Alerta Milei: un 80% de la sociedad cree que pagará el ajuste y rechaza caída de sueldos y jubilaciones
Un extenso estudio de Zuban Córdoba analizó el impacto de los primeros días del Gobierno. Paciencia y desconfianza para con la nueva gestión en cuotas similares. Mayor desacuerdo con las políticas económicas, mayor acuerdo con medidas simbólicas. ¿Cuánto hilo queda en el carretel?
Transcurrió la primera semana de mandato de Javier Milei al frente del país y, con más incertidumbre que certezas, ya comienza a trazarse un cierto horizonte a corto plazo para la sociedad argentina. Pasado el tiempo de las urnas, ¿cuánto acuerdo social existe en torno a los lineamientos generales que empiezan a conocerse de la nueva gestión? ¿Cuánto tiempo tiene el nuevo Gobierno para comenzar a mostrar resultados concretos? ¿Cuán consiente es la sociedad sobre la realidad que se viene y hasta dónde está dispuesta a soportarla? En torno a esos interrogantes y otros, la consultora Zuban Córdoba realizó un estudio entre el 13 y el 14 de diciembre para conocer las primeras impresiones de los argentinos sobre la nueva etapa. Aquí algunos de sus resultados más interesantes.
La imagen del Presidente aparece polarizada, con un 48,3% de positiva y 50,1% de negativa. Su compañera de fórmula lo supera levemente en ese aspecto, pero quien mejor posicionada está según el relevamiento de Zuban Córdoba es Patricia Bullrich, que tiene un 53% de imagen positiva contra un 45,6% de negativa. El timonel de la economía, Luis “Toto” Caputo, ya marca un contundente 57% de imagen negativa, de la cual un 42% es muy negativa.
Sin embargo, esto no se debe del todo al recrudecimiento de la crisis económica actual. De hecho, un 48,8% de los consultados responsabilizaron al gobierno de Alberto Fernández y CFK por los aumentos de precios de los últimos 10 días. Por otro lado, esto no debería enceguecer a la nueva gestión con su discurso de la pesada herencia: el 31,6% considera al Gobierno de Milei como responsable de la disparada de los precios, mientras que un 19% piensa que hay responsabilidades compartidas entre ambas gestiones. Si sólo una semana de asumir este es el escenario, la lógica indicaría que a medida que pase el tiempo y la inflación no baje y siga subiendo, rápidamente se irá agotando la excusa de la herencia como explicación.
En ese sentido, el estudio consultó por cuánto tiempo estaba dispuesta a darle la sociedad al nuevo Gobierno para que genere los cambios prometidos en campaña. Un núcleo duro del 32,6% respondió que está dispuesto a esperar todo el mandato, en línea con el voto propio de Milei en las PASO. Pero el 27,4% respondió tres meses, un 10,6% se inclinó por seis meses, y otro 9,6% por un año. Es decir, casi un 49% de la población está fuera del rango de entre 18 y 24 meses que pidió el Presidente como margen para que sus medidas den el resultado de encauzar la economía.
Ese grado de paciencia social frente al ajuste que se viene está muy marcado por la polarización, algo que se expresó en los acuerdos y desacuerdos en torno a enunciados referidos a los planteos de Milei. Si bien un 50% estuvo de acuerdo con el que Presidente recibe la peor herencia de la historia, un 39% se manifestó totalmente en desacuerdo. Y cuadro se profundiza al hilar fino. Ante la frase “no hay solución alternativa ala ajuste”, un 42,4% dijo estar totalmente de acuerdo y un 41,2% totalmente en desacuerdo. Y cuando se les consultó por si el único camino era el shock en vez del gradualismo, el 47% estuvo de acuerdo y el 47% en desacuerdo.
Ese escenario de polarización reviste un riesgo importante para Milei, que tiene que ver con la percepción sobre quién pagará el ajuste que el Gobierno propone como única salida al momento actual. Un 42,1% dijo estar totalmente en desacuerdo con la idea de que será la política quien pague ese ajuste, mientras que un 75% se expresó de acuerdo con la idea de que lo pagará la gente. Ante la pregunta sobre si las políticas que propone Milei perjudicarán “a vos o a tu familia”, el resultado fue contundente: el 78,8% respondió que sí.
