El gobierno de la Provincia de Buenos Aires decidió comenzar con el proceso de cierre y saneamiento de los 92 basurales a cielo abierto, en donde los residuos se tiran "sin ningún tipo de tratamiento". En su mayoría, los predios que reciben basura tienen "entre 15 y 20 años de antigüedad".

A partir del año pasado comenzaron las gestiones entre el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) y los Ejecutivos municipales para resolver esta problemática. Según informó a Diagonales el director provincial de Gestión de Residuos del OPDS, Walter Vega, "63 municipios bonaerenses firmaron los convenios de colaboración" y "con la respuesta de cada jurisdicción se fue conformando una especie de lista de espera".

La primera etapa que ya está en marcha involucra a los municipios de Junín, Balcarce, San Vicente y Azul. Sobre el proceso de selección de los distritos, Vega explicó que desde el OPDS "se priorizaron basurales próximos a rutas, que por incendios pueden generar accidentes viales, o por cantidad de denuncias de vecinos". 

Aunque destacó que hubo casos en que "municipios que tenían una priorización alta de parte nuestra, no había una predisposición por parte de la jurisdicción local de asumir los compromisos que se les venían solicitando y fueron desplazados por otros".

Sobre el cierre y saneamiento que ya se está ejecutando en Junín, San Vicente y Balcarce, y que aún está en etapa de licitación en Azul, el director provincial precisó que el tiempo estimado que llevarán las obras "es 4 meses, el plazo contractual", pero aclaró que "por cuestiones climáticas, al tratarse de un trabajo en los suelos, puede extenderse a 6 meses". Una vez realizadas las obras hay un período de mantenimiento pos clausura, que requiere un seguimiento de "por lo menos por los próximos 10 años".

En el caso de Junín, se trata del basural "más grande la Provincia" (25 hectáreas), y cuenta con 20 años de antigüedad. Según precisaron, allí invertirá una suma de 43 millones de pesos y se dispondrán los residuos en una celda transitoria, impermeabilizada, "para continuar disponiendo adecuadamente los residuos en el mismo predio", evitando la contaminación de las napas de agua.

En San Vicente el basural cuenta con 16 años de antigüedad y tiene una extensión de 8 hectáreas. En el municipio que encabeza Esteban Gómez, los residuos domiciliarios ya se tiran en el Ceamse, por lo que cierre será más fácil. La Provincia invertirá 14 millones de pesos y esperan que para octubre "el predio estará cubierto de pasto". 

En tanto, en Azul se encuentra "el segundo basural más grande la Provincia", según precisó el titular del OPDS, Ricardo Pagola. El predio que recibe residuos desde hace más de 15 años, "servirá para disponer los residuos de manera adecuada y con el tratamiento que requieren", también con la construcción de una celda transitoria.

Finalmente, en Balcarce, el basural tiene 16 años de antigüedad y se extiende en un terreno de 10 hectáreas. Allí la disposición final de los desechos se hará en una celda transitoria, con el tratamiento correspondiente, en un nuevo predio que una empresa local donó a la Municipalidad. Los trabajos de cierre y saneamiento del basural existente requerirán una inversión de 14 millones de pesos.

Según detalló Vega a este medio, existen "gestiones para conseguir fondos de Provincia" que permitan incluir este año a otro distrito en el programa.

Cómo será el proceso de cierre y saneamiento
Según precisaron del OPDS, las obras que se realizarán durante este año en los cuatro municipios bonaerenses "comprenden la reconformación y recompactación de los residuos dispuestos en el predio, para que ocupen la menor superficie posible". Luego se cubre la masa de residuos, con dos capas de suelo, una primera capa de baja permeabilidad, que evitará el ingreso de agua pluvial a la masa de residuos, y otra capa de suelo vegetal, para favorecer la parquización de su superficie.

En paralelo, se realizarán "pozos de extracción de líquidos lixiviados (los que genera la descomposición de los desechos) para extraerlos" y se instalan tuberías para liberar gases. Se harán además 3 pozos de monitoreo de la primera napa de agua subterránea, que brindarán información sobre la evolución del estado ambiental.

También se realizarán "canalizaciones, cunetas y alcantarillas requeridas para lograr una correcta gestión de los excedentes pluviales", para controlar condiciones de inundabilidad del predio y sus linderos.

Durante todo el proceso se restringirá y controlará los accesos al predio, con un alambrado y portón de acceso. Y se colocará una barrera forestal, que oficia de barrera visual, con especies aromáticas y de rápido crecimiento.