Bonaerenses por el mundo La ciudad jardín, Múnich
Por Marco Stütz de Villa Ballester
Buenos Aires, Octubre de 2011. De a poco empezaba a sentir que el verano estaba por llegar. Desempleado, sin un claro panorama a futuro, recibo una llamada de mi hermano (que vive en Múnich) para preguntarme por qué no viajo a Alemania a "probar suerte". Después de cinco llamados y mucho tiempo de reflexión, el día 20 del mismo mes, dejé mi tierra natal rumbo a Múnich.
Mi gran miedo era el idioma alemán. Por más que tuviera raíces alemanas, me tomó un año y medio aprenderlo; me había olvidado de lo poco que había aprendido en mi infancia. Lo primero que me llamó la atención de Múnich fue su verde, por algo es que le dicen "la ciudad jardín". No hay rascacielos ya que no tienen permitido edificar superando la altura de la "Frauenkirche" (iglesia-catedral) que, junto al nuevo ayuntamiento de estilo gótico, son unas de las grandes atracciones del centro de la ciudad.
La ciudad en sí, no es muy grande y su ritmo nocturno tiene un fin temprano. Por lo tanto bares y discotecas pequeñas cierran entre las dos y las tres de la mañana. Otras sin embargo, como las fiestas electrónicas por ejemplo, duran hasta las seis de la mañana. Todo comercio cierra sus puertas a más tardar a las 20 horas y los domingos están todos cerrados por ley, o sea que el famoso "andá al supermercado que me olvidé el...", no funciona aquí. La opción restante es aventurarse a encontrar una estación de servicio y pagar un sobreprecio por los artículos necesitados.
De todos modos esta ciudad me terminó enamorando, no me dan ganas de mudarme de aquí. Uno de los lugares más visitados de Múnich es el famoso "Englischer Garten" (jardín inglés) que es un pulmón verde con una superficie de 375 hectáreas en medio de la ciudad. Se halla a orillas del río Isar, data del siglo XVIII e incluso posee un simulador natural para practicar surf, dónde se puede observar un público latente y con temperaturas cercanas a los cero grados.
La red de transportes es muy extensa incluyendo medios como trenes, tranvías, subterráneos y buses. Otro medio de transporte preferido por los alemanes es la bicicleta. La ciudad cuenta con bicisendas, semáforos e incluso estacionamientos especiales para dichos vehículos. En verano es casi imposible circular en automóvil debido al intenso tránsito de ciclistas.
Mientras haga calor uno puede tranquilamente visitar y sentarse en un "Biergarten" (patio cervecero), debajo de los árboles y al aire libre. Las mesas son compartidas y uno tiene oportunidad de conocer a otras personas y beber juntos una cerveza.
Entre septiembre y octubre se conmemora uno de los festivales más populares de Múnich, el famoso "Oktoberfest" al que concurren en promedio unas seis millones de personas en el período de dos semanas. Visitantes de todo el mundo concurren a este multitudinario evento haciendo colapsar la infraestructura hotelera y gastronómica. Es sin duda alguna un suceso imperdible y altamente recomendable.
En estos cinco años he vivenciado mucho de esta maravillosa ciudad y su historia pero aún me queda mucho por conocer. Espero que ustedes también tengan oportunidad de visitarla y que les guste tanto como a mí.