De los más de 150 países que se expresaron este lunes sobre una resolución por los derechos de los pueblos indígenas en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Argentina fue el único en votar en contra. Así es: solo contra el mundo, el Gobierno de Javier Milei apareció como el único en rojo en la extensísima lista de estados votantes. El offside solo queda eclipsado por lo insólito de la situación: en su debut como canciller, Gerardo Werthein contradijo a Estados Unidos; error que le costó el puesto a su predecesora Diana Mondino. ¿Lo rajarán?

Al multimillonario diplomático se le dio todo como esperaba: a fines de octubre, se aseguró de que llegue a la Casa Rosada la noticia de que la ministra de Relaciones Exteriores de la Nación había votado a favor de levantar el bloqueo económico a Cuba y, por consiguiente, en contra del eje Estados Unidos – Israel, los dos países que favorecieron la continuidad de la sanción. La decisión hizo volar por los aires a Mondino y, casi de inmediato, catapultó la llegada de su sucesor, de máxima confianza del Presidente.

Werthein se apresuró a dejar su cargo como embajador argentino en Norteamérica y de un día para el otro se calzó las botas de Canciller. Pues bien: su debut llegó este lunes, pero no salió como se lo esperaban las fuerzas libertarias. Es que la gestión del diplomático se estrenó con un llamativo voto en contra de todo el mundo. Así es: la Argentina fue el único país de la ONU que se expresó en contra de una resolución sobre los pueblos indígenas, un proyecto que busca establecer un consenso internacional para proteger y promover los derechos de sus miembros.

El Gobierno de Milei dejó a la nación como el único en rojo en una lista integrada por más de 150 estados. Y, para peor, al expresarse en contra de la iniciativa la Argentina terminó en la vereda de enfrente de Estados Unidos y otros países como Alemania, Reino Unido, Italia, Países Bajos, Ucrania y Australia. Un debut inaudito para un Werthein que llegó de forma accidentada a la Cancillería y que, entre polémica y polémica, obliga a la pregunta de si no hubo algo más detrás de la estrepitosa renuncia forzada de Mondino.