Cuarenta y dos años de luchas y conquistas
Cada 24 de marzo es un día de lucha y de reafirmación de las disputas por las conquistas colectivas del pueblo argentino, acompañando a todo el movimiento de derechos humanos con la lucha ejemplar y primera de las Madres y de las Abuelas
Desde la Universidad Nacional de La Plata para este 42 aniversario se reafirma que los compañeros detenidos, desaparecidos y asesinados fueron 30 mil. Para nuestra institución, ese es un número simbólico, es un nombre que da identidad a nuestra lucha: la reafirmación de la necesidad de profundizar y acelerar la realización de los juicios a los genocidas responsables de los delitos de lesa humanidad y fundamentalmente, en el proceso de dar continuidad a la construcción de la memoria colectiva. Del mismo modo, la lucha por refutar fuertemente los distintos negacionismos y las expresiones de impunidad como por ejemplo, el intento de otorgar prisión domiciliaria a los genocidas: entendemos que tienen que ser juzgados por la justicia y tienen que recibir un castigo en prisión.
En ese sentido, la Universidad Nacional de La Plata, está llevando a cabo un proyecto colectivo que se llama el Mes de la Memoria y que involucra a una gran cantidad de actividades durante marzo y abril, de la cual participan las diecisiete facultades, los cinco colegios pre-universitarios, algunas dependencias administrativas y los tres gremios ATULP, ADULP y FULP.
La memoria abarca construcciones plurales y los sentidos se atribuyen en relación a donde uno decide pararse; por eso, nosotros como universidad en la lucha de derechos humanos destacamos fundamentalmente la herencia, consideramos que la memoria está vigente y se ha visualizado en los procesos de resistencia de los últimos tiempos.
Primero, se ha visto con la resistencia explicita ante el intento del presidente de modificar el feriado del 24 de marzo; luego, se enfrentó contundentemente con la masiva movilización cuando se evaluó el 2 por 1 y obviamente, se planteó resistencia en el sentido de los 30 mil desaparecidos ante las estadísticas que se intentaron colocar en el discurso del poder. Y también, se rebatió que no fue una guerra sucia, no abonamos a la teoría de los dos demonios, hubo un terrorismo de estado, hubo un conflicto abusivo y dramático de parte de fuerzas que integraron el estado en ese momento.
De todos modos, existen disputas de lecturas históricas que retroalimentan la construcción de la memoria colectiva en el sentido que nosotros la entendemos y no desconocemos que esta memoria es -como siempre- refutada como todo proceso de lucha histórica.
*Prosecretaria de DDHH – Universidad Nacional de La Plata