Cuando sonó la campana del final, Brian Castaño y Erislandy Lara levantaron sus manos en señal de triunfo. Los dos creyeron que habían ganado la pelea, que  ponía en juego el título superwelter de la AMB. Sin embargo, la felicidad fue para el argentino que con un empate logró retener el cinturón y se metió de lleno en la élite del boxeo.

El juez Kevin Morgan tuvo tarjeta de 115-113 a favor de Castaño y John McKaie de 115-113 a favor de Lara. Julie Lederman concedió 114-114 y el empate provocó abucheos entre muchos de los 7.329 fanáticos reunidos en el Centro Barclays.

El campeón mostró su frustración porque -según él- debieron darle el triunfo debido a su actitud ofensiva en el cuadrilátero. Superó en golpes lanzados a Lara, 668 contra 301, pero tuvo un déficit: la efectividad. Acertó 78 más frente a las habilidades defensivas del cubano.

El ex campeón Lara (25-3-3) intentaba recuperar un título después de que perdiera el cinturón por decisión dividida ante el estadounidense Jarrett Hurd en abril pasado en Las Vegas.

Castaño (15-0-1) se mantuvo a la ofensiva contra Lara en el cuadrilátero y lanzó más golpes. Sin embargo, Lara respondió contragolpeando con su zurda precisa.

La guardia de Castaño, por momentos, parecía inexpugnable para Lara: absorbió muchos izquierdazos del cubano al principio del combate. Sin embargo, el veterano púgil logró penetrar la guardia del argentino a medida que avanzaba la pelea.

Cuando finalizó el combate el bonaerense le puso picante al duelo en los micrófonos de la TV y manifestó su enojo por el fallo de la pelea: "Fue un buen combate. Un choque de estilos. Sé que lo gané". Y fue más allá: "Me siento robado. Si quiere la revancha, se la doy".