Sorprendente final en el escenario del Mundial de Tango
El primer premio fue para una pareja de Avellaneda con una interpretación novedosa y el cierre de la decimocuarta edición
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo. ¿Viste? Salís de tu casa por Arenales, lo de siempre, en la calle y en vos. Cuando, de repente, de atrás de un árbol me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus. Medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de taxi levantada en cada mano. Pero sólo vos me ves, porque los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares. Vení, que así medio bailando, medio volando me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita y te digo ya sé que estoy piantao.
Con esta poesía de Ferrer y Piazzolla comenzaba la interpretación de los ganadores Hugo Mastrolorenzo y Agustina Vignau, con rostros de desgarro, caminatas largas, abrazos y firuletes en torno a una jaula; y un globo rojo que dejarían ir al cielo del Luna Park entre los aplausos y la ovación de los presentes, en lo que fue la final de la categoría escenario de la última noche de la decimotercera edición del Mundial de Tango.
Lo que hoy se ve claramente como un plus, tiempo atrás no lo era. Y lo quiero destacar para que se vea el cambio que ha tenido el mundial. Es una bajada de línea hacia un tango que se desprende del salón y tiene un poco más de sociedad contaba el bailarín nacido en los Polvorines; a la par que ella, de San Miguel, acotaba queremos darle personalidad, que es algo que nosotros tuvimos muy en cuenta porque lo aprendimos en teatro.
La pareja representaba a Avellaneda y se venían postulando desde el año 2011 con performances novedosas donde mostraban su formación en tango naturalmente, pero también en contemporáneo, clásico, y folklore en una vida que ellos califican un poco nómade en la que en algún momento fueron pareja más allá del baile y en la que hoy comparten una obra de teatro independiente.
Mientras, abajo en la primera fila estaba la mirada alegre y minuciosa de Amelita Baltar y María Nieves Rego, en un marco mayor de tangueros y aficionados de todas las edades que auguraban silencio en cada traspié y se levantaban en los finales de cada de una de las preparadas y minuciosas presentaciones realizadas por las veinte parejas que se disputaban el premio del jurado y del público, que también eligió un ganador.
Pero fue Hugo con su atuendo apagado y su cabello de un rubio fuerte, y Agustina con su belleza y delicadeza; en lo que pareció una puesta en escena teatral con una melodía maravillosa y una letra en la voz del Polaco Goyeneche, lo que generó intriga, sorpresa, satisfacción, emociones por la excelente comunicación de sus rostros que supieron dar color a las noches sobrias que tiene el tango.
Conocemos a la mayoría de las restantes parejas y son bestias bailando. Al margen de lo que han hecho hoy, sabemos como trabajan y son increíbles , dice Hugo enfático y emocionado. Y Agustina, cuenta que de parte de ellos hay una entrega absoluta hacia el trabajo, no solo por el mundial, sino porque hoy toda su vida y desde hace varios años está depositada en el escenario.
La sorpresa también comenzó cuando el quinto puesto fue mencionado para una pareja de Rusia, el cuarto para una de Italia y el tercero para una de Colombia; en un momento en el que muchos pudieron llegar a preguntarse qué pasaría con las parejas locales, si se reservarían los primeros lugares o esta vez los premios serían todos para extranjeros que en ediciones anteriores han recibido primeros puestos.
Pero como dice Agustina eso fue una locura hermosa y ahora los espera un viaje a París como parte del premio, pero que se completará con visitas a otras ciudades del mundo y participaciones en certámenes e invitaciones para enseñar y difundir lo que saben y mostraron anoche; de todos modos, ellos solo pensaban en su actual obra de teatro y en lo que pasaría cuando el Polaco dijese loca ella y loco yo.