Entre la liberación y el miedo: Los primeros pasos hacia la fase 5
Son alrededor de 70 los municipios bonaerenses que transitan la etapa de distanciamiento social, aunque con el temor latente de tener que retroceder en algún momento.
Con el comienzo de esta semana, nueve localidades de la provincia de Buenos Aires pasaron a la fase 5 de la cuarentena, ello implica dejar atrás el aislamiento para empezar a vivir la etapa del “distanciamiento social”. Ello supone la reactivación de varias y diversas actividades bajo estrictos protocolos de higiene y seguridad, luego de 21 días sin nuevos contagios por Covid-19.
A partir del lunes, los municipios de 25 de mayo, Adolfo González Chaves, Ayacucho, La Costa, Lobería, Navarro, San Antonio de Areco, Tres Arroyos y Villa Gesell pasaron a formar parte de las localidades bonaerenses que atraviesan la última fase de la cuarentena, aunque son conscientes de que esta situación es endeble y en caso de que aparezca un caso de coronavirus, se debe retrotraer a etapas anteriores.
Este fue el caso de Chivilcoy, Pinamar, Azul y Punta Indio que también en esta misma semana bajaron de la fase 5 a la 4, porque registraron casos en los últimos días. En las últimas horas, fue noticia la localidad de Bragado ya que era una de las que se encontraba en la última etapa pero tuvo que volver a fase 4, tras confirmarse un nuevo contagio.
Por su parte, aquellos municipios que atraviesan la etapa de distanciamiento social, empiezan a reanudar nuevas actividades como por ejemplo la venta al por menor de ropa, calzado y juguetes en comercios de cercanía con ingreso de clientes; las salidas de esparcimiento; y el consumo de alimentos y bebidas en los locales gastronómicos.
Además, se permiten algunos eventos culturales en el formato de transmisión remota y grabación de shows, actividades deportivas al aire libre, recreativas con distanciamiento social y sociales con distanciamiento físico de hasta diez personas.
Hasta el momento, los primeros pasos hacia la última etapa de la cuarentena, en general, han sido muy cautelosos. Un ejemplo claro de ellos, es Chacabuco que si bien está en la fase 5 desde hace 15 días, recién se empezó a implementar este miércoles. “Nosotros hemos hecho una fase 5 adaptada a lo que consideramos que los vecinos pueden empezar a probar”, contó el intendente Víctor Aiola, en conversación con Diagonales. “Seguimos con una circulación restringida hasta las 21 horas, después de las 20 se cierra toda actividad comercial y comenzamos con la realización de deportes y actividad física individual, al aire libre como puede ser ciclismo, pesca, salir a trotar”, explicó el jefe comunal.
“De a poco vamos liberando las actividades”, describió Aiola y agregó que en el caso de los restaurantes y confiterías “funcionan sólo de 8 a 20 y con todos los protocolos correspondientes”.
El intendente de Chacabuco remarcó la importancia de ser cuidadosos en estos momentos y aseguró que el pase a la fase 5 “lo hacemos con mucha cautela, sabemos que la situación es complicada y que si no cumplimos con todas las especificaciones y el distanciamiento social, lo más probable es que pase como en otras ciudades que han pasado a la última etapa y después de una semana, diez días, tuvieron que retroceder”.
La cautela del jefe comunal es entendible, dado que su comuna está cerca de otras localidades en las que han aparecido nuevos casos de coronavirus como Chivilcoy, Bragado y Salto. Por ello es que los municipios que transitan el distanciamiento social, siguen haciendo énfasis en los controles de ingreso a la ciudad.
En cuanto a una posible reactivación económica, Aiola también sostiene una posición mesurada y asegura que el proceso “es difícil y complejo”. En ese sentido, el mandatario puso como ejemplo el caso de Bragado y contó que “el porcentaje de gente que concurría a los establecimientos gastronómicos era un 30 por ciento de la clientela habitual, la gente por más de que tenga la posibilidad de salir, tiene temor y prefiere quedarse en su casa”.
