CFK pateó el tablero una vez más: Mafia, Estado paralelo y la incógnita sobre su futuro político
Tras el fallo del TOCF Nº2, la Vicepresidenta se despachó con otro discurso que puede pasar a la historia. Si no es candidata a nada en 2023, ¿cuál será el lugar de la principal líder popular de las últimas décadas del país?
Finalmente llegó el día tantas veces proclamado a uno y otro lado de la grieta. Aunque haya sido sólo el primer paso de un proceso judicial que aún deberá pasar por la Cámara de Casación y la Corte Suprema para tener una sentencia firme, algo que puede demorar años, el día del fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de CABA Nº 2 quizás sea leído en los libros de historia en el futuro como un día histórico: el del renunciamiento de la principal líder popular argentina de Perón en adelante. Esa es la puerta, impensada hasta hoy, que CFK eligió abrir con sus palabras.
Maestra en el arte de desconcertar a sus adversarios políticos, apenas unas semanas después de juntar 50 mil personas en La Plata y pararse en la cúspide del peronismo para hablar desde allí como posible candidata, la dueña de los votos expresó con una firmeza y una vehemencia que hacen difícil dudar de su decisión que no integrará ninguna lista el año que viene. A partir de allí, no hay certezas y crecen las preguntas en un mapa político que se ve una vez más revolucionado por una jugada inesperada de CFK.
El juicio por la causa vialidad comenzó en mayo del 2019 y la fecha no es casualidad. Como ahora, a meses de un turno electoral decisivo, el sistema que hoy CFK salió a denunciar con toda su potencia la sentó en el banquillo de los acusados con un objetivo que hoy, a casi 4 años y con una nueva elección trascendental a la vuelta de la esquina, quizás pueda sentir cerca de concretarse: correrla del centro del universo político argentino. La propia CFK lo dijo en su descargo esta tarde, los 6 años de condena no eran el principal objetivo de quienes impulsaron su juicio, sino la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos que también fue parte del fallo.
Pasaron 114 testigos, durante 117 audiencias, para que finalmente los jueces Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu determinaran que no existió una asociación ilícita, como planteó el “histriónico” (así lo calificó CFK) Fiscal Luciani, pero sí una administración fraudulenta en perjuicio del Estado, que le valió entre 4 y 6 años de prisión como condena y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos a casi todos los ex funcionarios juzgados. En sus palabras posteriores al fallo, CFK volvió a insistir en lo que planteó en anteriores ocasiones sobre la inconsistencia de condenar por administración fraudulenta a un Presidente, cuando la Constitución especifica que quien administra y ejecuta el presupuesto nacional es el Jefe de Gabinete.
Ese argumento de CFK y su defensa, sumado al hecho que los propios jueces hayan descartado la hipótesis de una asociación ilícita, hacen suponer que la Vicepresidenta quizás pueda tener cierto margen en la apelación que llevará la causa a Casación. Habrá que esperar, además, hasta el 9 de marzo para conocer los fundamentos del Fallo, fecha estipulada para la próxima audiencia por los magistrados.
Pero más allá de la condena, el principal saldo de la jornada de hoy es político. CFK habló cerca de una hora con una idea central, que ya se enunciaba en la descripción del link de youtube que La Cámpora comenzó a difundir minutos después del fallo anunciando el discurso de la Vice: “¿Lawfer? ¿Partido Judicial? Mafia y Estado paralelo” eligió como título el canal de CFK para sus palabras.
La Vicepresidenta realizó una crítica feroz a la connivencia entre el Poder Judicial, medios de comunicación y actores económicos, y llegó a decir que cuando habló de lawfer en ocasiones anteriores cayó en una desviación producto de su tendencia al estudio y las construcciones teóricas, que todo era más simple, y que el sistema en el que viven los argentinos es directamente una mafia y un Estado paralelo que decide sobre la vida, la libertad y el patrimonio de los ciudadanos. Para argumentarlo CFK recurrió a un extenso desglose de los mensajes de telegram del grupo entre jueces, funcionarios porteños y directivos del Grupo Clarín que trascendieron el fin de semana.
