“Berni y Bullrich se corren todo el tiempo por derecha, pero siempre le gana ella”
Diagonales conversó con Sabina Frederic sobre el desalojo en Villa Mascardi, la represión en La Plata y la actual política de Seguridad del Gobierno.
Para la ex ministra de Seguridad y actual titular de Cascos Blancos, Sabina Frederic, el desalojo en Villa Mascardi fue “un fracaso” que derivó “en una crisis política” para el Gobierno. En diálogo con Diagonales, afirmó que “se desandó un camino de diálogo” como solución de los conflictos por la tierra en el Sur que, dijo, están impregnados de “racismo” e “incomprensión” hacia las comunidades mapuches, “un problema que atraviesa a la sociedad argentina”. Además, criticó las declaraciones de Patricia Bullrich respecto a la intervención de las Fuerzas Armadas en seguridad interior, que atribuye a una “competencia a ver quién es más de derecha” con el ministro bonaerense, Sergio Berni. “Ella siempre le gana”. También hubo críticas a la política actual de seguridad del Gobierno.
Pasaron dos semanas desde el desalojo en Villa Mascardi, pero el conflicto sigue escalando. ¿Qué balance haces de la actuación de los gobiernos nacional y provincial hasta ahora?
-La intervención ha sido muy mala, y en particular el operativo de desalojo dejó consecuencias desastrosas para todos los implicados, incluida una crisis política con el recambio de gabinete, con la salida de Elizabeth. Fue un fracaso, porque no detuvieron a nadie y en cambio se sucedieron las situaciones de maltrato, de violación de derechos, que hoy persisten.
“Es un error juntar a las fuerzas federales con la policía provincial”.
Hubo una persecución posterior, que según denuncian las comunidades siguió, hay muchas personas pasándola mal, con frío, con hambre. Fue muy costoso y eso es lo que dificulta que se pueda armar ahora una mesa de negociación. Por otra parte, según mi punto de vista es un error juntar a las fuerzas federales con la policía provincial. La Policía de Río Negro es muy complicada, como la de la Ciudad tiene un efectivo desaparecido, y fue la que se quedó en el territorio cuando se retiraron las fuerzas nacionales.
¿Por qué se llegó a esta situación? Más allá de que hubo una orden judicial, que según el ministro Aníbal Fernández no se puede desoír, ¿podría haberse tomado otro camino?
-Si la jueza lo ordenó había que hacerlo, pero el problema está antes de la orden judicial. La justicia es perceptiva de las señales que da el Ejecutivo, en este caso la coordinación de los distintos ministerios, principalmente el de Seguridad. Hay que tener en cuenta que existen muchas presiones en el territorio, muchos intereses inmobiliarios, turísticos, que presionan.
“Existen muchas presiones en el territorio, muchos intereses inmobiliarios, turísticos, que presionan”.
Cuando nosotros vimos movimientos en el territorio, situaciones de tensión, o maniobras en torno a esas presiones, intentábamos intervenir para no llegar a lo que pasó, pero sí tuvimos que hacer inspecciones, como sucedió en 2020. También influye una ansiedad en los tiempos de los conflictos que no se corresponde con las dinámicas de las comunidades, hay una incomprensión. Que para mí, además, tiene que ver con el racismo.
La oposición, a través de algunos dirigentes como Patricia Bullrich o Miguel Pichetto, sigue insistiendo con que se trata de actos de “terrorismo”, lo que justificaría el uso de la fuerza y la trascendencia que tiene a nivel nacional todo lo que sucede en la zona.
-Esa es una postura totalmente racista, por un lado, e inútil, por el otro, porque quedó demostrado que no resuelve nada. Durante mi gestión se registraron centenares de denuncias por vandalismo, pero no se recogió un sólo indicio de que se tratase de terrorismo, ninguna identificación de los supuestos autores que demostrase algo así. Incluso hay cámaras que se colocaron en esos primeros meses de 2020, y aún así, tampoco se avanzó, nunca encontró a nadie más que a los “encapuchados”. Es un panfleto, peligroso según mi punto vista, pero un panfleto. Yo no descarto que además sean provocaciones, que sean grupos parapoliciales los que cometan estos hechos.
Precisamente, una de las primeras decisiones del Gobierno a principios de 2020 fue derogar el convenio del “Informe RAM” de Bullrich. Da la sensación de que ahora se optó por otro camino.
-Lo que se desandó fue el camino de diálogo que iniciamos cuando llegamos al Gobierno, con la idea de evitar en lo posible la violencia. Fue un esfuerzo gigantesco para articular posiciones, para acercarnos a la comunidad, visitar el territorio, interactuar permanentemente en mesas de negociación con sus representantes legítimos, también con la propia gobernadora (Adabela Carreras, de Río Negro) y varios ministros nacionales.
“Lo que se desandó fue el camino de diálogo que iniciamos cuando llegamos al Gobierno, con la idea de evitar en lo posible la violencia”.
En ese tiempo conseguimos que no haya cortes de ruta, que se reduzcan los hechos de vandalismo, se lograron avances y ahora lo que se ve es un retroceso. Los hechos de vandalismo, por ejemplo, se habían reducido drásticamente cuando se tomó la decisión de retirar a la policía local del territorio, algo bastante curioso, hasta sospechoso diría yo. De todos modos insisto en que no fue algo sencillo, nosotros derogamos las resoluciones de Bullrich y apostamos al diálogo, pero mientras avanzábamos había voces que por abajo, en la trastienda, nos desalentaban.
