Industria: claves para 2018
Qué podemos esperar y de qué depende su crecimiento. Qué sectores serán los que muestren mejor rendimiento
El 2017 cerró con una actividad industrial creciendo al 1,8%; una expansión que no llega a compensar el retroceso que mostró en 2016 (-4,6%) y que fue mostrando cierta desaceleración en el último trimestre del año, en la medida que la baja, base de comparación que implica el 2016 se fue normalizando. La evolución de la industria manufacturera es un dato clave en el panel de control de la economía argentina. De ella depende 1/5 del empleo formal asalariado (más de 1.200.000 puestos de trabajo) y salarios que superan en más de un 30% a la media de la economía. Tomando en cuenta estos elementos ¿qué podemos esperar de la industria en 2018? ¿De qué depende su crecimiento? Y ¿Qué sectores serán los que muestren mejor rendimiento?
Para empezar, podemos señalar dos drivers clave para la industria en 2018. Por un lado, la recuperación de la industria brasileña, que en 2017 cortó una racha negativa de 5 años y creció 2% interanual. Brasil es el destino del 32,4% de nuestras exportaciones manufactureras y una reactivación de la economía brasileña y de su industria resultan un factor de peso fundamental para los industriales exportadores locales. Las proyecciones presentadas por el Banco Central de Brasil esperan un crecimiento de la actividad económica de 2,7% y de 3,5% para la industria. La contracara de este factor es el impacto que pueden tener las importaciones de bienes de consumo industriales brasileños en el país ante la recuperación, que le pondrían presión a una situación comercial general de alto déficit (USD 8.471 MM en 2017) y con tendencia creciente (casi 1.000 MM en el inicio del 2018), con las importaciones creciendo más en cantidades que precios y exportaciones que muestran una lógica opuesta.
Y, por otra parte, la recuperación del ingreso real de los consumidores, que en 2017 avanzó cerca de 3,4% en promedio, sin recuperar de forma plena la caída de 4,5% evidenciada en 2016. Un mercado interno demandante es el facilitador de mejora en las decisiones de inversión y producción de los sectores. Sobre este punto puede abrirse una pregunta para otra columna ¿Qué tanto lugar habrá para la recuperación del ingreso real en el marco de negociaciones paritarias por debajo de la inflación esperada y de los esfuerzos que realiza el gobierno para morigerar el altísimo déficit fiscal?
Otros factores de crecimiento se posan en la capacidad de aumento de las inversiones. En este sentido, la recuperación de una política de tasas competitivas para el financiamiento productivo ante la eliminación de la LCIP sería muy importante para estimular las decisiones de inversión PyME. Este esquema hizo crecer en 8 años la participación de las PyMEs en el financiamiento productivo del 8,5% en 2009 a 15,1% en 2015. Siguiendo en el eje de inversiones, el dinamismo de proyectos de participación público privada (PPP) y sus eslabonamientos y un tratamiento rápido y efectivo de la Ley de Compre Argentino cuyo debate en el Congreso que está pendiente, se constituyen como dos opciones que pueden apuntalar la inversión.
El análisis sectorial
Entrando en el análisis sectorial, a la luz de lo ocurrido en los últimos meses podemos pensar una trayectoria probable del año actual. Los sectores que están liderando la recuperación son aquellos vinculados a la construcción, el agro y, en vistas de los desempeños de los últimos meses, la industria automotriz y el complejo químico. Sin embargo, los sectores PyME con ventas eminentemente mercado-internistas e intensivos en mano de obra, han mostrado un rebote menos dinámico. Aquí se listan textiles (sigue en fase contractiva), alimentos y bebidas, cuya importancia en términos regionales y de empleo es destacable y cerró el 2017 con una contracción cercana al 1%; papel y cartón y edición e impresión. En un nivel intermedio encontramos sectores como manufacturas de plástico e industria del mueble.
En 2018, los sectores más sensibles a la recuperación brasileña como el automotriz y ciertas ramas de la metalmecánica tienen buenas perspectivas; mientras que otros continuarán mostrando dificultades para quebrar la dinámica contractiva como textiles. Casos como los de la cadena de valor foresto-industrial (madera, muebles y celulosa y papel) que se encuentran trabajando condiciones de mejora de competitividad e inversión en mesas sectoriales con el sector público tienen el desafío de capitalizar las oportunidades que la exploración de nuevos mercados (construcción con madera, biomasa) y la posible recepción de inversiones tengan sobre el bloque. Transformar el potencial sectorial en realidad a través de la agregación de valor es un camino de mediano plazo, pero que puede mostrar reacciones en corto espectro. De la misma forma, aquellos sectores que transitan procesos de reconversión como el de productos electrónicos, muestran malas perspectivas en el corto plazo, aunque con heterogeneidades entre aquellas ramas dedicadas al ensamblaje, para las cuales se espera un fuerte retroceso, de las que concentran mayor integración en el proceso productivo, como línea blanca, para la cual se espera un rebote.
Bajo este escenario planteado, puede esperarse una expansión de la industria manufacturera de entre el 2% y 3% en 2018, dependiendo del vigor que muestren los drivers de crecimiento analizados. Para que el ritmo se sostenga y amainen las heterogeneidades entre los sectores manufactureros es condición fundamental la definición de una estrategia de política industrial de mediano y largo plazo que se corra del día a día y que brinde a los sectores industriales un marco menos propenso a los efectos de ciclo; incorporando aspectos fiscales y energéticos, de administración de comercio y de estímulos a la inversión real. En este sentido, las mesas sectoriales de distintos sectores, la ley de compre nacional y cierta desburocratización de trámites pueden mejorar condiciones micro, constituyéndose como factores de aprovechamiento de un mejor entorno macro en términos de consumo y financiamiento para la inversión, factores que aun deben consolidar su dinámica.
*Economista (UBA). Director Ejecutivo FAIMA. Docente UBA y UCES. Twitter: @lmoraalfonsin