Huellas con historias, San Miguel del Monte festeja 238 años
La historia de un pueblo de frontera, nacido entre los enemigos de los indios allá por 1779 en tiempos del Virrey Vértiz
Por el Prof. Alejandro Cortés
Historias de esfuerzo. Historias de amor. Historias de enconados enfrentamientos. Historia ... Nuestra historia ... El botón del traje de un glorioso sargento, la delicada porcelana del juego de té para el encuentro de las damas distinguidas, el noble metal de la espada que permitió al defensor defender sus sueños, los pisos de la fe y de la espiritualidad desafiante de la hostilidad del desierto ... La tierra ... La inmensidad. Todo va recobrando vida, encontrando su razón de ser, señalando el camino ... El camino por el que está transitando Usted.
Esta es la historia de un pueblo de frontera, nacido entre los enemigos de los indios allá por 1779 en tiempos del Virrey Vértiz. San Miguel del Monte Gargano surge desafiante mirando hacia el tumultuoso e indómito desierto. Un poblado de pequeñas y humildes viviendas, pobladores laboriosos que a la sombra de frondosos talas y tentadores montes frutales, van conformados una pujante y progresista comunidad.
Los primeros años de la vida en la frontera transcurren con los sobresaltos lógicos de una comunidad expuesta a los peligros de las constantes Malones y las dificultades, producto de las distancias y las malas comunicaciones con la principal aldea, la promisoria y atrayente Buenos Aires y su joya más preciada: el puerto.
Las actividades propias de un puesto de defensa militar, la vida en familia, las huertas y los primeros pasos de las actividades típicas del interior de Bonaerense, el trabajo de campo, el paso de las horas, las intercaladas con los contactos en las materas o las tertulias en las salas de estilo, propiedad de las familias más distinguidas del lugar. Tranquilidad, trabajo, tensión constante y muchos sueños, hijo variables claves para comprender nuestra historia.
Sin embargo, este ritmo de vida se vio alterado por algunos cambios al acercarnos a 1820, la figura de un prominente empresario saladeril, elige Monte, como centro de varias actividades económicas y para influenciar un proyecto gubernamental. Es Don Juan Manuel de Rosas. A partir de este momento, Monte será el centro de la escena nacional. Rosas es una referencia importante de los sectores federales y representa no solo un proyecto económico, la estancia como unidad de producción. Representa un proyecto político que se enfrentará durante más de tres décadas al proyecto defendido por el unitarismo. Unitarios y Federales, la clásica confrontación de nuestra historia a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, tiene como epicentro un rancho, característica vivienda de la pampa, la morada de Rosas en su Estancia Los cerrillos. Por qué pasa y se intensifica el enfrentamiento personajes influyentes de la época como Charles Darwin, Facundo Quiroga, Araoz de la Lamadrid; y desde allí se avanza hacia al sur en una campaña liderada por el propio Rosas en 1833, con el objetivo de celebrar la paz con los indios, el pueblo y los nuevos estilos de vida.
A la sombra de plátanos guardianes, acompañado por el aroma de los centenarios y el jardín por el rectángulo rectangular de nuestras calles, Usted puede grabar, como en un juego apasionante 238 años de historia.
Si detiene su marcha, reconocerá en cada esquina las huellas del tiempo ... Descubrirá las centenarias fachadas y la riqueza de la naturaleza, la impronta de todos aquellos que nos interesan por la historia.
El indio, su pasión y su garra. El gaucho y sus destrezas, las carreras de sortija, el caballo compañero de distancias en la pampa solitaria o el compañero para conquistar a una china.
Siguiendo las huellas del tiempo se encuentra con la casona del hombre de confianza de Rosas en Monte, el Carancho Gonzáles, un hombre, un mito, el arquetipo de la cultura de la frontera: rudeza y fortaleza.
El paso del tiempo se presenta ante la mirada expectante del visitante, como una vertiginosa sucesión de imágenes para detenerse en momentos especiales como la imponente Iglesia Parroquial de 1869, testigo de la pujanza de finos del siglo XIX o del Palacio Municipal de la década del '30 referencia de la riqueza agroexportadora de principios del siglo XX.
En ese recorrido uno puede detectar las huellas del aporte inmigratorio, irlandeses, italianos, españoles y muchas nacionalidades más.
Seguir las huellas del tiempo, es como dar vueltas las páginas de un libro de color sepia y encontrar en ellas, historias de vida, de progreso, del ferrocarril, del sur ... Usted está ahí, cada paso está acompañado del eco profundo del grito del indio, la melancolía del gaucho, las esperanzas de los inmigrantes, de la pasión enfrentada de los unitarios y federales, eco que desde las entrañas de la tierra, guía del recorrido.
Así es este lugar. Así es Monte. Un lugar especial. Un típico pueblo de frontera.
Hasta acá el relato lo hicimos acompañados. Desde hace un año la historia la escribe Usted ... La historia de un apasionado encuentro en la frontera.
* Actualmente Director de Cultura, Educación y Patrimonio de la Municipalidad de Monte