La opinión pública como eco de la política
La imagen del presidente y el cansancio en su base electoral y de apoyo político que está indicando la necesidad de adoptar nuevas medidas políticas
En estos últimos días circularon distintos trabajos sobre la imagen del Presidente Alberto Fernández. Y quizá en este terreno lo importante no es destacar qué dicen estos estudios, entre los cuales se encuentra el de nuestra consultora, sino lo que señalan a la esfera política aquello que manifiestan los ciudadanos.
En nuestro estudio la imagen actual del Presidente medida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 24 partidos del Gran Buenos Aires, tiene una valoración positiva del 60,9% y una valoración negativa del 22,9%.
Estas adhesiones son importantes, dado el contexto de crisis sanitaria y crisis económica, pero también de polarización política. Sin embargo, como veremos, la coyuntura actúa sobre el núcleo de apoyo que posee el Presidente en la opinión pública. En este caso, la opinión pública no es más que el eco de lo que está sucediendo en el conjunto de la sociedad.
El punto de partida para pensar lo que sucede en el núcleo de apoyo ciudadano del Presidente aparece si comparamos los datos obtenidos en agosto con el mismo estudio que realizamos en junio. ¿Qué pasó? Entre uno y otro estudio la valoración de la imagen positiva cayó solo un 4,2% y la negativa creció el mismo valor, 4%. Este dato implica que el Presidente cuenta con un apoyo importante en la opinión pública.
Es dentro del núcleo que se referencia en el Presidente donde se produce el desplazamiento más significativo. Así, pudimos observar un desplazamiento entre aquellos que tenían una imagen Muy buena del presidente hacia la opción Buena.
Los entrevistados menores de 39 años son aquellos que manifiestan este comportamiento. Por ejemplo, el 53,6% de quienes tienen entre 16 y 24 años en junio calificaban la imagen presidencial como Muy buena, pero en agosto este porcentaje es de 32,3%. Esto significa un desplazamiento del 22,3%. En el caso de quienes tienen entre 25 a 39 años el desplazamiento se ubica en 19,8%. Es decir, en junio el 45,7% calificaba con Muy buena y en agosto el 25,9%. En estos sectores el desplazamiento se produjo mayoritariamente hacia la opción Buena y por ello son ciudadanos que persisten dentro del núcleo de la opinión pública que valora positivamente al Presidente y constituyen su base de apoyo político y electoral.
El mismo comportamiento pudimos observar teniendo en cuenta la preferencia electoral de los entrevistados. Entre quienes votaron a Alberto Fernández en 2019, del mes de junio al mes agosto la opción Muy buena retrocede un 17,5%. Al mismo tiempo se observa un crecimiento del 19,5% de la categoría Buena. Es decir, en junio el 81,8% de los votantes de Alberto Fernández calificaba la imagen presidencial como Muy buena, mientras que en agosto el 64,3%.
¿Cómo leer estos desplazamientos? Podemos afirmar que la imagen del presidente se mantiene alta, sin embargo hay un cansancio en su base electoral y de apoyo político que está indicando la necesidad de adoptar medidas políticas que dialoguen y respondan a estos desplazamientos. El Presidente necesita buscar una identidad, recursos simbólicos y medidas de gobierno a largo plazo que lo proyecte más allá de la coyuntura signada por las medidas de salud comunitaria y las características valoradas por la ciudadanía que le permitieron el triunfo electoral del Frente de Todos como el consenso, la gobernabilidad y la moderación política.
Los tiempos de la crisis sanitaria parecen primar e inundar todo el espacio público, sin embargo el tiempo de la política debe adquirir mayor relevancia y un vínculo sensible con las necesidades sociales y económicas de la ciudadanía. En esta articulación de tiempos discordantes se juega la constitución de una identidad política nueva, que exprese la unidad de las partes que confluyen en el Frente de Todos. Quizá aquí se encuentre el núcleo problemático de la situación actual.
Pero pensar en una estrategia de largo plazo o una estrategia productiva, implica romper ciertos moldes. Y ahí es el terreno donde se pone en juego la fortaleza y la imagen del Presidente. Y como se sabe, el tiempo conspira contra la política.
*Lic. en Sociología (UNLP), Docente (UBA, UNLAM) y Director de Circuitos Consultora