Demorada por una definición de candidaturas que se estiró hasta último momento, la maquinaria de campaña de UxP hasta ahora sólo ofreció tibios y descoordinados movimientos. Mientras el ministro-candidato avanza a pantalla dividida entre la gestión semanal y los encuentros de cercanía los fines de semana, el resto de la tropa oficialista parece más enfocada en sus propios objetivos que ordenada por una bajada de línea general que aglutine todos los esfuerzos hacia una misma meta. Mientras Máximo Kirchner se concentra en los territorios donde La Cámpora disputa internas y los intendentes de la provincia focalizan en sus distritos, el comando general empieza a delinear trazos de lo que aún no es la campaña unificada de UxP.

Está claro que el oficialismo descansó en alguna medida en lo virulenta de la interna opositora, que tampoco permitió un ordenamiento en JxC sino más bien todo lo contrario. Sin embargo, con el avance de las semanas y  la consolidación de los dos perfiles que llevarán a las PASO los campamentos cambiemitas, tampoco hay tiempo para perder. Con menos de un mes por delante, el Gobierno aún no parece lanzado de lleno al escenario electoral y en los territorios empieza surgir una demanda por estructurar los esfuerzos y la militancia.

En ese sentido, recién la semana pasada terminó de conformarse lo que será el búnker central de UxP. Ubicado a pocos metros de la Casa Rosada, un edificio de seis pisos en la calle Mitre será el epicentro de las decisiones que irá tomando el equipo de Massa junto a Wado de Pedro, Juan Manuel Olmos y otros representantes de las tropas K y M, asesorados por el catalán Antoni Guitérrez Rubí. Por allí ya pasaron representantes de distintos sectores y se definieron algunas de las primeras líneas y voceros habilitados para la campaña.

Entre jueves y viernes, un buen número de economistas y referentes del sindicalismo se dieron cita para discutir lineamientos generales de la economía y el mundo del trabajo de cara a la campaña. Ese será el formato en que se irá avanzando y para esta semana habrá nuevos encuentros enfocados en otros temas, como educación. Por lo pronto, ya se establecieron los primeros marcos discursivos y los designados para volcarlos al debate público.

Diagonales accedió a dos documentos internos con los que el equipo de campaña intenta comenzar a unificar acciones y discurso. El primero de ellos tiene que ver con la cuestión conceptual, y arranca con una pregunta para redefinir el perfil de la coalición gobernante: “Algunos nos preguntan por qué antes Frente de Todos y ahora Unión por la Patria. Por qué pasamos de TODOS a UNIÓN”. La respuesta tiene que ver con la experiencia recorrida y un cambio de contexto.

“Hace cuatro años, la gente y la realidad nos demandaban que estemos todos, que no falte nadie. Después de reencontrarnos, poner a un lado nuestras diferencias y fijar un horizonte común, dimos un paso hacia adelante y armamos la casa común de todos aquellos que queremos una Patria mejor: el Frente de Todos. Cuatro años después, seguimos todos juntos y juntas. Pero la realidad no es la misma que en el 2019” reza el texto. Y, como explicación a ese cambio de escenario, se enumeran los problemas que atravesó el FdT y que el oficialismo insiste con poner sobre la mesa a la hora del debate y la evaluación de su gestión: “Al desastre de Macri con una deuda impagable, se le sumó la pandemia, una guerra y la peor sequía que la Argentina vivió. Como si fuera poco, aquellos que fracasaron hasta hace poco y sus muletas vuelven a la carga con discursos vestidos de novedad, pero con olor a viejo”.

La polarización con las figuras del macrismo responsables tanto de la debacle 2015-2019 como también por haber sido parte del fracaso de la Alianza en 2001 será otra de las claves. En ese sentido, y pensando en agosto, el documento plantea que “esta es una campaña para salir a defender. No a un gobierno, no a una persona. Es una campaña para defender lo que pensamos, queremos y soñamos”. Esa posición defensiva tiene que ver con una evaluación más profunda: el poco tiempo para revertir las sensaciones negativas que la economía deja hoy por hoy hace necesario pensar la campaña en etapas y a largo plazo. Las PASO son un momento de resistencia frente a la embestida opositora, y el resultado de agosto podrá determinar la ofensiva de cara a octubre, donde UxP espera tener más laureles para mostrar.

