolarización prometida en campaña, sino regímenes que gozan de intervención estatal con la promesa de llegar a un tipo de cambio de libre flotación (es decir, determinada exclusivamente por el mercado), o sea, es una promesa distinta (es decir, otro parche) a la de dolarizar a la economía (y habría que ver qué tan deseable sería).
Sobre la acumulación de reservas, no hay mecanismos establecidos para que el BCRA acumule más allá del endeudamiento externo (que es el motor de la bicicleta financiera). Respecto al resultado fiscal, el Gobierno ha expresado en reiteradas ocasiones, que si hay superávit entonces no habrá ni inflación ni endeudamiento externo… Bueno, el 11 de abril nos enteramos de que era parte de un plan (la supuesta “segunda fase”) para acceder a un nuevo crédito del FMI (otro parche y van…). En términos de inflación, el entonces candidato a presidente Milei dijo que no iba a subir las tarifas (o sea, no quitar los subsidios) ya que primero dejarían que la economía crezca, así también los ingresos. Eso no fue lo que sucedió, hoy en día el peso de las tarifas en los ingresos de las personas es cada vez más que proporcional. Tampoco se prevé que para los próximos meses baje la inflación (por el contrario, se prevén importantes aumentos). En el plano de la recaudación, el Gobierno ha devuelto impuestos que habían sido quitados a las clases populares (como por ejemplo el IVA) y ya anunciaron el regreso de las retenciones al sector agroexportador para junio de este año, todo esto a pesar de las mutilaciones corporales anunciadas si se daban incrementos de impuestos. En fin, quizás, en vez de hablar de una retórica emparchada de pretextos deberíamos hablar de parches de pretextos con un poco de retórica, mientras la sociedad cada vez la pasa peor.