Lo que hoy son percepciones en muy poco tiempo comenzarán a convertirse en realidades materiales para la sociedad, y la reacción ante ese contexto es algo a lo que el Gobierno debería prestar atención. Por ejemplo, el 72,4% cree que el Gobierno de Milei habrá más represión policial, el 59,5% más concentración de la riqueza, el 52,9% más especulación financiera, el 50,7% más pobreza y el 47,6% más deuda externa. A la inversa, un 49,2% cree que habrá menos educación pública, un 49,8% menos salud pública, un 50,3% menos igualdad y un 53,9% menos universidad pública.
Dentro de las políticas que La Libertad Avanza planteó, al menos retóricamente, el ajuste tiene un cierto consenso social que crece cuando se plantea como gradual y no de shock. Lo que más consenso consigue en el medición de Zuban Córdoba son las medidas de corte simbólico y que no afectan transversalmente al grueso de la sociedad. Por ejemplo, la eliminación de la pauta oficial por un año a medios de comunicación logro un porcentaje de “totalmente de acuerdo” del 57,7%; la reducción del número de ministerios a nueve, tuvo total acuerdo del 55,3%; el despido de empleados estatales, del 40%; y privatizar los medios públicos del 47,1%.
A la inversa, las políticas que afectan directamente al bolsillo recibieron fuertes rechazos. Un 41% estuvo en desacuerdo con la devaluación; un 46,5% se expresó muy en desacruerdo con el aumento de los servicios públicos; el 41,7% se mostró muy en desacuerdo con que aumente el transporte público por la eliminación de subsidios; mientras que la idea de que bajen los sueldos y las jubilaciones marcó un rotundo rechazo del 87,5%. Otras políticas, quizás no tan directamente ligadas al bolsillo pero importantes desde lo económico y lo simbólico, también fueron rechazadas: un 57,8% dijo estar muy en desacuerdo con tomar nueva deuda en dólares; un 43,1% afirmó estar muy en desacuerdo con que se paralice la obra pública; y un 48,9% con que se derogue la Ley de interrupción voluntaria del embarazo.
En relación a esos temas, Zuban Córdoba midió tres clivajes para monitorear hasta dónde continuará el apoyo a Milei. Frente a la posibilidad de que Milei aumente la luz, el gas y el transporte, el 47,1% dijo que lo seguirá apoyando mientras que el 50,7% expresó que no. Si Milei congelase los salarios y las jubilaciones en un contexto de hiperinflación, el apoyo caería a un 38,9% y el rechazo crecería a un 57,5%. Y, por último, si el Gobierno decidiera avanzar en privatizar la salud pública, sólo el 33% lo seguiría apoyando, en línea con su núcleo duro, mientras que un 61% lo rechazaría.
Todo este contexto traza la fina soga del equilibrio sobre la cual camina el nuevo Gobierno. Un 51,2% expresó tener entre mucho y algo de optimismo para con el nuevo ciclo político, mientras que un 46,3% se dividió entre mucho y algo de pesimismo. A la vez, un 50% se dividió entre expresar mucha o algo de desconfianza para con el Gobierno, y un 48,7% se repartió entre mucha y poca confianza.
Así está el contexto social ante el nuevo rumbo que empieza a tomar el país bajo el mando de Javier Milei. Entre las expectativas y la desconfianza, con un plazo no demasiado extenso para comenzar a exigir resultados, aceptando en cierta medida el ajuste pero poniendo reparos al shock y con mucha preocupación sobre la caída que sufrirán los ingresos. El Presidente hizo campaña y ganó las elecciones vendiéndose como un “experto en crecimiento, con y sin dinero”. Una vez ungido, se encargó de afirmar que “no hay plata”. Ahora deberá enfrentar el enorme desafío de congeniar esos dos planteos, administrando el ajuste para que castigue lo menos posible a una sociedad ya muy desgastada. Sino, el crédito social se le acabará rápidamente.