Uno de esos logros se espera, y se necesita, más en el corto plazo. Finalmente se anunció que una comitiva de Economía viaja a EEUU a reunirse con el FMI, lo que hace suponer la inminencia de un acuerdo con el organismo que de una cierta estabilidad a la economía pre electoral. El cimbronazo de una pequeña disparada del dólar blue la semana pasada es un síntoma de lo que viene y el oficialismo sabe cuánto depende de que esa bomba no estalle antes de las urnas. Si hay acuerdo en las próximas semanas, se volverá un hito de campaña.

En ese sentido, el oficialismo mantendrá una línea que ya expresó el propio Sergio Massa la semana pasada, cuando declaró que economistas de la oposición operaban con el Fondo para evitar el acuerdo. “En esta campaña hay que salir a defender a la Argentina de quienes creen que somos un fracaso y van por el mundo hablando mal de su país. Porque, increíblemente, hay quienes quieren gobernar un país que desprecian” dice el texto de campaña. Y, frente a eso, le agrega una cierta cuota de mística: “esta campaña es la defensa de lo que nos genera orgullo, de lo mejor que tenemos, de lo que nos hace nosotros. Es la defensa de lo nuestro, pero también de lo que nos corresponde y de lo que queremos y podemos ser”.

El enfoque “avanzar o retroceder” jugará fuerte también en el discurso del peronismo. “Y Argentina va para adelante. No retrocede. Ni cuatro años, ni cuarenta” dice el documento interno, que también le da cuerpo al concepto de “la Patria sos vos”: “la Patria es nuestro barrio, nuestro club, nuestra cuadra, nuestra familia, nuestra mesa, nuestro esfuerzo, logros y sueños”. En esa delimitación del metro cuadrado reside también otra marca de la estrategia de UxP: poner en valor lo realizado por el oficialismo y que la ciudadanía puede percibir en algún plano de cercanía, como forma de oponerse a la sensación generalizada de desánimo y desorden que intentan construir la oposición y sus medios afines en torno a la situación económica.

Massa ya empezó a ejecutar esas líneas y, justamente, se lo pudo ver en las últimas semanas desde en mateadas con jubilados hasta inaugurando un club de barrio este domingo en Pilar junto al intendente Federico Achával. “La Patria es el amor por los clubes de barrio” fue el textual-título con el que el equipo del ministro-candidato difundió la actividad, en concordancia con las definiciones del documento.

Sin embargo, en el oficialismo son conscientes de que no pueden caer en una campaña que desconozca las dificultades que atraviesa el país y sobre las que la oposición hará foco permanente. En ese sentido, los primeros lineamientos generales juegan alrededor de la idea de gestionar y hacer frente a los problemas que Massa viene desplegando como un aspecto central de su perfil, y que fuera incluso reconocido por CFK con eso de “agarró una papa caliente”. “Sabemos que la cosa no está fácil. No miramos para otro lado ni nos hacemos los boludos. Trabajamos. Y damos la cara. Vamos a seguir así, trabajando, buscando soluciones a los problemas de cada argentino y creyendo en nuestra capacidad para salir adelante” expresa el texto de campaña, casi en modo discurso de candidato. Y cierra volviendo a distanciándose de la oposición: “Porque ahí hay otra gran diferencia: nosotros creemos en Argentina. Y hay que creer para crecer”.

