El debate en el Senado duró varias horas menos que el de Diputados y al menos eso fue algo para festejar. Salvo algunas excepciones, los discursos carecieron mayormente de argumentos a tono con la magnitud de un acuerdo con el FMI y por momentos rozaron el ridículo. Mientras que la oposición optó por una fuerte reivindicación de la política económica, el Frente de Todos prefirió bajar el tono de la discusión y sopesar su división interna, que quedó expuesta con la escasa participación de sus senadores en los discursos. 

Hubo comparaciones de Argentina con Zimbabwe y Camboya, metáforas de auxilio político (“somos los bomberos”) y sobre el rol del propio Fondo (“es como un centro de rehabilitación para adictos”). El tono general fue pesimista (“nos chocamos siempre con la misma piedra”) y abundaron las chicanas, sobre todo dirigidas a la vicepresidenta Cristina Kirchner, que estuvo ausente durante casi todo el debate. También la ligó Máximo (“lo dejaron solo al presidente, me da mucha pena”). No faltó el pedido de reformas neoliberales, como la previsional y la laboral, pero escasearon los análisis económicos de fondo. 

Diagonales seleccionó los tramos más jugosos -y por momentos, desopilantes- de los discursos de la jornada.

—El primero en dar la nota fue Julio Martinez (La Rioja) de Juntos por el Cambio. Antes del arranque del debate pidió una cuestión de privilegio para que se trate un proyecto de su autoría que propone “escuchar” al presidente ucraniano Volodímir Zelensky en el Congreso, de manera virtual. “Así nuestra gente va a poder conocer de primera mano sus vivencias, sus necesidades, y cómo nosotros podemos aportar en estos tiempos por la paz”. La iniciativa replicaba lo que Mario Negri ya había propuesto en Diputados.

“Y si alguno desea poder escuchar a Putin, sería bueno que ponga la cara, la firma en un proyecto como este y lo diga”, lanzó, en una chicana dirigida a Cristina Kirchner, que todavía presidía la sesión. “Se está excediendo en su tiempo, señor senador”, le respondió la vicepresidenta. 

Dos horas y media después, cuando le tocó exponer sobre el acuerdo, Martínez volvió a provocar al kirchnerismo: “Díganle a Maximo que escuche como (Martín) Lousteau (que lo precedió en la palabra) explicó como Macri destinó cada dólar que tomó para pagar la deuda de su madre, y el déficit que dejó su madre”, disparó. “Yo no lo voy a hacer porque no tengo tiempo”, cerró. 

SESIÓN ESPECIAL 17-03-22

—El discurso de Martín Lousteau (JxC, CABA), fue uno de los más aplaudidos por la oposición. Se centró en comparar la deuda asumida por la administración de Alberto Fernández con la de Mauricio Macri y se animó a citar nada menos que a la propia vicepresidenta. “Ustedes hablan de la fuga. Permítanme leer un mega best seller sobre la fuga”, dijo el senador y leyó un pasaje de Sinceramente, el libro de Cristina: “Néstor, haceme un favor y sacá la plata del banco y mandala afuera; estos tipos van a hacer un plan Bonex, ¿Saben como se llama eso?, pedir que alguien fugue”, chicaneó. 

“El 31 por ciento de la deuda que hoy tiene el país la tomó este Gobierno. Dos de cada tres dólares que tomó Macri fueron a pagar deuda anterior y el restante fue a solventar el déficit fiscal”, agregó. 

Antes, había comparado la posible entrada en default de argentina con otros países que lo hicieron en los últimos años: “Camboya, Nicaragua, Guyana, Chad, Vietnam, Sudán, Sierra Leona, Liberia, Tanzania, Perú, Jamaica, Honduras, Haití, Irak, Bosnia, Yugoslavia, Afganistán, Zimbabue, Perú. Ese es el conjunto de países que entraron en default con el FMI y todos tuvieron más inflación, tensión y conflicto social y menos crecimiento económico”, dijo. Uno de los discursos más picantes de la tarde. 

—El ex gobernador de Corrientes y senador por esa provincia, Maurice Closs (Frente de Todos), dijo que, aunque el acuerdo “traerá ajuste”, el plan económico del gobierno de todos modos “es piola”. Fiel a su estilo, remató su exposición con una metáfora por demás gráfica: “Ir al FMI es prácticamente meterte en un centro de rehabilitación para adicciones. Hay mucho control”.