Otro municipio que se encuentra en la etapa 5, es la localidad balnearia de Monte Hermoso. Su intendente, Alejandro Dichiara, conversó con este medio y describió viviendo esta nueva fase “con mucha tranquilidad y precaución, tenemos que tener todos nuestros cuidados y seguir todas las directivas de Nación y Provincia”.
“Hoy logramos tener la posibilidad de tener una vida comercial casi normal, con los locales abiertos hasta las 18 horas, y que las reuniones sociales de menos de 10 personas se realicen como máximo dos veces por semana”, contó Dichiara.
Además, el intendente destacó la importancia de los controles en el único camino de ingreso a la ciudad y explicó que “no permitimos entrar a nadie que no tenga domicilio en Monte Hermoso desde el 16 de marzo”.
En la localidad balnearia están permitidos los deportes individuales y náuticos, al aire libre, por ejemplo, pero no así los gimnasios y natatorios. “Como todo lugar turístico que tiene la estacionalidad muy marcada, en esta época del año en la que llega el coronavirus, no es la peor para nuestra ciudad” remarcó Dichiara. “Los comercios en general, en temporada baja están cerrados, entonces ahora solamente 3 restaurantes son los que han abiertos y dos confiterías, del total de aquellos a los que les ofrecimos abrir”, sostuvo.
Sin embargo, el jefe comunal admitió que “la actividad económica ha mermado” principalmente “por el hecho de estar cerrado el acceso a Monte Hermoso”.
Por su parte, el intendente de Rauch, Maximiliano Suescun, también se refirió a esta situación y sostuvo que la reapertura gradual de bares y restaurantes, permitió una pequeña reactivación en la economía, aunque aclaró “son cosas para pucherear, como decimos acá en el interior, la realidad es que nadie va a hacer plata ahora, pero sí pueden hacer un peso para pagar el alquiler y llevar la comida a su casa”.
En en el caso de Rauch, los locales gastronómicos funcionan tres veces por semana con mesas individuales o para grupos convivientes. “Por ahora, no nos animamos a más”, confesó Suescun, quien además aseguró “estamos viviendo una tensa calma”.
El mandatario contó, con cierta preocupación, que la población ya no cumplía tan categóricamente con los cuidados necesarios: “empezamos a ver gente que no usa el barbijo y tuvimos que reforzar los controles porque justo ahora no es el momento de relajar”.
Al igual que la mayoría de los jefes comunales de las ciudades o pueblos en fase 5, el mayor temor es que el virus de la pandemia ingrese por alguien que venga de otra localidad. “Vamos abriendo haciendo adentro y cerrando hacia afuera”, afirmó el intendente cuando se refirió a los controles en los ingresos a su municipio.
En esa misma línea, se expresó el intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera, en diálogo con el programa radial Aire Bonaerense, donde remarcó que “se hizo un buen trabajo controlando el ingreso a la ciudad y solo permitiendo la entrada a los que estaban habilitados”.
Al igual que sus pares, Barrera se muestra cauteloso a la hora de enfrentar esta nueva etapa y aseguró que estar en fase 5 “no significa que no tengamos que seguir teniendo cuidado, no nos garantiza nada”.
En el caso de la apertura de locales gastronómicos el intendente contó que “este fin de semana que pasó pudieron abrir bares y restaurantes hasta las 12 horas, que es el horario que habilitamos, y están funcionando con todos los protocolos y al 50 por ciento de la capacidad para respetar el distanciamiento.
En los relatos de los intendentes se expresa el temor al contacto con otras localidades que sí tienen casos de coronavirus confirmados, por ello los controles más fuertes están puestos en los ingresos y egresos de estas localidades. De esta manera, casi tímidamente, algunos municipios comienzan a vivir la fase 5 de la cuarentena, con una reactivación gradual de actividades, permitiendo de a poco las reuniones sociales, pero con el miedo casi constante hacia la posibilidad de que surja un brote o un nuevo contagio, y se tenga que retroceder en etapas.