¿Del propio Gobierno?
-Sí, del propio Gobierno. Teníamos por supuesto el apoyo del propio Presidente y por eso avanzamos. Él veía el camino. Cuando me fui, la secretaria de DDHH siguió avanzando en ese camino, pero no fue unánime, está visto.
El desalojo se realizó sobre una propiedad del Estado de unas pocas hectáreas, sin embargo tuvo una trascendencia que otros conflictos abiertos por la tierra o similares, aún más importantes en magnitud, no tuvieron la misma trascendencia. ¿A qué se lo adjudicas?
-Mascardi es una parte de un conjunto más grande. Bariloche, por ejemplo, es una ciudad de un racismo atroz, que albergó y toleró a los nazis, hasta los convirtió en directores de escuelas. Niega absolutamente la preexistencia de las comunidades. Creo que ahí ya hay un problema serio, específico en esa zona, que lo hace particularmente complejo, porque se convive permanentemente con esa tensión, con esa discriminación.
“Nosotros derogamos las resoluciones de Bullrich y apostamos al diálogo, pero mientras avanzábamos había voces que por abajo, en la trastienda, nos desalentaban”.
También hay intereses rentistas y turísticos, a lo que se suman distintos fracasos de los sucesivos gobiernos de Rio Negro de integrar a las comunidades. No se realizó nunca como corresponde el relevamiento territorial que marca la Ley, tal como lo piden las comunidades. Neuquén, por ejemplo, han sabido cómo hacerlo, incluso fueron incorporados a los negocios turísticos de la provincia. Hay una suma de factores. Hay además mucha desigualdad, como la encontrás en varios centros urbanos del país, pero muy profunda en esa zona. Tuve la oportunidad de viajar en helicóptero entre El Bolsón y Bariloche y observar como los countrys desplazan cada vez a los barrios populares. Es fundamental que el Estado nacional se ocupe de todos esos temas, la desigualdad, las tierras, y cambie el enfoque porque es una bomba de tiempo: Chile lo transformó en terroristas, y ese fue el inicio de la situación que tienen hoy.
Tocaste el tema del racismo. ¿Argentina es un país racista?
-Es más difícil encontrar a alguien que no es racista que a alguien que sí lo es. No nos asumimos como un país racista, pero lo somos. En el caso de los pueblos originarios, durante generaciones han tenido que borrar su identidad para pertenecer. Es un racismo capilar. También hacia los pobres. Lo charlamos con Vicky Donda varias veces: el problema del racismo debería tener un lugar renovado, habría que ponerlo sobre la superficie. El peronismo hizo un esfuerzo gigante para integrar y darnos derechos a todos y todas, especialmente a ese sector popular, pero eso no es generalizado, no es una concepción que esté encarnada en todos y todas.
Bullrich dijo que si es presidenta va a utilizar a las fuerzas armadas si es presidenta. Pero lo más grave es que esa frase se pronunció en un contexto en el que se daba a entender que la sociedad hoy lo aprobaría, que algo cambió. ¿Tiene razón o está viendo su propia película?
-Para empezar, Bullrich convocó a una marcha en Bariloche para presionar por la represión y fueron dos gatos locos, así que no hay un movimiento popular que reclame nada por estilo. Además las fuerzas armadas no quieren hacer ese trabajo. Eso quedó demostrado en su propia gestión, cuando forzó un protocolo de derribo (aéreos) en las fronteras, pero nadie quiso aplicarlo. Las fuerzas no quieren hacer seguridad interna porque aprendieron y muchísimo con lo que pasó con eso, lo tienen claro. La ley de defensa es de 1988 y la reglamentación que hace Néstor en 2007 deja taxativamente cancelada esa opción.
“Lo que hace Bullrich es redoblar la apuesta, curiosamente cada vez que sale a hablar Berni…”
Salvo cuando se habla de terrorismo, por eso son peligrosos esos discursos. Pero no creo que vaya a suceder, tampoco creo que el radicalismo, que cuenta con ese capital desde el alfosinismo, lo permita. Lo que hace Bullrich es redoblar la apuesta, curiosamente cada vez que sale a hablar Berni…
Se corren por derecha…
-Se corren por derecha y gana siempre ella.
La continuidad de Berni sigue resultando incómoda, más aún después de la represión en La Plata.
-Es una vil copia de Bullrich, pero el gobernador es Axel. Este Gobierno, con todos sus aciertos y desaciertos, sigue conteniendo a un sector progresista. Hay un tironeo evidentemente. Entiendo que el presidente o el gobernador crean que ese tipo de figuras neutralizan por momentos esa furia agresiva de un sector de la sociedad, fogoneada por los medios, que pide mano dura. Pero después queda en la nada eso, Berni pide bajar la edad de imputabilidad pero nada más, se sabe de sobra que no trae resultados, además. Honestamente, creo que igual si se agudizan las desigualdades es muy difícil sostener una política de seguridad que mantenga contenta a la gente.
“Es una vil copia de Bullrich, pero el gobernador es Axel”.
Los homicidios dolosos bajaron, pero se sigue matando gente. El operativo en La Plata fue un desastre, se demostró que no hubo conducción. Dos policías de la Motorizada se mataron dos semanas antes viajando en la Ruta 3 luego de un choque contra el guardarail porque se quedaron dormidos, lo que generó mucho malestar. Ahí hay un problema con la obligación de hacer los adicionales en las canchas y la precariedad del trabajo, que los rinde. Hay que mejorar esas condiciones porque después no sabes por donde estalla.