Enfática y potente, CFK recortó ciertos ejes para estructurar su lectura de los mensajes como un ejemplo del funcionamiento de esos “sótanos de la democracia” que alguna vez mencionara Alberto Fernández. Se detuvo en las menciones a la Policía Aeroportuaria y los aprietes que se mencionaban en el chat, rescató la idea de un periodismo “unificado y razonable” que los “huemules” pretendían operar, profundizó en la impunidad de los integrantes del chat para intentar encubrir las dádivas, las maniobras en el Consejo de la Magistratura, con la Fiscal de Bariloche y el instigamiento al falso testimonio a uno de sus hospedantes en Lago Escondido. Su larga radiografía de las conversaciones tuvo por efecto mostrar la podredumbre en los manejos turbios del poder por parte de quienes se saben dueños de las principales palancas.
Pero luego de poner una vez más sobre la mesa esas cuestiones, llegó lo más potente de su discurso. CFK dijo con todas sus fuerzas y los nervios de punta que el año que viene no será candidata a nada, que su nombre no figurará en ninguna lista para evitar que la manchen hablando de una candidata condenada, y que ese sistema podrido que describió podrá condenarla porque no tendrá fueros si es que alguien no le pega un tiro antes, financiado por algunos actores de ese mismo sistema.
Visiblemente conmovida, la Vicepresidenta pareció hablar en caliente y de ninguna manera es posible afirmar con certeza que cumplirá sus palabras de hoy, desoyendo el permanente operativo clamor por su candidatura y las múltiples muestras de cariños y afecto que recibe permanentemente por parte de la enorme porción de la sociedad que la considera la única alternativa para construir otro país. Sin embargo, no puede desconocerse que CFK no tiene el estilo, que si detentan otros políticos, de afirmar algo que sabe que no va a cumplir sólo como una salida táctica para un momento determinado. Entonces, surgen las preguntas.
Si no es candidata, ¿cuál será el lugar de CFK en el mapa político que viene? Resulta difícil imaginar a una personalidad tan preponderante como la de la Vicepresidenta, habituada a estar en el centro de la escena, dirigiendo desde afuera y sin un cargo concreto. En otras palabras, no parece muy verosímil la imagen de una CFK siendo Perón en Puerta de Hierro pero desde El Calafate. Además, a ese escenario hay que sumarle el hecho de que ya tiene una condena encima. Sin un cargo y sin fueros, imaginar a CFK interviniendo como actriz protagónica en la vida política argentina, con la amenaza permanente de ese sistema al que se enfrenta de profundizar el proceso judicial en su con y efectivamente meterla presa, también resulta al menos complejo de pensar.
Desde otro punto de vista, la Vicepresidenta puede haber llegado a la conclusión de que su centralidad, a la vez que ordena el espacio propio alrededor de su figura, también ordena todo lo que se para del otro lado de la grieta volviendo inviable el sistema político en su conjunto. Una apuesta por una renovación generacional, con el crecimiento de ciertas figuras de su propio espacio que hoy se ven tal vez eclipsadas por la suya, quizás esté también como una carta de su baraja. En ese escenario, CFK podría negociar una especie de tregua con el sistema que denuncia, corriéndose para darle paso a lo nuevo. Aunque también, la experiencia alrededor de sus acciones y su esencia política vuelve difícil pensarla una actriz de reparto.
Por lo pronto, en el peronismo hacen fila para repudiar el fallo del TOCF Nº2 y congraciarse con el liderazgo indiscutido e indiscutible de CFK. Desde Sergio Massa hasta el Movimiento Evita salieron expeditivos a manifestar su solidaridad y su apoyo para la Vice. A meses de un nuevo cierre de listas que cristalizará una reorganización del peronismo para los próximos años, ¿habrá una nueva pateada de tablero de la máxima estratega de la política argentina? Hoy por hoy, más incógnitas que certezas.