Luiz Inácio Lula da Silva juró en el Congreso como nuevo presidente de la República Federativa de Brasil para el período 2023-2027. 

"Buenas tardes, pueblo brasileño. Mi gratitud hacia ustedes que enfrentaron la violencia política antes, durante y después de la campaña electoral", dijo Lula al dar su segundo discurso presidencial, esta vez desde el balcón del Palacio de Planalto. Con la voz quebrada, Lula reconoció que es “uno de los días más felices de mi vida”. 

Si bien no faltaron las críticas para la gestión de ultraderecha de Jair Bolsonaro, quien se ausentó en su asunción, señaló que va a "gobernar para 216 millones de brasileños, para todos y todas, mirando a nuestro futuro y no al pasado de intolerancia. Es hora de fortalecer los lazos de familia, que fueron rotos por tanto odio y mentiras, armamentos y bombas, no necesitamos de eso".

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"No hay dos Brasil, somos un único pueblo. Compartimos una misma virtud: no desistimos nunca. Siempre es el tiempo de repartir y la primavera ha llegado", expresó y remarcó que "es hora de terminar con el discurso de odio".

En una clara invitación a la unidad de Brasil dijo que “el pueblo brasileño necesita paz”. “Asumo el compromiso de cuidar de todos los brasileños y brasileñas y de acabar con el hambre. Sacaré a la gente de las colas en las carnicerías para pedir huesos para comer. Lejos de cualquier nostalgia, nuestro legado será el espejo del futuro de lo que vamos a hacer por nuestro país”, dijo Lula. 

Luego recordó su primera gestión como Presidente: "En 2003, en esta misma plaza, asumimos el compromiso de recuperar el destino del pueblo brasileño, para mejorar las condiciones de vida de las personas. El compromiso fue luchar contra la desigualdad y la pobreza. Acabamos con el hambre y la miseria, pero hoy, 20 años después, volvimos a ese pasado", lanzó.  Y agregó: “La desigualdad y la pobreza han vuelto, están de vuelta y es un crimen, el más severo contra el pueblo brasileño. El hambre es la hija de la desigualdad”.

Lula lloró al hablar de la pobreza tras la gestión de Bolsonaro: "Brasil ha vuelto a ser uno de los países más desiguales del mundo, hace tiempo que no se veía a tanta gente buscando alimentos en la basura o familias con hambre. Los niños deben estar en las escuelas, los trabajadores no deben exhibir un cartón diciendo que necesitan ayuda", expresó.

"Jamás hemos sido irresponsables con el dinero público, hemos honrado nuestras deudas, tuvimos superávit fiscales. No habrá gastos innecesarios y vamos a invertir en nuestro bien más precioso, que es el pueblo brasileño. Mucho de lo que hemos construido en 13 años fue destruido en la mitad de tiempo. Primero, con la destitución de Dilma. Luego, con cuatro años de un Gobierno cuyo legado negativo la historia no olvidará". A pesar de las críticas al exmandatario, Lula aseguró que "no estamos interesados en vivir en el pasado".

"Hoy la alegría vuelve a Brasil. Es una fiesta de la democracia", manifestó. Con respecto a la finalización de la gestión del líder ultraderechista, aclaró que "la pesadilla ha terminado".