Para plasmar estas líneas en el debate público, UxP avanzó en la definición de voceros y voceras habilitados de distintos sectores. Uno de ellos es el empresariado, con un largo listado de fuerte perfil productivo e industrialista en el que figuran Nicolás Palma (Asociación de Industriales de la provincia de Buenos Aires), Juan Fera (Marolio), Gustavo Weiss (Cámara Argentina de la Construcción), Claudio Drescher (Cámara de la Indumentaria), Horacio Moschetto (Cámara de Calzado), Sandra Rey (Confederación General Empresaria de la R.A) o Lin Tong (presidente de Fibras Argentinas).

Entre los candidatos de UxP también se estableció una lista de voceros/as. Forman parte de ella Cecilia Moreau, Juliana Di Tullio, Victoria Tolosa Paz, Paco Manrique, Santiago Cafiero, Luana Volnovich, Pablo Yedlin y Julia Strada. A su vez, otros funcionarios del gobierno que no son candidatos también serán voceros de campaña, como Guillermo Mitchell (Aduana), Diego Juliano (transporte) y Fernanda Ávila (Secretaria de Mineria).

La minería es uno de los ejes que viene trabajando con fuerza el massismo, y en ese sentido se inscriben otras de las vocerías de campaña. Los gobernadores Raúl Jalil y Ricardo Quintela, del norte grande minero del país, aparecen como los mandatarios provinciales designados para ser voz pública de UxP. También la Secretaria de Energía, Flavia Royon, y los empresarios Luis Vacazur (presidente de la cámara de proveedores de servicios mineros de la puna salteña), Matías Baglietto (proveedor minero y representante de la cámara de proveedores mineros de Catamarca) y Manuel Gómez Bello (presidente de la cámara de proveedores mineros de Catamarca).

En cuanto a la economía, los voceros y voceras del oficialismo dan la pauta de la alianza entre el kirchnerismo y el massismo. Silvina Batakis coordinó la primera reunión de economistas, y quienes quedaron nombrados como voces oficiales son Amado Boudou, Roberto Felletti, Martín Pollera, Mariano de Miguel, Karina Angeletti y Martin Di Bella.

Por parte del sindicalismo, pesos pesados como Gerardo Martinez (Uocra), Rodolfo Daer (STIA), Omar Plaini (Canillitas), Abel Furlan (UOM), Hugo Yasky (CTA de los trabajadores), Roberto Baradel (CTA de los trabajadores PBA), Sergio Palazzo (La Bancaria) y Walter Correa (Curtidores, ministro de Trabajo de PBA) son algunos de los designados como voceros de cara a la campaña.

En esas voces se buscará diversificar el mensaje y la llegada del perfil de campaña UxP, una forma de mostrar amplitud y pluralidad que el catalán Antoni Guitérrez Rubí denominó “coralidad”. Por ahora, el oficialismo no se subió con fuerza y unidad a ese tren coral, y quien intenta encabezarlo es el propio Massa pero atravesado por las complejidades de su doble función. Las primeras semanas tras su designación estuvieron marcadas por la intención de poner a la gestión en el primer plano de la campaña, algo que indefectiblemente deberá ir modificándose para lograr una mayor visibilidad y dado que este miércoles 19 comienza a regir la veda para desplegar actos públicos susceptibles de promover la captación del voto.

A esto se suman las jefaturas de campaña que quedaron en manos de La Cámpora. Concretamente la nacional, cuyo jefe es Eduardo Wado de Pedro, y la de la CABA, donde Mariano Recalde estará al frente. En la PBA, si bien no hay una designación única, Máximo Kirchner es parte de la mesa de conducción de campaña junto a otros representantes del kirchnerismo puro como Kicillof y Larroque, además de intendentes y referentes de peso en PBA. De esta forma, el massismo deberá coordinar una campaña en total articulación con la tropa cristinista, algo que todavía no se ve aceitado en los hechos, que comenzó tarde por una definición de candidaturas de último momento, pero que en el oficialismo se mira con el lente de una carrera largo plazo, con paradas en agosto, octubre y noviembre, que implicarán tácticas diferenciales dependiendo lo que haya enfrente.