Humberto Schiavoni (Misiones, Juntos por el Cambio) fue uno de los principales defensores de la gestión económica de Mauricio Macri, un camino que más tarde siguieron varios de sus compañeros de bloque. “Es mentira que los dólares se fugaron. Se usaron para pagar la deuda que dejó Cristina. Además, bajamos el déficit fiscal: CFK le dejó cuatro puntos y Macri lo dejó en 0,4”. Antes de cerrar, también apeló a una metáfora, dirigiéndose al Gobierno y a la aprobación del proyecto: “Necesitan de la oposición para esta ley como de un camión de bomberos”, dijo. 

—Otras que utilizaron metáforas al menos curiosas fueron la jujeña Silvia Giacoppo y la tucumana Beatriz Ávila (ambas de Juntos por el Cambio). La primera dijo que la oposición no iba a “sacarle el cuerpo a la jeringa, como se dice” (SIC) antes de confundir a Estela de Carlotto como “presidenta de Madres de Plaza de Mayo” (SIC). Ávila, por su parte, dijo que a los gobiernos como los de Cambiemos “los empujaron al club del helicóptero”. “Veo las sillas de La Cámpora vacías y veo que el Presidente está solo, muy solo, y me da pena”, cerró. 

Quien realizó una defensa de Máximo Kirchner fue el senador por Chubut Carlos Linares (Frente de Todos), que igualmente adelantó su voto positivo. “No entiendo los ataques hacia Máximo, que como otros compañeros tienen una mirada que hay que respetar y con la que fueron consecuentes”. 

—El cordobés Luis Juez (Juntos por el Cambio) estuvo lejos de apelar a su tono jocoso habitual. Por momentos se lo escuchó, incluso, solemne. “Yo había pensado decir algunas cosas… pero prefiero mantener esta sesión armoniosa. Detesto a los fanáticos. Nunca pensé que mi primer voto iba a ser para acompañar una decisión del Gobierno, pero me parece correcto que como oposición tomemos esta postura, para evitar sorpresas”, dijo, conciliador. Y cerró con una autocrítica: “Hemos fracasado como dirigencia política, siempre estamos tropezando con la misma piedra”.

—A su turno, la neuquina Silvia Sapag (Frente de Todos), hija del ex gobernador de Felipe Sapag, dio la nota. Fue una de las pocas en solidarizarse con Cristina por los piedrazos recibidos la semana pasada en su despacho y aclaró que, pese a que políticamente apoyaba el acuerdo con el FMI, se abstendría por “razones personales”. "Apoyo a este gobierno y creo que vamos a poder pasar los exámenes trimestrales que impone el FMI, por eso es que apoyaría este proyecto, pero por razones personales voy a adelantar mi abstención".

—La senadora Carmen Álvarez Rivero (Córdoba, Juntos por el Cambio) dejó a su turno un manual del pequeño neoliberal. “Tenemos que parar con tanto despilfarro, basta de gastar más de lo que tenemos. La prueba de eso es como se están yendo nuestros hijos del país”, dijo y pidió las reformas típicas: “Hay que innovar en lo laboral, repensar lo previsional y sincerar nuestra matriz energética”. 

—La chaqueña María Inés Pilatti Vergara (Frente de Todos) dejó quizás la frase más en sintonía con el sector del oficialismo que se opone al acuerdo. “El default tarde o temprano lo vamos a sufrir sobre las espaldas de los que ya hoy están sufriendo muchísimo. Todos sabemos lo que son las imposiciones del FMI, que son tremendos ajustes, y el pueblo argentino ya no está en condiciones de soportar un ajuste más”, dijo y adelantó que votaría en contra, y con tristeza. “Esta tristeza que me embarga es porque tampoco creo que votando este proyecto estemos salvando al pueblo argentino del default. Esto es alargar la agonía”, dijo.  

—”Mas allá de lo técnico, éste es un tema de sentimientos, muy parecido al aborto”, dijo Alberto Weretilnek, ex gobernador de Neuquén, al inicio de un discurso que parecía ir directo al derrape y terminó siendo uno de los más precisos en la descripción técnica sobre cómo llegó el país a endeudarse con el FMI durante el gobierno de Macri. “Fue una decisión de irresponsabilidad política y económica sin precedentes”, dijo.