Se acercan las fiestas y, como cada año, el consumo popular es uno de los principales indicadores del estado de situación de la sociedad argentina. La consultora Scentia, que releva mes a mes unos 7000 puntos de venta entre supermercados y autoservicios, publicó un último informe en el que destacó que el consumo masivo tuvo un desplome del 20% comparado con el mismo mes del 2023. En lo que va del año la caída un 13,5%.

La explicación de brutal retroceso en el consumo de los argentinos pasa por la fuerte pérdida del poder adquisitivo de los salarios, que quedaron muy rezagados frente al aumento de los precios en el primer año de gobierno de Milei. Particularmente los alimentos tuvieron subas importantísimas en los primeros meses del año, y luego de una cierta calma recuperar la senda de los aumentos en las últimas semanas. Reflejos de esa situación son, por ejemplo, el 11,2% de caída en el consumo de carne vacuna con respeto al 2023, lo que marcó el peor registro para esa categoría en 28 años. O el retroceso del 9,2% en el consumo de yerba mate, marcando el menor desde 2017, o la caída del 11,4% en el consumo de lácteos.

El cuadro general de esta situación lo expuso el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que reveló que el 28% de la población se encuentra en una situación de “inseguridad alimentaria”. Para la casa de estudios, esa categoría se define como “la reducción involuntaria de la porción de comida y/o la percepción de experiencias de hambre por problemas económicos”. El nivel del 28% de la población en esa condición es el más alto desde el 2005.

En ese contexto la respuesta de los dos principales gobiernos del país, el nacional y el de la provincia de Buenos Aires, mostraron modelos antagónicos para afrontar esa situación crítica. Mientras que Milei reivindicó más de una vez el derecho individual a elegir morirse de hambre para justificar su postura de un Estado borrado de su responsabilidad en la asistencia alimentaria a la población, Kicillof robusteció en la PBA un sistema de asistencia que hoy funciona como una red de contención sin la cual millones de bonaerenses y argentinos estarían en una situación directamente de superviviencia.

EL MODELO MILEI: LIBERTAD PARA MORIRSE DE HAMBRE

La orientación del gobierno libertario es contundente. En materia de asistencia social y alimentaria Milei abandonó a los sectores más vulnerables de la sociedad a su suerte. Distintos números, indicadores y decisiones políticas ejemplifican esa postura del gobierno de la crueldad.

Un informe reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) determinó que el conjunto de los programas sociales cayeron un 45,6% interanual en noviembre contra el mismo mes del año pasado. Allí reside buena parte del ajuste que en campaña el presidente prometía que sólo afectaría a la casta política. Así se llegó en el primer semestre a una pobreza del 52,9% y una indigencia del 18,1%.

La Tarjeta Alimentar perdió un 14,3% de su poder de compra en términos reales en la comparación interanual según la OPC. Si bien la AUH sí aumentó considerablemente, el monto de esa asignación representa solamente el 7% del gasto en seguridad social. Si a la pérdida de la Tarjeta Alimentar se suman la del ex Potenciar Trabajo (hoy Volver al Trabajo) del 53%, la de las Becas Progresar del 64,2%, entre otras, se llega al 45,6% de recorte general en todos los conceptos de asistencia social.

En paralelo a esto, el Gobierno nacional retaceó durante prácticamente un año la entrega a comedores populares de alimentos que ya habían sido adquiridos por la gestión anterior. Con la excusa falaz e ideológica de eliminar intermediarios en la asistencia social, el oficialismo prefirió dejar que los alimentos se pudrieran acopiados en galpones en lugar de hacerlos llegar a los comedores, que hoy en día hacen malabares para atender a una demanda que se disparó exponencialmente.

Recién a principios de diciembre y tras casi una decena de fallos judiciales en contra la cartera que conduce Sandra Pettovello incorporó a la totalidad de comedores a la lista de los que pueden recibir alimentos por parte del Gobierno. Lo que quedó claro es que, si por Milei y los suyos fuera, el Estado no brindaría asistencia alguna, y que todo lo que se consiga en estos años en esa cuestión será a partir de la presión que pueda ejercerse desde la movilización popular o la justicia. La decisión política del modelo Milei es que cada quien sobreviva como pueda.

EL MODELO KICILLOF: ESCUDO Y RED

El gobernador bonaerense suele repetir en sus intervenciones que su gestión funciona como un escudo para proteger a los bonaerenses de los ataques del oficialismo nacional, y una red de contención para sostener a los caídos del sistema ante un Estado nacional desertor de sus responsabilidades para con la sociedad. Esa línea se materializa en la asistencia alimentaria casi como en ninguna otra temática.

El Ministerio de Desarrollo de la Comunidad que conduce Andrés Larroque publicó números de los esfuerzos extraordinarios que viene realizando la gestión bonaerense en las últimas semanas. En diciembre, mes de las fiestas, el Gobierno bonaerense duplicará los recursos entregados a través del Programa MESA (Módulo Extraordinario de Seguridad Alimentaria), que se complementa con el Servicio Alimentario Escolar (SAE).

Cada mes MESA entrega unos 2.069.000 módulos que acompañan a la asistencia alimentaria escolar que reciben unos 2.500.000 estudiantes. Este mes, la cartera que comanda Larroque entregará más de 4 millones de módulos MESA, completando una inversión de 50 mil millones de pesos. Sumando el SAE y MESA, la inversión total en diciembre alcanzará los $83.000 millones.

Ambos programas tuvieron dos actualizaciones en el año y acumulan un incremento presupuestario del 142%. La inversión anual llegará así a los $700.000 millones, con 2.5 millones de destinatarios para la asistencia en desayuno y merienda y 1.1 millones para comedor.

A su vez, y pensando en las mesas bonaerenses para las fiestas, Desarrollo de la Comunidad entregará en coordinación con municipios, organizaciones comunitarias, clubes de barrio e iglesias más de un millón de cajas navideñas compuestas de más de dos millones de pan dulces, budines, turrones y garrapiñadas. La inversión extraordinaria alcanzará los $12.573.370.500.

En un contexto de profunda crisis social y económica, el contraste de modelos de gestión resulta evidente y sobran números para ejemplificarlos. Del individualismo cruel del Gobierno nacional a la traza comunitaria y el Estado presente de la PBA hay un abismo de distancia. Un abismo que, seguramente, se pondrá en juego el año que viene cuando ambos modelos compitan en las urnas.